Comentario editorial

Sin los excesos de la bastardía gobernante de medio siglo atrás y las bacanales de corrupción que pudrieron a México en tan largo trecho de entelequias constitucionales y sórdidas coberturas institucionales de pulcritud rectora de comicios y de rendición de cuentas al servicio siempre de los gángsters que han medrado en el espectro de los poderes fácticos y tienen en su haber algunas de las fortunas más grandes y malhabidas del mundo; sin toda esa inmundicia que ha identificado a México como uno de los países más pervertidos en su vida pública gracias a sus élites gobernantes y a sus sociedades de interés privado, ¿Andrés Manuel hubiese tenido estandartes y retórica propagandística y munición suficiente para combatir a sus enemigos e instalarse en las alturas del supremo poder del Estado mexicano y maldecir desde allí, con la popularidad del segundo líder nacional más aclamado del orbe, a los protagonistas esenciales y beneficiarios absolutos de esa historia miserable de depravación del Estado social que debía ser el emergido de la Revolución Mexicana?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *