El bestiario
Por Santiago J. Santamaría
¿Cómo logró inmunizar a su población contra la pandemia del COVID-19 antes de finalizar el 2021? “Inicialmente llegamos a tener en ideas y diseños más de 40 posibles variantes de candidatos vacunales. En todos los casos, basados en las plataformas tecnológicas con las que contamos en nuestras instituciones”, manifestó el presidente de BioCubaFarma, Eduardo Martínez Díaz. Los resultados fueron muy positivos, las vacunas ‘Abdalá’ y ‘Soberana’ demostraron ser muy seguras y lograron eficacias superiores al 90%. Otra pregunta se hacen los ciudadanos cubanos y quienes hemos vivido en este país de América Latina y el Caribe. ¿Qué hubiera sido de la isla si no llega a ser capaz de defenderse con sus vacunas de sello nacional? Ningún organismo internacional hizo llegar ayuda alguna a quienes protagonizaron una Revolución Socialista en 1959, todavía hoy vigente en el siglo XXI.
Por Santiago J. Santamaría Guturbay
No estamos ante una casualidad. El éxito de la biotecnología cubana responde a la experiencia adquirida, a lo largo de más de 30 años, explicaba en un artículo Eduardo Martínez Díaz. Toda esa experiencia acumulada en más de 30 años, detalló, ha servido de base para poder actuar con rapidez y llegar a tener vacunas seguras y efectivas contra el nuevo coronavirus, junto al diseño de una estrategia propia de cara a la COVID-19. Tres importantes inspiraciones hicieron posible esa nueva victoria de los ‘rebeldes’: la convicción aprendida del Comandante Fidel Castro Ruz y el General de Ejército Raúl Castro Ruz de que “sí se puede”; y el reto lanzado por el actual presidente cubano Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez de “trabajar fuerte para tener soberanía con nuestras propias vacunas y la capacidad de lucha y victoria de nuestro pueblo…”. La estrategia se basó en tres pilares fundamentales: el desarrollo alcanzado por la Industria Biofarmacéutica cubana, con gran experiencia en la investigación, desarrollo y producción de vacunas; contar con científicos y tecnólogos experimentados, comprometidos con la patria y la Revolución y la unidad e integración entre las entidades de BioCubaFarma y de estas con el Sistema Nacional de Salud”, aseguró Eduardo Martínez Díaz.
Dijo, además, que la estrategia fue concebida en equipo, con la participación de varias entidades y centros de investigación; conciliada con el Ministerio de Salud Pública y acompañada por la máxima dirección del país. “A partir de los resultados que se han obtenido podemos afirmar que la estrategia cubana de desarrollo de vacunas contra la COVID-19 funcionó, lo que nos permitió cumplir con el compromiso de inmunizar a nuestra población antes de finalizar el 2021 con vacunas propias”. También continúan trabajando en una nueva generación de vacunas contra la COVID-19 que incremente, tanto la efectividad en evitar la infección viral como su trasmisión. “La estrategia trazada sigue avanzando y tendremos nuevos resultados”. El directivo precisó que hoy la Industria Biofarmacéutica cubana fabrica ocho de las vacunas que se utilizan en el programa ampliado de inmunización, lo que permite una cobertura de vacunación cercana al 100%, con impacto significativo en la eliminación de varias enfermedades infecciosas y la reducción de la tasa de incidencia de otras. Entre ellas la vacuna anti meningocócica BC; la vacuna contra el Haemophilus influenzae tipo B; y la vacuna pentavalente contra la Difteria, el Tétanos, la Tosferina, la Hepatitis B y el Haemophilus influenzae tipo B. “Nuestras vacunas tienen prestigio internacional como lo demuestra que cientos de millones de dosis fabricadas en la Mayor de las Antillas han sido suministradas a más de cuarenta naciones”.
Más de un millón de cubanos resultaron infectados por la pandemia, recuperándose el 99,1%
El Ministerio de Salud Pública de Cuba -MINSAP- informó días atrás que más de 9 millones personas ya completaron el esquema de vacunación, con los inmunógenos Soberana 02, Soberana Plus y Abdala, desarrollados en el país. La dosis de refuerzo se ha aplicado a más de 6 millones de cubanos. Desde el inicio de la pandemia, se han diagnosticado con la enfermedad infecciosa más de un millón de pacientes, de los cuales se han recuperado el 99,1%. Científicos cubanos resaltan legado de Fidel en el enfrentamiento a la pandemia que llegó de China. En el encuentro virtual, organizado por la Secretaría Ejecutiva del Foro de Sao Paulo (FSP) y el Partido Comunista de Cuba (PCC), la doctora Marta Ayala Ávila, directora general del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, significó que el desarrollo científico impulsado por el líder de la Revolución, desde hace décadas, ha permitido que la mayor de las Antillas cuente con varios candidatos vacunales y tener la primera vacuna antiCOVID-19 de América Latina y el Caribe. “Abdala se sitúa entre una de las primeras en el mundo por su nivel de eficacia, y más de 10 millones de dosis han sido aplicadas a los cubanos, especialmente en grupos de riesgo”. Una nación pequeña, concluyó, demuestra que prioriza la salud de su pueblo y se dispone a ayudar a otras naciones hermanas.
Por otra parte, el doctor Vicente Veréz Bencomo, director del Instituto Finlay de Vacunas, señaló los avances de Soberana 02 y Soberana Plus, y el esfuerzo realizado por los científicos para lograr, en tiempo récord, una escalada productiva que ha permitido incluirlas en el golpe decisivo a la pandemia. “La presencia de jóvenes en todo este proceso nos permite afirmar que la Revolución cubana está en buenas manos”. El proceso de inmunización en el territorio nacional contra la COVID-19 ha permitido aplicar más de 11 millones de dosis de los candidatos Soberana 02 y Soberana Plus; así como de la vacuna Abdala. A ese esfuerzo de país se suma el hecho de que los cubanos se encuentran protegidos contra 13 enfermedades potencialmente mortales, y ocho de esas vacunas se fabrican en la Isla, según resaltaron los participantes en el encuentro que se transmite en directo en idioma español a través del canal de Youtube del Partido Comunista de Cuba.
