Los Imraguen, los pescadores del Sahara, son defendidos por delfines de los ataques de los tiburones en el Banco de Arguin, en Mauritania

Pinceladas

‘Los que recolectan vida’ son un grupo étnico de origen bereber, instalado en el Magreb, en el Norte de África, integrado por un número aproximado de mil quinientas personas que se ubican la mayoría en el interior de un parque nacional de ‘Bancd’Arguin’, Patrimonio Mundial de la Humanidad. Ocupan ese espacio territorial desde sus primeros asentamientos y sus actividades se centran en la explotación de los recursos primarios, sobre todo, pesqueros de la zona. Mantienen una colaboración especial con los delfines para obtener las capturas. Magreb (en árabe, al-Maġrib y en bereber, Tamazgha) es la adaptación al español de una voz que significa “lugar por donde se pone el sol”, el Poniente, la parte más occidental del mundo árabe.La parte opuesta se denomina Máshrek o Levante. Tradicionalmente se ha llamado Magreb a la región africana que comprende los países de Marruecos, Túnez y Argelia, aunque más modernamente se incluye también a Mauritania y Libia. Este último país es, geográfica y culturalmente, puente entre el Magreb y el Máshrek, aunque políticamente se encuadra en el Magreb… 

Santiago J. Santamaría Gurtubay

En 1989, el parque nacional mauritano Banc d’Arguin fue admitido en la lista de los sitios declarados patrimonio mundial de la UNESCO. Franjeando la costa atlántica del desierto del Sáhara, el parque se compone de dunas de arena, pantanos costeros, pequeñas islas y aguas costeras. Sin embargo, es más conocido por su biodiversidad (pájaros, pescado, tortugas, delfines…) y sus recursos dentro de la industria pesquera, manejados cuidadosamente por los pescadores locales del pueblo Imraguen. Pero la sobreexplotación pesquera extranjera en el parque sigue constituyendo una amenaza para este patrimonio universal. El área protegida está situada en la costa del desierto atlántico de Mauritania, a mitad de distancia entre Nouakchott, la capital en el sur y Nouadhibou, en el norte. Sus aguas bajas, ‘marshy’, que contienen uno de los ecosistemas más productivos de África, hacen el parque estéril, solamente a primera vista, convirtiéndolo en un recurso único. Los pescadores del pueblo Imraguen han habitado esta zona desde decenas de millares de años, según la documentación de la población humana del territorio. Anteriormente, debido a un clima más húmedo, la población era más elevada y contaba con habitantes procedentes de la civilización almorávide en un gran número de las islas del parque. Los Imraguen, o “los que recolectan vida”, recolectan cuidadosamente los recursos. El gobierno no tiene ningún miedo de la sobreexplotación por parte de este pueblo, sino todo lo contrario. Continuando con estilos de vida históricos y pescando con las técnicas tradicionales, los propios Imraguen constituyen un recurso cultural valioso, manejando los recursos naturales de una manera sostenible. Cosechan casi exclusivamente las especies de pescados migratorias utilizando los barcos de navegación tradicionales, y las técnicas de pesca tradicionales, sin cambios algunos desde que fuesen introducidas por los portugueses en el siglo XV, incluyendo además una colaboración simbiótica única con los delfines salvajes. 

El parque fue establecido, originalmente, por el gobierno de Mauritania en 1976 para proteger los recursos naturales y las valiosas industrias pesqueras, que contribuyen significativamente a la economía nacional. Había también un interés en la protección científica y estética de los sitios, valiosos geológicamente. La administración del parque pone, así, un énfasis importante en patrullar el área para prevenir la pesca y el disturbio ilegal a las aves acuáticas. Además, es prioritario el integrar completamente a las poblaciones Imraguen con las políticas del parque, ayudándoles en su desarrollo socioeconómico y asegurándoles el mantenimiento de sus costumbres y tradiciones. Los puntos de entrada permanentes tienen el control de acceso al parque y son utilizados para el estudio. Los guardas realizan patrullas marítimas y controlan el acceso a las islas.  

La sobre explotación pesquera, sobre todo por parte de miembros de la Unión Europea, está agotando seriamente los recursos 

Desde 1985, World Wildlife Foundation (WWF) y el gobierno de Mauritania ha trabajado para poner en marcha los planes de la gerencia del área, especialmente en lo que se refiere a la conservación de la foca monje. WWF, ya en los años 70, hizo una campaña de lobby para conseguir el establecimiento del parque, y ha continuado desde entonces siendo un grupo de presión importante. Sin embargo, con el tiempo se ha ido marginando la voz del pueblo Imraguen, imponiéndoles restricciones de la pesca en el parque, especialmente durante la estación de desove. Como consecuencia de ello se materializó la división de su sociedad. Una parte se ‘modernizó’, abandonando la pesca de subsistencia, comenzando a utilizar barcos de motor para pescar ante la presión de las flotas extranjeras y en respuesta a las incursiones por otros extraños del lugar. Para los Imraguen es una prioridad para subsistir el acceder a compensaciones mediante ayudas al desarrollo.  

