La cosa pública
Por José Hugo Trejo
-¿Será Movimiento Ciudadano la tercera vía en 2024?
El desahogo del proceso de selección de la candidatura presidencial de la coalición de la 4T que integra Morena con los partidos del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM), culminó tal y como todo mundo esperaba y como ya vaticinaban las encuestas desde el mismo arranque de la contienda interna multipartidista: la unción de Claudia Sheinbaum como la depositaria del liderazgo formal del movimiento de la Cuarta Transformación rumbo al 2024 y la inconformidad de quien más le disputó ese rol, el ex canciller Marcelo Ebrard Casaubón.
El presidente Andrés Manuel López Obrador no aparenta estar muy preocupado por la inconformidad manifiesta de Marcelo Ebrard sobre el proceso de selección del abanderado presidencial de la 4T, en el que participó hasta horas previas a que se revelaron los resultados de las encuestas realizadas para tal efecto.
Y esa falta de preocupación del presidente López Obrador, en torno a lo que haga o deje de hacer quien ha sido uno de sus principales seguidores y aliados desde el 2000, cuando ganó la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, estriba en que como líder fundador del morenismo y como jefe político de todos los hombres y mujeres que ahí militan, no engañó a nadie ni jugó con las aspiraciones de ninguno, como en otros frentes y en otros años lo han hecho dirigentes de partidos y Presidentes de la República.
López Obrador, con las facultades y la legitimidad que su liderazgo tiene en amplios sectores de la población mexicana, pudo haber formado e impuesto a su capricho a su favorito o favorita, al estilo tradicional del poder a la mexicana.
Sin embargo, desde la toma de posesión de la Presidencia de la República en 2018, le dio apertura y cancha a los principales cuadros de su movimiento para que desplegaran sus habilidades políticas y crecieran:
A Marcelo Ebrard, lo hizo secretario de Relaciones Exteriores con toda la libertad de acción y poder que lo hicieron omnipresente en la atención y resolución de la mayor parte de problemas y controversias nacionales que se suscitaron a lo largo de su gobierno; por eso su posicionamiento en el ánimo de parte importante de la militancia morenista y de muchos ciudadanos que no simpatizan con las actitudes y acciones de dirigentes mayores y menores de este partido, así como de representantes legislativos, gobernantes estatales y municipales que dejan mucho que desear en cuanto al seguimiento de una conducta apegada a los principios de honestidad que tanto pregona el discurso de la 4T.
Claudia Sheinbaum, ahora ya investida como coordinadora de los trabajos de la 4T para el 2024, es decir como inminente candidata presidencial del movimiento lopezobradorista, siempre fue la favorita de López Obrador; sin menoscabo del trabajo proselitista personal por la sucesión presidencial de los personajes que participaron en el proceso de elección recién concluido. A ninguno se le limitó su actuación política durante los cinco años del gobierno de AMLO. A Ricardo Monreal se le dejó jugar un papel protagónico en el Senado de la República, en el que a veces estuvo a punto de romper las ligas que lo atan con el presidente AMLO. Adán Augusto López llegó a destiempo a la Secretaría de Gobernación para jugar el juego de presidenciable que le dejó jugar su amigo el Presidente de México. Gerardo Fernández Noroña y Manuel Velasco entraron por sus partidos, el PT y PVEM, para medir sus alcances políticos para el futuro, no para competir.
Todos ellos entraron a participar a un proceso con reglas claras, bajo condiciones que ellos mismos plantearon y aceptaron, a sabiendas que su líder, AMLO, tenía una favorita, ¿qué hombre o mujer con poder no lo tiene a la hora de su sucesión?. Pero las condiciones y las reglas ellos las consideraron claras y equitativas al momento que las aceptaron de buena gana.
Y con todas las anomalías típicas en una competencia política abierta, el proceso se desarrolló; con acarreos, cargadas, exceso en gastos de proselitismo, espectaculares, pintas de bardas, entrega de despensas, camisetas, útiles escolares. Pero a la hora de recabar la opinión de los encuestados que decidirían el resultado final, el proceso de la 4T dio una grata sorpresa al realizar una encuesta madre con encuestadores acompañados por los representantes de cada aspirante que supervisaron la aplicación de los cuestionarios casa por casa, dándole al procedimiento el carácter de una elección a escala, que a mí por lo menos me dejó claro que no fue la elección de un solo hombre, de un dedazo presidencial, la que determinó la candidatura de la 4T a favor de Claudia Sheinbaum, aunque ella haya sido siempre la favorita de AMLO.
Difícilmente argumentar lo contrario a lo ocurrido en la elección de la candidata de la 4T. Más difícil para Marcelo Ebrard, demostrar que fue burlado o defraudado en un proceso con el que cuatro de los cinco perdedores, avalaron los resultados. El proceso sólo arrojaría a uno de los participantes como ganador. No a más. Y Marcelo parece no poder asimilar un resultado que no le favoreció, aunque fue el que más cerca estuvo de la triunfadora Claudia Sheinbaum.
De esta manera, dos vías hacia la Presidencia de la República del 2024, se han decantado con sus candidatas: la vía que representa Xóchitl Gálvez, que ya en el primer foro empresarial de sus aliados exhibió que sus propósitos de gobierno son los de regresar a las políticas de desmantelamiento de la industria energética nacional; y la que representa Claudia Sheinbaum de continuidad mayor profundización del proyecto lopezobradorista y de las fallas que ha exhibido como gobierno, sobre todo en sus alianzas políticas en las que la impunidad ha sido la divisa usada para el control político del país en todo su territorio.
Falta ver cómo se decanta la tercer vía o tercer alternativa de gobierno a la que podrán recurrir los mexicanos con el partido Movimiento Ciudadano en 2024. Si ésta logra fortalecerse con la cosecha del inconforme Marcelo Ebrard o si la participación como candidato presidencial de un cuadro joven y fresco del norte logra imponerse en el ánimo de los mexicanos cansados de la polarización política entre “buenos y malos” en la que están inmersos los de la 4T con AMLO al frente y los del PRIAN, pastoreados por la cúpula más retrógrada de la plutocracia mexicana…