En pleno ‘Período Especial’, tras la desaparición de la Unión Soviética, se apostó por la ciencia y las producciones derivadas de ella
Agustín Lage Dávila, asesor del Presidente de Biocubafarma, dijo que desde 1993, cuando Cuba se enfrentaba a la crisis económica de la década de los 90, tras la desaparición de la Unión Soviética, tras fracasar la denominada ‘Perestroika’ de Mijail Gorbachov, “el Comandante en Jefe definió que la ciencia y las producciones derivadas de ella debían ocupar el primer renglón de la economía nacional”. Eran tiempos del denominado ‘Periodo Especial’. La doctora Concepción Campa Huergo, científica e investigadora principal de la vacuna contra la meningitis B, calificó a Fidel de científico por ser preciso, exacto, perseverante, curioso, tener una actitud reflexiva, pensamiento crítico, e interés en hacer algo por la humanidad. “Fidel siempre nos transmitió esa fuerza poderosa que es el amor, su motivo para hacer ciencia fue dotar de tranquilidad y salud a los más desfavorecidos”, puntualizó la que es hoy directora del Proyecto de la Moringa Oleifera, una planta medicinal con múltiples beneficios y que el Comandante en Jefe destacó en innumerables ocasiones.
‘La visión futurista de Fidel Castro en el desarrollo de la biotecnología cubana”, es el título de un interesante trabajo de investigación de Beatriz Cuevas Haber, Olga Lydia Paz Figueroa y Oella María Haber Rivas, de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana y su Facultad ‘Manuel Fajardo’. Este trabajo me fue facilitado por un diplomático del Ministerio de Asuntos Exteriores quien desarrolló una etapa importante de su carrera en el Consulado de Cuba en la ciudad de Cancún, una década atrás, siendo homenajeado por la Universidad del Sur, por parte de profesores y alumnos.
‘Visión futurista’ de Fidel Castro en el desarrollo de la biotecnología cubana, una de las ciencias de mayor importancia en Cuba
La biotecnología constituye una de las ciencias de mayor importancia en Cuba. Con Fidel Castro al frente como su máximo promotor, tempranamente se decidió promoverla como una de las principales industrias del futuro desarrollo nacional. El presente trabajo se propuso argumentar la visión futurista de Fidel Castro en el desarrollo de la biotecnología cubana. Desde la fundación del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología y del Instituto Finlay, se ha logrado responder certeramente a varios de los acontecimientos que ocurren en el mundo y en el interior de la nación, relacionados con el tratamiento del cáncer, varias enfermedades virales y más recientemente con el enfrentamiento efectivo a la pandemia de la COVID-19. La biotecnología es una de las ramas de mayor desarrollo en Cuba. Medicamentos únicos de su tipo en el mundo, como el Heberprot-P, la vacuna CIMAVAX, así como la creación de terapias para el tratamiento de enfermedades del Sistema Nervioso Central, el cáncer, la hepatitis B o la meningoencefalitis, han convertido a Cuba en una potencia mundial. Su desarrollo constituye uno de los ejemplos en el cual se aprecia una conexión estrecha entre la ciencia, el desarrollo tecnológico, la economía y la sociedad.
En palabras de Agustín Lage Dávila, destacado científico cubano y uno de los precursores de esta ciencia en la nación, la primera empresa biotecnológica que se creó en el mundo fue Genentech en California, en 1976. Las empresas biotecnológicas norteamericanas fueron de la década de los ochenta y las europeas les sucedieron una década más tarde. La Revolución cubana entendió tempranamente la importancia de la biotecnología como un sector fundamental para la salud del pueblo cubano y el despunte de su economía. La semilla de todo estuvo en el pensamiento de Fidel Castro, quien en 1960 vaticinó que el futuro de Cuba tenía que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia. En 1980 comenzaron a darse pasos hacia la creación de importantes instituciones de investigación biomédica, incluidas dentro de un consejo de coordinación denominado Frente Biológico, creado en 1981. Una de sus primeras tareas fue la obtención de interferón (grupo de proteínas con propiedades antivirales). En 1986, Fidel fundó el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). En ese momento la biotecnología estaba siendo inventada en las naciones más avanzadas, y no en todas ellas. Fue la primera vez en la historia nacional, en que el país se incorporó a una rama de la industria, al mismo tiempo que era concebida. La necesidad de modernizar e incrementar la producción de vacunas en el país, condujo a la creación en 1991, del Instituto Finlay, organización científica responsable de su investigación, desarrollo, elaboración y comercialización.
“El futuro de nuestra Patria tiene que ser, necesariamente, un futuro de hombres de ciencia, de hombres de pensamiento…”
Una parte importante del éxito que exhibe hoy la biotecnología cubana, se debe al liderazgo y la visión estratégica de Fidel Castro. Su atención directa y diferenciada a las organizaciones, la audacia en las inversiones productivas y su cuidado constante por la calidad, el compromiso social y político del capital humano a laborar en el sector, fueron líneas claves del acompañamiento de Fidel, que condujeron a la consolidación de una industria innovadora, con capacidad exportadora. A partir de que la biotecnología cubana cumple con la línea de investigación más desarrollo, los autores se han propuesto argumentar la visión futurista de Fidel Castro en el desarrollo de esta ciencia en Cuba. Incursionar en el tema brinda la posibilidad de incrementar los argumentos para el entendimiento de la promoción y la prevención de salud.
“La biotecnología cubana tiene sus primeros antecedentes en el discurso de Fidel Castro, en el acto celebrado por la Sociedad Espeleológica de Cuba, Academia de Ciencias, el 15 de enero de 1960, en el cual pronunció la frase: ‘…El futuro de nuestra Patria tiene que ser, necesariamente, un futuro de hombres de ciencia, de hombres de pensamiento…’ A partir de ese momento se fueron escalando los peldaños, para convertir en realidad aquello que parecía un sueño. Esta original aventura científica comenzó en 1980 en una casa al oeste de La Habana, convertida apresuradamente en laboratorio donde jóvenes científicos recibían casi a diario las visitas de Fidel, con quien intercambiaban sobre sus logros y dificultades y compartieron sueños de convertir a Cuba en referente mundial de la nueva ciencia, en algo que parecía una ficción futurista para la pequeña Isla (…)’, según relata Agustín Lage Dávila A, quien fuera director del Centro de Inmunología Molecular durante 25 años. Tras el regreso del extranjero del grupo de científicos que pretendían conocer cómo se obtenía el interferón, en solo 42 días produjeron el medicamento, y así empezó el desarrollo de la industria de la biotecnología cubana en ese improvisado centro”.
Introducción de la epidemia del dengue hemorrágico en la isla por parte dela CIA de los Estados Unidos
Aquellos profesionales, bajo la dirección de Fidel, enfrentaron también la agresión biológica de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los EE.UU. en 1981, cuando la introducción de la epidemia de dengue hemorrágico, con una virulencia sin precedentes, afectó a más de 300 mil personas, de las cuales fallecieron 158 y de ellas 101 niños. Gracias a la estrategia combinada de saneamiento ambiental, la masiva y alta calidad de la atención médica, que incluyó el uso del recientemente obtenido interferón, se evitaron las miles de muertes con que contaba la CIA para desestabilizar el país y sembrar el terror entre la población. Esa fue la primera vez que en el orbe se aplicó ese tratamiento en gran escala contra una epidemia, lo que se corresponde con la propia concepción del líder de la Revolución, de vincular directamente a la atención médica masiva los aportes de la ciencia de punta, algo que era y es inalcanzable a los sectores populares, principalmente en los países del llamado Tercer Mundo e incluso al interior de las grandes potencias, en los sectores más desaventajados de la sociedad.
