Del abrupto debate senatorial

El minotauro

Por Nicolás Durán de la Sierra

Como se esperaba, tras una agria discusión senatorial de más de siete horas, recién se aprobó la reforma que permitirá al ejército permanecer en las calles hasta el 2028.

Sin embargo, esta reforma debió pasar por el Senado como mero trámite, pues resulta obvio que las policías del país por sí solas no pueden enfrentar a los cárteles de las drogas, el principal obstáculo de la seguridad publica en México.

A la propuesta de Morena se sumaron algunos votos del PRI y del PRD, con los que se pudo ganar el debate, mas ello enojó a Acción Nacional que no pudo dejar pasar la ocasión de oponerse, y para desdoro del propio partido, la voz de su ofensiva legislativa fue la de la senadora Lily Téllez, quien calificó de “perrada” a sus pares que votaron por la prórroga, y la que casi se agarró a golpes con una senadora de Morena que le salió al encuentro.

En realidad, lo que sulfuró al PAN no fue la estadía del ejército en las calles (Calderón hasta se vistió de militar) sino que el debate exhibió el derrumbe de la alianza de oposición rumbo a las elecciones de 2024; al PAN le irritó ver la soledad electoral en la que estarán en dos años.

Su odio contra el presidente López Obrador les hizo defender lo indefendible; pues sin el ejército, la comunidad estaría indefensa

Cierto es que, ya desde la Roma clásica pasando por la Francia republicana, las cámaras son el espacio cívico para ventilar las pasiones políticas y, con ello, evitar los zipizapes callejeros pero, con todo y ello, debe cuidarse el prestigio del Senado de la República, la “cámara alta”, y evitar que se convierta como ocurrió en un escenario de lavadero de azotea.

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