Jorge A. Martínez Lugo
La candidatura del actual gobernador de Quintana Roo se gestó originalmente desde el PRD por su entonces presidente nacional, Agustín Basave Benítez, autor intelectual del proyecto PRD-PAN “Una nueva esperanza” que encabezó Carlos Joaquín.
Desde la campaña, sin embargo, con el paulatino declive nacional del perredismo después de la separación de López Obrador en 2014, el panismo predominó en la imagen del gobierno y en el corazón del Ejecutivo, al grado que al cumplirse cuatro años de administración, a CJ se le percibe más como panista. Sin embargo, no está afiliado al PAN ni al PRD, aunque sí renunció al PRI el 8 de febrero de 2016.
Desde antes de entrar a su quinto año, al gobernador se le ve solitario en palacio, ya que los dos partidos que lo apoyaron están en crisis, considerando que el PRD se sigue extinguiendo y el PAN no se repone de la derrota de 2018, además, en las recientes elecciones de Coahuila e Hidalgo fue el partido que sufrió más derrotas.
Pero sobre todo, la soledad adelantada en el palacio art-decó del Boulevar Bahía se debe a la extrema baja de popularidad del titular, después de haber estado por las nubes luego de la hazaña de derrotar al histórico PRI. La ligera recuperación derivada del manejo político de la pandemia y de las encuestas sospechosas, no le alcanza aún para un cierre medianamente fuerte.
El gobernador sabe que con el PRD y el PAN le espera otra derrota, la tercera, y una peor salida. Ante este panorama tiene dos opciones: una es aferrarse al clavo ardiente que representa el poder económico y electoral del enemigo que lo llevó al poder: Félix. Al fin que ni Félix ni CJ son priistas; en realidad juegan para ellos mismos y sus grupos. El tablero político así lo demuestra, tal como veremos en ésta y las próximas entregas.
La otra opción es ceder la sucesión a Morena. Esta jugada se vislumbra ante el intercambio de elogios CJ-AMLO cada vez que el presidente visita Quintana Roo. En cualquiera de los dos escenarios la política pragmática predominará por encima de la partidista.
Del pacto de impunidad a la alianza electoral
El primer escenario, está echado al aire. Del pacto de impunidad a la alianza electoral. El paso inicial ya se dio con el pacto tan rumorado, tan negado. La campaña quedó atrás: No te persigo, nunca lo he hecho, Además, somos primos y paisanos de Cozumel. El que la hace la paga, no te preocupes. El mensaje de la foto del 14 de octubre en El Mar Caribe es sólo una evidencia pública de ello. Félix-Borge garantiza (eso dicen) estructura de tierra, cuantiosos recursos disponibles para ser lavados electoralmente y una inclinación adictiva a recuperar el poder, bajo el modelo Coahuila-Hidalgo de carro completo, como en los viejos tiempos. Sólo que Quintana Roo no es Coahuila-Hidalgo. Lo que queda de la clase política priista, permanece en espera de la convocatoria que está preparando el círculo rojo.
Sucesión entregada a Morena-AMLO
El segundo escenario, también está en curso. La relación melosa entre gobernador y presidente es el motor que mueve precandidaturas de neo morenistas, entre quienes se ve al menos a dos legisladores federales aspirantes, un hombre y una mujer, del equipo original de Félix, lo cual evidencia que también está jugando en el terreno de Morena para regresar al control de las arcas públicas estatales.
En ambos escenarios, juntos o por separado –pero no enfrentados– están jugando ambos gobernadores.
El título de esta entrega, símil de la novela de René Avilés Fabila El gran solitario del palacio (1971), hace referencia a la condición en la que llegan los gobernantes hacia el final de su mandato, cuando la atención de la clase política de su entorno mira ya hacia otro lado buscando acomodo a futuro.
La soledad precoz en el sexenio actual, quizá sea benéfica para la reflexión de un mandatario a la baja, cuyo interés prioritario es armar una salida digna y segura, ya sea entregándose a Félix o AMLO, porque las fuerzas propias que lo llevaron al poder están muy desgastadas y también a la baja. El lector tiene la última palabra.
Chetumal, 21 de octubre de 2020.
Publicación con muchos comentarios erróneos, en primera el gobernador simula estar solo, no es tonto, segunda, no creo que vaya solo con PRD y PAN en las siguientes elecciones, por ahí se comenta que tendrá candidatos en MAS y Morena, por los malos momentos de los mencionados primero, tercera, hay al menos tres candidatos de la confianza del gobernador y que serían excelentes oponentes y que ganarían tranquilamente, a diferencia de los dos de Morena, que son Marybel y José Luis Pech.