“Pero no fue solo un crecimiento o suma de actividades científicas, Fidel generó una política de desarrollo de la ciencia, la tecnología y la protección del medio ambiente impregnada de valores éticos, con un sentido humanista y de trabajo en equipo, de colaboración interinstitucional, de solidaridad internacional y de promoción de los diversos campos de la investigación científica, incluyendo las ciencias básicas, las ciencias técnicas y nucleares, y la esfera de las ciencias sociales y las humanidades…”. El 1 de julio de 1986 el comandante inauguró el CIGB de La Habana, institución de investigación científica destinada a la salud humana, las producciones agropecuarias, acuícolas, la industria y el medio ambiente que logró obtener el interferón recombinante Alpha y Gamma; el cual se comercializa en varios países del mundo y tiene efecto antiviral, inmunomodulador y antiproliferativo. Se utiliza para el tratamiento de enfermedades virales como la hepatitis B y la hepatitis C con interferón alfa 2b y ribavirina; así como para tratar a pacientes con cáncer. También en el CIGB se obtienen por vía recombinante, hormonas, proteínas, vacunas; se producen anticuerpos monoclonales y medios de diagnóstico. Igualmente aprovechan la biomasa y transforman células y cultivo de tejidos por medio de micro propagación y químico-enzimática.
Cuentan las anécdotas orales, que no pocos funcionarios y directivos tildaron de locura la creación del Polo Científico entre 1991 y 1992
Entre 1991 y 1992, cuando el país estaba abocado a otras urgencias de carácter económico y social, se creó el Polo Científico del oeste de la capital, dedicado a la biotecnología e industria farmacéutica, bajo la directa conducción de Fidel. Cuentan las anécdotas orales, que no pocos funcionarios y directivos de la época tildaron de arrestada locura la apuesta. El continuo desarrollo de la ciencia fue asumido por el comandante, como una tarea de defensa de la soberanía; al respecto explicó: “La independencia no es una bandera, o un himno, o un escudo. La independencia no es cuestión de símbolos. La independencia depende del desarrollo, la independencia depende de la tecnología, depende de la ciencia en el mundo de hoy”. Es en este período que se funda, primero como Centro Nacional de Vacuna Antimeningocóccica, el hoy Instituto Finlay. Esta institución científica cubana se dedica a la investigación y producción de vacunas. Creó y produce la primera y única vacuna efectiva contra el meningococo del grupo B, VA-MENGOC-BC y es considerado uno de los centros de mayor prestigio y reconocimiento a nivel internacional en su rama. Trabajar en la producción de vacunas clásicas, especialmente en las del programa ampliado de inmunizaciones (PAI), así como el desarrollo de vacunas combinadas han sido otras de sus misiones.
En 1994 estaban dadas todas las condiciones para que fracasara el sueño de un país pobre, de desarrollar una industria millonaria, reservada para unas pocas firmas en el mundo: no se tenía acceso a capital de riesgo, el mercado farmacéutico estaba cada vez más regulado, se ampliaron las obligaciones de protección por patentes impuestas como parte de la membresía en la Organización Mundial del Comercio y se resentían los nefastos efectos derivados de la reciente pérdida de los vínculos con la URSS y del reforzamiento de la hostilidad de EE UU. En tal contexto, ¿cuáles fueron las orientaciones estratégicas y misiones indicadas por el Comandante en Jefe? Cuando nadie preveía el papel relevante que podía significar para el futuro de Cuba el desarrollo industrial en el sector biotecnológico y farmacéutico, Fidel indicó: “Dar mayor alcance y jerarquía al desarrollo de la ciencia, las tecnologías de avanzada, la investigación, la obtención de nuevos medicamentos, vacunas y productos industriales. Crear la base tecnológica y productiva, con sistemas de calidad y control más avanzados. Integración entre las instituciones. Sistema de trabajo ‘a ciclo cerrado’. Selección política y técnica del personal que se consagraría al trabajo. Impacto en la salud y en la producción de alimentos en Cuba. Realizar gestión exportadora directa, para el logro de los recursos financieros necesarios que permitieran financiar sus propios gastos y lograr aportes crecientes a la economía nacional”.
La comunidad científica en el centro de la transformación de la sociedad, esa es una de las grandes originalidades de la Revolución cubana
Es ese uno de los ejemplos más importantes del alto vuelo y audacia de las proyecciones de Fidel en materia de desarrollo científico, que confirmó lo que Che Guevara había planteado en 1963, cuando reconoció la capacidad de Fidel “(…) para asimilar los conocimientos y las experiencias, para comprender todo el conjunto de una situación dada sin perder de vista los detalles, su fe inmensa en el futuro y su amplitud de visión para prevenir los acontecimientos y anticiparse a los hechos, viendo siempre más lejos y mejor que sus compañeros”. Esta opinión guevariana coincide con la del doctor Agustín Lage Dávila, quien plantea que: “(…) esa inmediatez del futuro es una condición ética; una condición en la que no basta con tener buenas ideas. Con las buenas ideas viene la obligación de implementarlas. La moralidad del político es esencialmente la coherencia entre el pensamiento y la acción, y eso tú lo ves en la ejecutoria de Fidel todos los días en cualquier campo. Creo que eso es lo que nosotros tenemos que aprender y transmitir a las nuevas generaciones. Debemos capturar e incorporar al pensamiento cubano grandes proyectos, grandes sueños, y a la vez, acciones concretas en función de esas ideas, que tienen que tener inmediatez (…)”.
En otra entrevista, Agustín Lage Dávilaexpresó: “Fidel, con su profunda convicción en las ideas, sembró en los científicos una ética, un sentido de participación social, de deber con las próximas generaciones; colocó a la comunidad científica en el centro de la transformación de la sociedad. Y esa es una de las grandes originalidades de la Revolución cubana. Ello fue posible por su visión integral de la sociedad, sus nociones de carácter sistémico, en las cuales la trilogía ciencia, cultura y educación no se conciben por separado; es que la ciencia cubana tiene su sello a favor de una ciencia para el mejoramiento humano, para y con el pueblo, guiados por los intereses patrios y con altruistas compromisos para el desarrollo solidario e internacionalista. Esa visión integral se traduce también en la multiplicación con creces, de la biotecnología a lo largo y ancho del país. El 25 de julio de 1989 el comandante inauguró el CIGB de Camagüey y en 1990 se fundó el CIGB de Sancti Spíritus.
