¿El nuevo Juárez?

6

Signos

Con discursos de panfleto y aplaudidas militancias no se hacen ni los buenos liderazgos de Estado ni los justos juicios en los tribunales, ni con declaraciones de grandeza originaria (que las ideas de toda superioridad son medievales) ni de cambio de togas por taparrabos.

Las dirigencias necesarias no proceden de la demagogia -por la que insiste en extraviarse la Presidenta y donde no tiene carisma ni recursos de poder para el engaño-, sino de la eficacia probada, la pertinencia ética y la congruencia representativa en favor de la pluralidad, la neutralidad relativa y la justicia libre de prejuicios y selectividades.

No es un problema de clasismo, es un problema de valor. Tan corrupta podría ser la Piña que se va como el elegido que llega, indígena o no, para suplirla en nombre de un partido, de un propagandismo y un activismo que no llevaron a las urnas, sin embargo, en su favor, sino a un electorado ideologizado y diminuto.

SM

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *