
El minotauro
Por Nicolás Durán de la Sierra
Como si fuese una cuestión cíclica, la Diócesis Cancún-Chetumal de los Legionarios de Cristo otra vez va contra el “Ombligo Verde”. Para ampliar su catedral, sin aval ambiental alguno, devasta parte de esta área ecológica; de nueva cuenta se activó “Salvemos al Ombligo Verde”, colectivo que acudirá a juzgados federales para defender al principal pulmón urbano de la ciudad. Vieja historia.
Para la activista Katerine Ender, quien liderara la lucha para recuperar para la ciudad el Malecón Tajamar, tras agotarse los recursos jurídicos locales el camino que se avizora, como en la lucha civil anterior, es ir la justicia federal. Fue allí donde se logró ganar este importante espacio ambiental urbano el que ahora, de nuevo, está en la mira de la orden religiosa.
Para vecinos de las supermanzanas 33 y 34, parte del citado colectivo, de manera simultánea a los recursos federales, debe investigarse el mutismo de la autoridad local sobre todo ante la carencia de la Manifestación de Impacto Ambiental por parte de la diocesis. Aunque lo olvide el municipio Benito Juárez, El “Ombligo Verde” es un área protegida por decreto desde 2012.
Como antaño, la lucha tendrá que ser en lo federal, que en lo estatal es estéril, aunque se tiene que pasar por esta instancia para pasar a una mayor. Ni modo.
Y ya en materia de oficiales olvidos, sin duda el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones, y el reciente anuncio del ayuntamiento de una próxima jornada de limpieza masiva de sargazo de las playas de Cancún, lo ilustra bien. Este sábado, redes sociales al frente of course, personal hotelero y empleados comunales se darán a esta por demás peligrosa tarea.
Desde el punto de vista de la propaganda, eje motor, la idea suena bien, pero resulta que quienes participan ya en estas tareas ahora y el sábado ponen en gran riesgo su salud pues no tienen el equipo necesario (máscaras antigás y vestido aislante) que los proteja del vapor del dañino ácido sulfhídrico que genera la putrefacción de las algas, de lo que los científicos ya han alertado.
La comuna dirá que al menos algo se hace, pero lo toral es hacerlo bien, y no exponer la salud de la gente por no dotarla del equipo básico. La pose política lejos se halla de las jornadas que día a día resisten los empleados “no asimilados” (externos) que ganan tres mil pesos a la semana sin seguridad social alguna; las afecciones de la piel y las bronquiales, para ellos son frecuentes.
En su parte oficial, la comuna dice que las toneladas de sargazo recogidas serán llevadas a un relleno sanitario “que cumple con la NOM 083”, dicen, lo que reduce la efímera vida, en todo caso, de un tiradero colapsado que recibe casi 1500 toneladas de basura al día. La reciente “surada” el viento recaló en las playas de Cancún cerca de 800 toneladas del alga. El problema se complica.