Se impulsó en tiempo récord la producción de medicamentos y vacunas, una meta cumplida por la salud pública cubana
La pandemia de la COVID-19 ha significado un gran reto para la salud pública cubana, a la vez que impulsó en tiempo récord la producción de medicamentos y vacunas. En tal empeño estuvo involucrado el Instituto Finlay con 3 candidatos: Soberana 01, Soberana 02 y Soberana Plus.El CIGB presentó dos candidatos: Mambisa y Abdala; el primero aplicable de forma nasal. Todos esos proyectos están respaldados por patentes y fueron fruto del trabajo de numerosos investigadores pertenecientes al conglomerado BioCubaFarma. Con la biotecnología cubana se ha logrado una experiencia concreta, con más de 40 años de resultados científicos, desarrollo de tecnologías y la generación de nuevos productos. Existe visibilidad internacional creciente, con resultados reconocidos por importantes sectores académicos, científicos y revistas especializadas importantes; posee equipamiento de avanzada para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades; proporciona amplia cobertura de medicamentos genéricos y biotecnológicos de producción nacional, con un impacto directo en la salud del pueblo cubano y un impacto económico; presencia de productos en más de 50 países y transferencias de tecnologías en el marco de inversiones conjuntas en el exterior. Lo expuesto tiene como esencia un potencial humano que da todo lo que tiene, hace más de lo que puede y logra dar respuestas a las necesidades, aun cuando se hace intensa la premura. La dirección de la Revolución cubana percibió tempranamente la importancia de la ciencia como factor de soberanía nacional.
Los sucesos y resultados que se dan a partir de la fundación del CIGB y del Instituto Finlay, evidencian con creces la visión futurista de Fidel Castro en el desarrollo de la biotecnología, ciencia que ha logrado responder certeramente a los acontecimientos que ocurren en el mundo y en el interior de la nación; muestras palpables, son los logros obtenidos en tan corto tiempo por el Sistema Nacional de Salud en el enfrentamiento efectivo a la pandemia de la COVID-19. ‘La visión futurista de Fidel Castro en el desarrollo de la biotecnología cubana”, de Beatriz Cuevas Haber, Olga Lydia Paz Figueroa y Oella María Haber Rivas, es de lectura obligada, máxime en los tiempos difíciles que ocurren en el mundo, con la muerte de millones de personas y las economías que han provocado serios problemas de abastecimiento de alimentos y materias primas para las industrias. Cuba no ha sido una excepción. En una visita que realicé hace apenas unas semanas comprobé las graves dificultades que estaban afectando a la canasta básica de los cubanos, objeto de una campaña desestabilizadora dirigida desde Miami, Florida, y con el apoyo de Washington, contra el gobierno de Mario Díaz-Canel Bermúdez. La respuesta de los cubanos en el desfile de su Primero de Mayo fue contundente en apoyo a sus dirigentes. Todo esto me evocaba al ‘Período Especial’ que me tocó vivir durante mi estancia por temas profesionales en La Habana, Cuba. Una dirigente de Biofarma y exdirectora de un laboratorio farmacéutico no lejano a la Plaza de la Revolución, con la que me reencontré en el la Parte Vieja de la capital fue muy clara: “Nosotros fuimos capaz de hacer frente al ‘Período Especial’. Hemos pasado momentos muy difíciles en esta nueva batalla contra la pandemia y los enemigos del proceso revolucionario de Cuba, pero nadie nos va a arrebatar nuestra soberanía…”. Soberana y Abdalá son los nombres y apellidos de las vacunas contra el COVID-19. ‘Abdala’, de José Martí, es una obra de teatro de referencia en el independentismo de Cuba y uno de los textos clave del modernismo. La obra transcurre en Nubia, un país en el que, ante una amenaza extranjera, Abdala, el protagonista, decide ir a la guerra. Martí escribió esta pieza a los quince años… Abdalá es un nombre de varón de origen árabe que significa ‘servidor de Dios’, de uso frecuente entre musulmanes, aunque los cristianos de lengua árabe y siriaca lo han utilizado desde antes de la aparición del islam, no solo como antropónimo sino también como nombre de familia. El escritor e intelectual español Juan Goytisolo Gay, hizo mención constantemente a la figura de Abdalá, vivió en la ciudad santa de Marrakech, en Marruecos, junto a la plaza de Yamaa el Fna. Se levanta a escasos metros de la mezquita Kutubía, por lo que queda dominada por su alminar. Rodeando la plaza hay también varias mezquitas, más modestas, que acompañan a la Kutubía. Considerado como el narrador más importante de la Generación del último medio siglo XX e incluso el mejor novelista español de comienzos del siglo XXI, su obra abarca novelas, libros de cuentos y de viajes, ensayos y poesía. Fue colaborador del diario EL PAÍS. Emigró dela España dela Guerra Civil, del franquismo donde perseguido por su doble condición de comunista y homosexual. Tuvimos el placer de compartir una tertulia, con un té a la menta y unas pastas en la terraza del Café France… entre contadores de cuentos, maestros exponiendo sus enseñanzas, encantadores de serpientes, danzantes, dentistas, vendedores de zumos de fruta, acróbatas, escritores de cartas, aguadores… El 24 de noviembre de 2014 le fue concedido el Premio Cervantes, máximo galardón de las letras en lengua castellana. Amaba profundamente a España, también a Cuba y a su Revolución…
La ‘paz’ ciclónica de los últimos años hace sospechar que Dios no es de derechas sino de izquierdas
La comunidad cubana de Miami asistió de nuevo como convidada de piedra, a un cambio histórico en La Habana: el final de la presidencia de Raúl Castro, que cedió su puesto a otro compañero, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez. Con la fe en una caída súbita del régimen perdida hace décadas, en la capital de la diáspora cubana se ha consolidado un sentimiento de expectativas limitadas; pero la retirada del apellido Castro del primer plano, de fuerte calado simbólico, renueva su desgastada esperanza de transformaciones en la isla. Todos saben que ni los cientos de huracanes ni el ‘Período Especial’, desaparecida la Unión Soviética, fueron capaces de tumbar a la Revolución Cubana. La ‘paz’ ciclónica de los últimos años hace sospechar que Dios no es de derechas sino de izquierdas…, apuntaba un fiel antifidelistacastrista del restaurante Versailles de La Florida… En relación con el ‘Período Especial’ escribí esta columna de El Bestiario, meses atrás. Muchos vecinos de La Habana consideran que se han vivido durante esta pandemia del COVID-19 momentos más críticos que hace más de veinte años. Este es el artículo que escribí entonces…
Cuba logró convertirse en el primer país del mundo ‘libre de gordos’. Los habaneros y los santiagueros de entonces soñaban con ser gordos. Nadie quería ser flaco. Todos querían ser gordos. Parecía un mundo al revés. El cantante español Javier Gurruchaga, el de la “Orquesta Mondragón”, se inspiró en ese deseo reprimido de los cubanos para su canción donde loaba a las gordas. Esta canción, “Ellos las prefieren gordas” fue un éxito de ventas en España y en otros países europeos y latinoamericanos. Gurruchaga, donostiarra (nacido en San Sebastián, País Vasco), era visitador asiduo de las fiestas que se celebraban casi todos los días de la semana en la capital cubana. La más famosa, la que se conocía como ‘El Periquitón’. Era el lugar de encuentro de una auténtica ‘movida habanera’. El escenario, una amplia propiedad privada, ‘visitada’ más veces que menos por la Policía. No faltaba alguna que otra ‘bronca’ de gente pasada de tragos, donde algo tenían que ver los adulterados rones y los ‘terminators’ que se obtenían mediante alambiques y filtros caseros instalados ilegalmente en barrios como Marianao, La Lisa, Santa Fe, San Miguel del Padrón; Centro Habana, Diez de Octubre, Luyanó…, a partir de los alcoholes que se repartían en la ‘Bodega’, a la población para sus hornillos de cocina, muchos de ellos también ‘inventados’. Estos ‘tragos de la hostia’, como los bautizaban los gallegos borrachines, y conocidos en Cuba como ‘chipetrenes’ y ‘azuquines’, aparte de ‘arrasar’ las gargantas, los esófagos y estómagos de lo flacos cubanos, ofrecían un súbito ‘colocón’ al consumidor.
