La última palabra
Por Jorge A. Martínez Lugo
- Desaparecieron la facultad de construir vivienda y dejó de existir la vivienda de “interés social”.
- Los créditos a trabajadores los incluyeron en la bolsa de valores con rédito bancario.
- Las viviendas nunca terminan de pagarse y la deuda es heredada a los beneficiarios.
El Fovissste es un ejemplo de las políticas neoliberales. Dos reformas marchan en la Cámara de Diputados federal para restituirle facultades que había perdido y para las cuales fue creado. Lo mismo aplica al Infonavit.
Uno. El Fovissste actualmente no tiene facultades para construir viviendas, que era precisamente su objeto original fundamental. Hoy, no tiene facultades para construir viviendas.
Dos. Los créditos de vivienda para las familias de las personas que trabajan en instituciones y organismos federales, ya no son de “interés social”, ya que este concepto desapareció también; con las reformas de las últimas tres décadas, los intereses que pagan por crédito de vivienda dependen de la bolsa de valores.
Tres. Al bursatilizarse los créditos Fovissste, los saldos quedan sujetos al mercado. Quienes en los últimos 5-10-20 años obtuvieron un crédito, actualmente deben mucho más del costo original de sus casas. A pesar de que han pagado puntualmente durante ese tiempo, los créditos de 500 mil pesos, por ejemplo, hoy tienen un saldo de un millón a un millón y medios de pesos.
Antes, al morir el trabajador o trabajadora, la vivienda pasaba a manos de la persona beneficiaria; hoy en cambio, hereda la deuda, que debe seguir pagando o abandonar la casa. Es como una tienda de raya del porfiriato, pero aplicado a vivienda.
Cuatro. Las reformas también incluyen que se tomen medidas legislativas llamadas “en sentido negativo” toda vez que no tienen fundamento técnico; quienes ya pagaron más de lo prestado que se les reestructure a partir de lo pagado, no de la deuda, y quede liquidado según cada caso.
El caso de la vivienda de interés social, Fovissste e Infonavit, son ejemplo de las reformas neoliberales que tienden a politizarse y a olvidarse del contenido.
Son regresiones a los avances sociales de la revolución mexicana y las reformas de los años setentas, después de los movimientos sociales de los años sesenta, en especial de 1968.
No se trata de ideologías, ni de buenos contra malos; tampoco es un tema de odios.
Se trata de políticas tangibles que se dictaron desde el Consenso de Washington de 1989 y que fueron aplicadas, como recetas, por los gobiernos emanados del PRI y PAN, por presidentes y funcionarios que nunca fueron elegidos por el voto, y que eran formados en Harvard, Yale, Massachusets… A esto hay que agregarle la corrupción.
Éste es un ejemplo de la crisis económica y humanitaria en el mundo. Sin embargo, usted tiene la última palabra.