Signos
Dice el sabio militante del extremismo panfletario que debería rendirse un tributo de silencio, en la noche patria que viene, a los miles de víctimas fatales de la pandemia.
Y lo dice, claro, en alusión y como expresión de censura contra el culpable de esa masacre: el actual Gobierno de la República (al que no entiende como tal culpable, por supuesto, no es tan imbécil, pero que para sus fines de propaganda -que lo suyo es eso y el humanitarismo es mierda y no más que utilitaria consigna de coyuntura- bien le viene y le conviene hacer creer que así lo piensa, como debieran asumirlo, quiere, una muy nutrida legión de idiotas).
Y el lógico de la simpleza histórica, repartido en tantas voces posibles -de millones y millones de obesos, desnutridos, y enfermos críticos de todos los males crónicos propios de la miseria y la desigualdad social, y de multitud de deudos y víctimas sobrevivientes de la violencia de las mafias del narcoterror, estimuladas en su insensible saña por la complicidad, la impunidad y la criminalidad de sus iguales que han estado al frente del Estado- y en tantos gritos y condenas contra los Gobiernos y los liderazgos políticos mexicanos que han destruido al país jurando honrar la democracia -la que en su retorcimiento mercenario los ha llevado al poder con ese objeto: saquear y ensangrentar a la nación-; ese lógico de la simpleza histórica habría de responderle al sabio militante del extremismo panfletario que, si de honrar con lapsos de silencio a los muertos de la injusticia se trata, el pueblo mexicano tendría que enmudecer desde ahora mismo y por los siglos de los siglos.
Porque la memoria anónima de los muertos inocentes de la intemperie, el hacinamiento, el hambre, la miseria sanitaria, la rapiña gobernante, la cleptocracia, la complicidad pública con el hampa, la indigencia moral y toda esa cultura de la barbarie conocida y tolerada y encubierta durante décadas en las instituciones electorales y de la transparencia y la anticorrupción…; la memoria de los millones de muertos inocentes de todo eso exigiría cuando menos, en efecto, algunas centurias de silencio patrio para ser honrada, si bien nunca vengada, ni cuando menos en algo recompensada por la justicia real de la ley y las instituciones.
SM