El agua era el producto VIP de las estanterías de las destartaladas neveras, en su totalidad norteamericanas
Algunos, llevados por el empacho etílico y por sus fiebres nacionalistas y antiimperialistas no dudaban en afirmar… “Esto es lo mejor de Cuba… Un día si prueban estos ‘chipetrenes’ y ‘azuquines’ los yanquis, olvídate de la coca en ‘la yuma’ y en el mundo mundial. Te metes tan solo un par de tragos y comienzas a bailar bajo las estrellas como si estuvieras en ‘Tropicana’….”. La falta de ‘jama’ aceleraba, como no, los ‘colocones’ de ‘El Periquitón’. No faltaban también fármacos como ‘parquisonil, ‘atropinas’ o ‘mercas’ -éstas últimas no eran más que anfetaminas, tranquilizantes, relajantes, ‘meprobamatos’, ‘diazepanes’… machados-. Se ‘expendían’ sin recetas en las amplias ‘farmacias’ instaladas y abiertas las 24 horas en todos los cuartos de baño y cocinas de las viviendas de Cuba. Comida no había en las ‘fridges’, pero sí medicamentos. ¿Qué hubiera sido de los cubanos sin ellos? La medicina preventiva desarrollada por los dirigentes revolucionarios, ostigados por el bloqueo enemigo que impedía disponer de material para desarrollar una medicina hospitalaria, tenían un efecto ‘terciario’: La hipocondria generalizada. Había que educar a la población a prevenir y estar atento a cualquier brote de dengue u otra epidemia, alguna inducida desde el vecino exterior del Norte. “No estábamos paranoicos. Pudimos demostrar en más de una ocasión que llegaban a regar con productos químicos nuestras casas y nuestras cosechas para jodernos. Esta gente de los gobiernos de EE UU tiene un lado no amable, no democrático. No les importa bombardear Bagdag y matar a miles y miles de civiles… y pasarnos imágenes, sin una gota de sangre, de colorines verdes, casi siempre nocturnas, como si estuviéramos jugando al Nintendo o al Play Station…”, nos explican varios cubanos.
Con ellos compartíamos un descanso tras ‘Andar La Habana’, como dice el historiador Eusebio Leal, sentados en los soportales del emblemático edificio ‘art deco’ de El Vedado, López Serrano… El agua era el producto VIP (el very important personality, el que más mea, el mocomgo achevere, el pincho…) de las estanterías de las destartaladas neveras, en su totalidad norteamericanas, usuales en Cuba antes del triunfo de la Revolución, y que habían aguantado firmes décadas de socialismo… “Si hubiéramos metido de repente un kilo de carne, de pollo o de pescado en esos frigoríficos -entenderá que hablar así era delirar en los noventa…-, estamos convencidos que se hubiesen quemado sus motores o hubiesen comenzado a reírse los ‘fridges’…”. Estos psicotrópico eran los ‘éxtasis’ y los ‘cracks’ del ‘Período Especial’ de la gente más ‘guapa’.
El personal que recibía el amanecer sentado en El Malecón, se solidarizó con el director manchego Pedro Almodóvar y su “Ley del deseo”
Pedro Almodóvar y sus chicas, entre ellas Bibi Andersen, hablando de ‘movidas’, protagonistas ellos una década atrás de la ‘movida madrileña’ en el barrio de Malasaña y en sus bares de copas como la “Vía láctea”, acudieron al encanto de ‘El Periquitón’. En una ocasión, hubo una redada y fueron trasladados a una estación policial. La popularidad de los ‘Almodóvar’ movilizó al personal de la Embajada de España. La detención se convirtió casi en secreto de Estado tanto en Cuba como en el país ibérico. La Isla, desafortudamente para Pedro y Bibi, disponía por entonces de unas ‘redes virtuales a lo cubano’, conocidas popularmente como ‘Radio Bemba’. Una historia verídica acaecida en una calle se convertía como por arte de magia en leyenda en apenas una cuadra. El personal de la noche habanera, que recibía el amanecer sentado en El Malecón, frente a la Fiat o al Hotel Nacional, se solidarizó con el director manchego y su “Ley del deseo”. Su detención era el ‘monotema’ esa madrugada. Hay quienes situaban a los españoles en prisión, cuando estaban ya en libertad, siguiendo su juerga en el corazón de El Vedado. Dicen que Bibi Andersen se enamoró ese día de un ‘jinetero’ tonto que vivía en plena Rampa, Asdrúbal, con quien convivió en Madrid durante años. Asdrúbal es hoy un cotizado modelo, ‘desfilador’ de la Cibeles. Bibi Andersen sigue trabajando en cine y en teatro. Y Almodóvar, estrenando. Todos ellos encontraron la marcha y libertad de antaño que se vivió en los primeros años de la transición en España, en las calles de la ‘dictadura castrista’, como gustan así calificarlas los dirigentes del Partido Popular de España, eufóricos al conocer por las encuestas que España quiere cambiar de Zapatero.
