Cuba: tiempos de vísperas

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Signos

En el umbral del caos, en Cuba procede una convocatoria urgente de transformación dentro del socialismo. Sin violencia, enteramente cubana y de amplia convergencia intelectual. Un tanto como la transición española. Desde la inteligencia universitaria, para no ir más lejos, podría ser, de donde nació la causa de Fidel, porque la de hoy día es una tribuna sobrada de ideas visionarias, de pensamiento libre y modernizador que demanda transitar al nuevo mundo con los grandes aportes de la historia y la renovada conciencia del porvenir. Porque las generaciones de las nuevas aulas no deberían fraguarse con el propósito de irse a construir una nueva realidad particular fuera de Cuba. Sus liderazgos deben hacerse de palabras contra la senilidad que los quiere de rodillas o más allá de las fronteras de su poder. Deben convencer a sus iguales generacionales del oficialismo de salir del círculo de la decadencia antes de que los ancianos dirigentes de uniforme mueran (ya lo hacen en la víspera) y sus sobrevivientes en el poder caigan detrás de ellos víctimas de su ilegitimidad y de su falta de soluciones inmediatas e históricas necesarias frente al colapso a que conducen el arcaísmo y la estacionalidad de un proceso revolucionario que ha dejado de ser tal cosa. Se requiere de nuevos y modernos conspiradores. No clandestinos ni provocadores ni incendiarios. Sino convincentes y dialogantes contra la marea dogmática y represiva y entre los sectores menos duros y más sensibles de las estructuras del Partido y del Estado. Forzar la interlocución, el debate interno, los intercambios críticos, sin ceder al intervencionismo pero abriendo los cauces al progresismo internacional.

SM

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