La dictadura del fracaso

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Signos

Habiéndolo hecho todo. Habiendo desarrollado como nadie en América Latina, en tan poco tiempo, la educación, la salud, la ciencia, las artes, y todas las derivaciones del conocimiento y las humanidades, sus sucesores no supieron qué hacer con la herencia de Fidel. No supieron qué hacer con tanto. Perseveraron en los defectos y los dogmas del genial revolucionario. Se negaron a la hererodoxia, el eclecticismo, la crítica, la inclusión y la modernización. Persistieron en la represión y la justificaron como principio de defensa revolucionaria y soberana. Y la uniformidad burocrática se petrificó en cultura, en genética ideológica, en decadencia y satanización de las alternativas. Sin posibilidades de aprovechamiento del caudal académico, profesional y creativo, los médicos, los científicos, los técnicos, los artistas y todos los potenciales hacedores de capital (de empresa; de proyectos financieros, productivos, de servicios; de contribuciones al Estado y para el desarrollo social) optan por irse, por emigrar, o por llevarse cuanto más pueden al exterior, si les es dable. No quisieron, los herederos de su poder, enterrar, con su cadáver, todo lo negativo que es propio hasta de los mejores liderazgos. Los sucesores lo adoptaron como una herencia legitimada en la popularidad auténtica del patriarca y lo convirtieron en patrimonio de su casta y en baluarte institucionalizado contra la evolución. Y el ejemplo de la mayor vanguardia de progreso de América Latina para el mundo se transformó en despropósito y en modelo de fracaso y regresión.

SM

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