“Muchos españoles que no hablaban más que ‘mieda’ de nuestro sistema y dirigentes -eran un ‘faltaderespeto’- venían buscando una libertad en las relaciones personales que no la tenían en su país-. El sexo para nosotros es tan importante y necesario como comer y beber. Todos ellos arrastraban mil ‘historias’ sexuales, enfermas de un auténtico cáncer: la soledad. Venían a Cuba y no se sentían solos. Compartían nuestras fiestas y nuestras amistades. Muchos se enamoraron. Como ocurre en la vida, algunos matrimonios se mantienen después de muchos años y otros se rompieron. Estos ‘pepés’ españoles era los más ‘sorros’. Su discurso inicial en torno a los cubanos y cubanas tuvieron que guardárselo para su regreso a sus aburridas y somníferas reuniones partidistas en Castilla y La Mancha, Valencia, Madrid… Aquí hay putas y putos como puede haber en España. Pero podemos decir bien claro y con el orgullo que nos caracteriza que no tenemos periódicos como ABC, La Razón, El Mundo…, todos ellos de extrema derecha, con miles de anuncios de prostitución permitida por las autoridades. Detrás de los ‘puticlubs’ que se anuncian hay toda una red de trata de mujeres y esos lugares son propiedad de muchos ‘peperos’ que se han hecho millonarios explotando comercialmente el sexo… El sexo es algo natural no lo aderecemos con falsas moralinas. Quisiéramos ser sinceros. La comida superaba por goleada al sexo y al beber en los noventa. Todos soñábamos con ser gordos… No queríamos ser flacos. Todos queríamos ser gordos. En el mundo occidental no creo que hubiera un país donde la gente deliraba con la gordura…”, nos recalcaban nuestros confidentes cubanos.
Los fines de semana incursionábamos en la Habana campo hasta llegar al puerto de Batabanó, lográbamos viandas, carne y pescado
En aquellos años editábamos en Cuba la revista “Mar Caribe”, dedicada al mundo del mar. Sufrí en carne propia los avatares de ‘El Período Especial’. El dinero no lograba atraer a la comida. No había comida. Y la que llegaba, el Estado la repartía disciplinadamente entre la población. Los residentes teníamos también nuestra ‘cartilla de racionamiento’. Nuestra empresa mixta contaba con un ‘Lada Combi’, de color rojo. Los viernes le metíamos una ‘mentira piadosa’ a nuestro director, Rolando Díaz Aztarain, quien fuera jefe de la Marina de Guerra de Cuba y ministro de Incautación de Bienes Malversados del primer gabinete revolucionario. “Vamos a hacer unas visitas para captar publicidad”. Tomábamos la dirección contraria, adentrándonos en la Habana campo hasta llegar al puerto de Batabanó, al sur de la Isla. En nuestra clandestina excursión lográbamos surtirnos de viandas, carne y pescado. Compartíamos parte del ‘botín’ con Rolando, diciéndoles que en la Habana Vieja, los camiones de la EJT (Ejército Juvenil del Trabajo) habían repartido entre la población algunos víveres. Antes de nuestro regreso a la oficina, limpiábamos de tierra roja al rojo ‘Lada Combi’, al que habíamos reconvertido en un ‘camión de abastos’ para no ser descubiertos por nuestro director, ya fallecido a quien recuerdo con mi amigo, el que fuera exembajador de Cuba en España, Gustavo Mazorra; Antonio Núñez Jiménez, quien protagonizara una expedición “ desde 1987 a 1988, en la que se recorrieron veinte países a través de los ríos Napo, Amazonas, Negro y Orinoco y luego por el mar de las Antillas. También escribía con nosotros el científico Jorge Ramón Cuevas, director del programa de la Televisión Cubana , “Entorno”.
Nosotros éramos unos privilegiados. Estos ‘suministros’ en la provincia de La Habana nos relajaba a la hora de ejercer de obligados ‘Granjeros, últimos modelos’ -nombre de una serie norteamericana de televisión, popular en aquellos años-. En la mayoría de las casas, los cubanos y sus mascotas compartían sus espacios vitales con media docena de pollitos. El Estado, ante la difícil situación alimentaria, repartió a las familias estos animalitos para que se criaran y sirvieran de aportación de proteínas. Por entonces hubo serios problemas entre la población, provocados por la falta de vitaminas. Los cubanos recuerdan la ‘neuritis óptica’. El Ministerio de la Salud Pública repartió entre la población concentrados vitamínicos bajo las denominaciones de ‘Polivit’ y ‘Multivit’. Sus grageas eran de color amarillo. Nunca me pudiera explicar muy bien lo que les diferenciaba. Era una novedad que un casi idéntico producto se ‘comercializara’ bajo dos nombres, en el país de los medicamentos, refrescos, yogures, mermeladas…, todos ellos ‘genéricos’.
Los amarillos ‘Polivit’ y el ‘Multivit’ sirvieron para acompañar el arroz ante la ausencia de azafrán y otros condimentos
Varias amistades de entonces me aclararon la diferencia entre el ‘Polivit’ y el ‘Multivit”’. “Polivit se compone solo de 3 vitaminas (B1, B6 y B12) y el Multivit se compone de esas 3 vitaminas en otras concentraciones, mas vitamina E, vitamina C, hierro, y muchas más de ahí su nombre de Multi (múltiples) vit (vitaminas). El color está dado por su composición en la vitamina B12 mientas mayor es su concentración su color tiende a rojo y el amarillo es la mezcla de ellas en igual concentraciones…”. El Estado se sobrepasó al repartir estas vitaminas. Los habaneros no sabían qué hacer con tanta vitamina. Enseguida encontraron otras aplicaciones para el ‘Polivit’ y el ‘Multivit’. Su color amarillo sirvió para acompañar al arroz amarillo, ante la ausencia de azafrán y otros condimentos desaparecidos como eran los de ‘Gallina Blanca’ o ‘Vitanova’. Hasta el arroz blanco que acompañaba a los frijoles dormidos se ‘achinó’.
Los pollitos sobrevivían con las pocas sobras que restaban en los calderos. Los dueños de la casa ampliaron la utilización de los complejos vitamínicos, atiborrando a las aves con ellos. Lo que no calcularon bien los cubanos fueron las dosis adecuadas para los pollitos. Les despertó de tal manera su apetito que éstos arrasaron con todo lo comestible a su alrededor. Hasta los perros huían de ellos. Muchos abuelos siguen todavía buscando sus dentaduras postizas y prótesis que refrescaban en vaso de agua. San Lázaro y otros santos se quedaron sin frutas en sus altares. Las hojas del diario ‘Gramma’, sufrieron los picotazos, mejor destellos de los pollitos quienes no respetaban ni al órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Los resultados: los pollitos, en apenas tres meses, parecían ‘avestruces’ del Caribe. La hora de la verdad no tardó: ¿Quién mataba al pollito?, era la pregunta. Muchos de los pollitos llegaron hasta su Tercera Edad como integrantes de pleno derecho de la unidad familiar, ante la negativa unánime de los niños a sacrificarlos. En otros casos, los cubanos más prácticos, intercambiaban los ‘avestruces’ con otros vecinos y cada uno se comía el pollito del otro. Los más jóvenes recuerdan el sufrimiento que la muerte obligada de sus ‘hermanos’ les acarreó. “Mi primera experiencia vital con la muerte de un ser querido la tuve aquellos días tan tristes del ‘Período Especial’…”, nos recordaba Rita, una amiga cubana directora de un laboratorio farmacéutico.
