La democracia criminal que viene

Signos

Más de 24 mil ‘representantes populares’ serán electos este año en todos los niveles del Estado nacional. Y la violencia, y la impunidad que la recicla y la dispara, seguirán su curso a toda prisa (si se mantiene la actual lógica presidencial en materia de seguridad; si las autoridades estatales y municipales siguen a merced de los grupos del narcoterror; si la capacidad institucional de las Fiscalías y las Policías locales es inferior o se mantiene subordinada a los jefes regionales de las bandas criminales; si el Poder Judicial federal mantiene su enfrentamiento político con el Ejecutivo; si el sistema penal republicano sigue siendo inoperante; si la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas son obligadas a evitar confrontaciones con sicarios para impedir paisajes sangrientos y costos políticos y electorales; y si el obradorismo y su partido se siguen pervirtiendo con candidaturas, gobernantes y ‘liderazgos’ que no hacen ninguna diferencia con sus ‘opositores’ y no han tenido más mérito que inscribirse a tiempo en la causa partidista ganadora repitiendo hasta la necedad, y al margen de toda convicción y toda conciencia militante, la retórica y las posturas propagandistas de quien los pone en el poder y con eso los hace más delincuentes que correligionarios con principios.)

Porque en el Estado de Tamaulipas, por ejemplo, gobierna el partido Movimiento de Regeneración Nacional, el del Presidente, y en el de Guanajuato y en el de Jalisco lo hace la oposición. Y en unos y en otros la violencia cunde porque las mafias del narcoterror se imponen en los territorios más lucrativos y rentables para ellas y en todos aquellos donde les convenga. Porque la espantosa realidad de ayer e inaugurada con la alternancia presidencial panista y la ‘pluralidad democrática’ de principios del milenio que repartió la corrupción entre todas las franquicias políticas de entonces, es la corriente realidad de hoy día.

Y mientras más se congestionan de migrantes ilegales los márgenes fronteros del Bravo, por ejemplo, bajo la inhumana hostilidad del republicano Gobernador de Texas, Greg Abbott, más se multiplican las células criminales que del lado mexicano los extorsionan, los secuestran, los torturan, los desaparecen o los asesinan, en un tráfago incesante y cotidiano por caminos y veredas sin ley, y como el gran negocio que es ahora y se despliega, como todos los demás de la cada vez más diversa y ordinaria y normalizada industria del ‘narco’, a la meridiana luz de medio mundo que bien sabe sobre quiénes mandan los jefes criminales en el poder público y cuáles son sus conocidos socios empresariales, prestanombres y lavadores de dinero.

SM

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