Una legión de veterinarios e incluso de cirujanos hospitalarios realizaron ‘operaciones’ para dejar a mudos a los ‘porkys cubanos’
No solo los pollitos fueron los nuevos miembros de la familia impuestos por el ‘Período Especial’. Hubo otro más importante y de mayor tamaño, el puerquito, al que se alojaba en la bañadera de la casa. En principio nadie protestó, pero llegaron los malos olores, las infecciones… instándose a los vecinos a desprenderse de los gorrinos. La mayoría de los propietarios de esta ‘joya de la corona’ no siguieron las ‘consignas’ -algo consustancial a los gallegos, gallegos, quienes disponen cada uno de ellos de códigos penales, códigos civiles, leyes de enjuiciamiento criminal y leyes de enjuiciamiento civil propios y adaptados a las necesidades reales de cada gallego-. Para no ser detectado el animal de las ‘bañaderas’ por sus habituales ‘chillidos’ una legión de veterinarios e incluso de cirujanos hospitalarios se prestaron a realizar ‘operaciones’ para dejar a mudos a los ‘porkys cubanos’. La crianza de los puercos requería de una mayor limpieza que los pollitos, así como una mayor aportación de piensos y alimentos. El mercado negro creó un servicio a domicilio para los nuevos comensales. Sus dueños tenían como meta el engordarlos lo más posible para asegurar el puerquito para Fin de Año. Su sacrificio o no conllevó hasta separaciones familiares. “El animalito con quien uno compartía uno de los lugares más sagrados e íntimos como es un cuarto de baño no podía desaparecer de nuestras vidas, así por así, aún a riesgo de desnutrición del resto de los humanos. El atracón de Fin de Año, al fin y al cabo, no iba a solucionar demasiado los problemas alimenticios derivados de la desaparición de los ‘bolos’ (soviéticos)…”.
Una doctora amiga de Camaguey, Giselle, me confesó un secreto familiar relacionado con el puerquito que les restó el servicio del baño. “La familia compró a un guajiro cuatro puerquitos de una camada. Cada hijo se llevó su animalito a su ‘bañadera’. Todos recibían la misma cantidad de pienso para su crecimiento”. Desafortunadamente para mi amiga, el suyo no crecía. A simple vista no parecía padecer de ningún trastorno de hipófisis o enanismo. Esperaron unas semanas por si se emparejaba con sus hermanos. Le doblaron y triplicaron su ración de pienso. No hay puerquito que hay comido tanto pienso en Camaguey. La Naturaleza se resistió al abuso de comida. El puerquito siguió siendo puerquito hasta el fin de sus días. No obstante, su primitivo nombre de Goliath, más bien una metedura de pie del ‘padrino’, hubo de ser cambiado para no sufrir la familia las bromas de algunos visitantes vecinos, muchos de ellos llenos de ‘cochina envidia’. El cochinito fue rebautizado con un nombre más acorde a la realidad: Bonsai.
La actitud del republicano Ronald Reagan, aumentando si cabía más el bloqueo contra Cuba, no fue tan mala, al menos para los loros
Las cubanas que tuvieron cargar sobre sus espaldas su habitual trabajo profesional, las mágicas recetas que se veían obligadas a inventar día a día ante la maldita escasez de materias primas, fueron las auténticas heroínas de lo que se conoce como ‘Período Especial’. Falta por escribir un libro con todos estos platos ‘especiales’. Las cubanas son merecedoras de un homenaje por la ‘batalla’ que protagonizaron en la ‘década menos prodigiosa’ de sus vidas. El tema de ‘El Período Especial’ da para muchos EL BESTIARIO. En aquellos días nos desplazamos hasta Holguín, en el Oriente de Cuba, y visitamos una fábrica de muñecas. Todas eran calvas. El pelo tenía otro destino. Muchas mujeres de ‘pelo malo’ utilizaban ese pelo para hacerse ‘trenzas’ que es lo que se lleva’ y olvidarse del caro ‘desrís’. “No había para productos de alisar el pelo ni tintes. Una no se podía arriesgar. Los tintes se conseguían en ocasiones del interior de las pilas alcalinas ya usadas o de otros ‘inventos’. ..”. Si las muchachas se hubieran dejado llevar por su la normal ingenuidad juvenil y no ser advertidas por sus madres y abuelas, hoy estaríamos pensando en titular nuestro próximo trabajo de ‘El Período Especial’, “Cuba, el país de las muchachas calvas”. Afortunadamente las cubanas consiguieron reconducir la difícil realidad, no exenta de momentos de humor caribeño…
Los propios cubanos tienen un cuento para cada uno de sus momentos históricos. El ‘Período Especial’ tiene por ello, una ‘pila’. Hemos elegido uno. Nos contó un compañero del Comité Central. “Un joven llega a la casa partido del hambre y le pide a su madre que le prepare algo. Su madre le responde que el ‘fridge’ está vació. Sólo hay agua. Los mandados de la bodega no llegaban hasta la noche. El panecillo diario se retrasaba también, al irse la luz y no poder trabajar los panaderos. El joven miró al asustado loro, que dominaba desde su jaula la escena. Mami, fríeme al loro. No hay aceite. Mami, sancóchame, al loro. No hay gas. El joven desesperado se va de la casa, dando un portazo a la puerta. Me voy de esta casa. Era un poco malcriado. Voy a ver si consigo un par de ‘Zas’ (hamburguesas de mucha soya y poca carne). En ese momento el loro respiró aliviado, superado el peligroso instante que solicitaban su sacrifico, y ya eufórico, comenzó a gritar como un loco, ‘Viva Ronald Reagan’…”. La actitud del republicano Ronald Reagan, aumentando si cabía más el bloqueo contra Cuba, no fue tan mala, al menos para el loro. El loro, aunque pertenecía a una casa de patriotas cubanos y él era uno más, era ante todo un animalito agradecido y lo demostró con ese firme apoyo al presidente de los Estados Unidos de América.
El escultor y pintor español, José Miguel Utande, fue la única persona que engordó con galletas dietéticas ‘Biomanán
‘En este ‘Período Especial’ solo una persona engordó en aquellos días en La Habana. El escultor y pintor español, José Miguel Utande, aprovechando unas vacaciones de más de dos meses en La Habana, donde se dedicó a pintar en una casa, en el barrio de Santa Fe, cerca de la Marina Hemingway, se trajo de Madrid una maleta con una escultura realizada por él, en bronce, de la que fuera presidenta del Partid Comunista de España, Dolores Ibarruri, ‘La Pasionaria’, donde además introdujo más de doscientas galletas dietéticas “Biomanán”. Este producto era el no va más por entonces. Todo el mundo estaba obsesionado, en la próspera Europa del bienestar de los Felipe González, Francois Miterrand, Olof Palme, Mario Soares, Willy Brand, por adelgazar y lo lograban mediante el ejercicio, menos comida y unas galletas innovadoras, ‘Biomanán’. La clave de estas era comerlas antes de cada comida, acompañadas de no menos de dos vasos de agua. “El ‘Biomanán’ se ‘hincha’ en el estómago y uno come ya menos pues desaparece el hambre…”, explicaban los fieles ‘creyentes’ del producto milagroso. José Miguel Utande, hombre de izquierdas, exiliado obligado en París, Francia, en la España de Franco, no prestó demasiada atención a los mensajes publicitarios de ‘Biomanán’ y su uso correcto. La presbicia le impedía leer sin gafas las ‘indicaciones’ de los mil y un productos que invaden nuestras vidas. En lugar de comer las galletas antes de cada comida, las devoraba al final, como un postre de chocolate amigo. El resultado fue de escándalo. Regresó a su país con catorce kilos de más, algo inusual en el ‘Período Especial’. Iñaki Zuloaga y José Miguel Argintxona acompañaban a José Miguel Utande. Este era de Madrid, Iñaki y Joseba, vascos, de Eibar. Los acompañantes no cayeron en la trampa del ‘Biomanán’. Comieron las mismas cantidades de comida que el artista, pero sin galletas. Adelgazaron los dos. En aquellos años todo el mundo estaba o se transformaba en flaco en la Cuba de ‘El Período Especial’ y las pesadas bicicletas chinas.
La excepción, José Miguel Utande, confirmaba una vez más la regla. “Voy a presentar una demanda contra ‘Biomanán’, pues no sólo no he adelgazado sino que he engordado una barbaridad. No me sirve la ropa. Intento ponerme los pantalones y las camisas y necesito la ayuda obligada de alguien. Parezco un banderillero en su faena de ponerse el traje de luces, antes de salir al ruedo…”, se lamentaba José Miguel Utande. Puedo atestiguar que nadie engordaba en el Caimán Verde en el ‘Período Especial’. Cuba era el único país del mundo donde los ciudadanos soñaban con ser gordos.
En el país de la bailarina Alicia Alonso, famosa por el rigor militar en busca de cuerpos perfectos, surge ‘Danza Voluminosa’
Muy lejos de las siluetas esbeltas de la danza clásica, un grupo de cubanas repite los movimientos del Lago de los Cisnes. Tienen sobrepeso pero han logrado convertir su problema en una propuesta estética. En el país de la célebre bailarina Alicia Alonso, famosa por el rigor militar en busca de cuerpos perfectos, este grupo llamado ‘Danza Voluminosa’ está sobre los escenarios desde 1996. Su creador Juan Miguel Mas, formado en danza contemporánea, también busca movimientos perfectos pero adaptados a personas obesas. Mas se fijó la idea de trasladar su experiencia artística a cuerpos “blandos y anchos” como el suyo, según explica a la AFP este hombre corpulento de 50 años que lleva una discreta coleta. “Se me ocurrió la idea de crear un espacio donde esas personas pudieran entrenarse, desarrollarse y crear danzas a partir de estos cuerpos”, recalca. Desde hace 20 años, al menos dos veces por semana, este coreógrafo convoca a sus bailarinas a su pequeño apartamento, en el popular barrio de Marianao, en La Habana, para exigentes ensayos. Después de una sesión de estiramientos, las bailarinas realizan movimientos simples y elegantes. Nada de saltos ni acrobacias, apenas flexiones y movimientos de brazo. Actualmente ningún hombre forma parte del ballet que dirige Mas. A estas bailarinas aficionadas les cuesta a veces mantener el equilibrio con la pierna estirada hacia atrás, incluso se quejan de dolor cuando por pedido del coreógrafo deben dejar en suspenso algún movimiento por algunos segundos. Nuestras danzas no “van a ser iguales que las danzas de las personas delgadas, porque tenemos otro peso, otro estado físico”, explica Mas. “Además -añade- durante estos 20 años hemos investigado sobre el cuerpo voluminoso para que se mueva estéticamente mejor, para hacerlo rendir a partir de estas características”. ‘Danza Voluminosa’ ha actuado varias veces frente al público, y enfrentado reacciones diversas. En las “primeras funciones había un silencio sepulcral. Algunos se levantaban y se iban y algunos se reían (…), pero cuando la gente vio el desarrollo de nuestro trabajo, lo fuerte que era y que había detrás todo un entrenamiento, un sentido estético, al final aplaudían mucho”, recuerda Mas. “Logramos ganar un público”, se felicita. Rubí Amaro, una bailarina de 34 años, corrobora con orgullo las palabras de su coreógrafo: “Ya nadie se burla, prestan atención”. En este grupo de danza no hay límites de peso. Cada bailarín puede estar entre los 100 y 120 kilos.
“Siempre me gustó el ballet clásico, pero las gordas no bailan el baile clásico (…) La personas obesas siempre están muy estigmatizadas por la sociedad”, lamenta Maylin Daza, una ama de casa de 36 años. Lejos de amilanarse, Daza, de estatura imponente, buscó entonces a personas con apariencia similar que compartieran los mismos gustos. Hasta hace unos años la compañía de ‘Danza Voluminosa’ llegó a tener hasta 20 bailarines, pero ahora son solo siete tras una serie de deserciones y dos muertes recientes. “No ha sido una trayectoria tan fácil, perdimos compañeras por la misma obesidad”, recuerda Daza. En Cuba, un 44,3% de sus 11 millones de habitantes tiene sobrepeso o sufre de obesidad, según reciente estadísticas del Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional (Sisvan). Sin embargo, para el director de este inusual grupo de ballet las páginas tristes de esta historia no lo desalientan. Todo lo contrario. Esto “nos ayuda a sentirnos saludables, a no abrir la puerta a esas enfermedades que trae consigo la obesidad”, afirma. Sin embargo, aclara que su compañía no es una alternativa para reducir talla. “No es que tú vengas aquí a bajar de peso, sino que vienes aquí a sentirte bailarín; a expresar ese bichito artístico que uno lleva adentro a través de la danza”. Esta iniciativa de Juan Miguel Mas era una utopía en el ‘Período Especial’. Cuba era, sencillamente, un país libre de gordos.
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