La comunidad local, sin embargo, se encuentra dividida. Los más tradicionales entre los Imraguen están reacios ante tantos cambios y a las restricciones de la pesca. Los más ‘modernos’, sin embargo, son partidarios de una diversificación en sus fuentes de ingresos con actividades fuera de la pesca. La cuestión que queda abierta es si se verán afectados los valores culturales del parque nacional de Banc d’Arguin. La justificación para el establecimiento nacional del parque había incluido su ejemplo excepcional de la interacción del hombre con su ambiente natural, el manejo tradicional de la pesca y de los recursos por los Imraguen. La amenaza más obvia para el parque ha sido la sobre explotación pesquera por parte de las flotas internacionales en las pocas aguas del parque. Probablemente, una causa directa detrás de la transición cultural de los Imraguen. La sobre explotación pesquera, sobre todo por parte de miembros de la Unión Europea, está agotando seriamente los recursos de la pesca dentro del parque y causa un descenso de las colonias de crianza de especies.  

La costa de África Oeste ha sido devastada por las técnicas pesqueras, reduciéndose los delfines, tiburones y tortugas, según el WWF 

La costa de África Oeste es muy rica en recursos pesqueros, lo que la convierte en un blanco perfecto para los barcos rastreadores de Rusia, Japón y Europa. El Banc d’Arguin es una zona vital con significativas implicaciones económicas para Mauritania, que obtiene importantes beneficios al vender licencias pesqueras a los países extranjeros. Los barcos de pesca pequeños locales, por otra parte, se esfuerzan para pescar más lejos o para concentrar sus actividades en áreas costeras sensibles. Según el WWF, la acción de la pesca en toda la costa de África Oeste ha sido devastada por las técnicas perjudiciales que han causado una reducción de especies como delfines, tiburones y tortugas. Julie Cator, experta de WWF en industria pesquera, explica que la UE es en parte culpable, puesto que las flotas europeas subsidiadas sobre explotan los recursos pesqueros de África Oeste. Dentro del parque nacional, el control con las industrias pesqueras, no obstante, ha aumentado durante los últimos años. WWF proveyó a los Imraguen con tres rápidas patrullas de barcos para proteger sus aguas. Sus primeras ‘víctimas’ fueron los Imraguen motorizados, interceptándose el primer año nada menos que 72 barcos ‘piratas’. Los pescadores extranjeros en las aguas costeras del parque han disminuido drásticamente ante el miedo de que sus barcos fuesen confiscados. Pierre Campredon, Secretario Ejecutivo de la Fundación Internacional para el Banc d’Arguin, explicaba que “no sólo es necesario un financiamiento adecuado, sino también políticas pesqueras más claras en Europa y Asia y que se pueda ayudar a Mauritania a salvaguardar este complejo y hermoso patrimonio mundial”.  

Los Imraguen se encuentran entre la gente más pobre de Mauritania, se ha convertido su cultura y sus tierras ancestrales en un museo 

La cuestión los ‘defensores’ del parque y los encargados tradicionales es, sin embargo, compleja. Los Imraguen se encuentran entre la gente más pobre de Mauritania. Se plantea la pregunta de si es moralmente correcto convertir su cultura en un museo, negando así a los Imraguen su derecho a participar en el desarrollo económico del país, mientras se vive de sus tierras ancestrales. A través de interferencias externas, los Imraguen se ha dirigido ya en parte hacia una economía de mercado y las mismas bases de su sociedad se han quebrantado. ¿Les hace eso ser perder el derecho a cosechar su ancestral tierra?  

El Banc d’Arguin, localizado n la costa desierta atlántica de Mauritania, a mitad de distancia entre Nouakchott en el sur y Nouadhibou en el norte,  proporciona un ejemplo único de una zona de transición entre el desierto del Sáhara y el Océano Atlántico. Es un área extensa de islas y de línea costera, integrada en gran parte por la arena de origen saharaui. Los mamíferos de la tierra incluyen gacelas, zorros e hienas. Los mamíferos marinos registrados regularmente incluyen la ballena monje y el delfín. Cuatro especies de tortugas frecuentan el área. Los pescados son uno de los componentes más importantes de la fauna. Los sitios arqueológicos del período y de los vestigios neolíticos de la civilización Almorávide se encuentran en un gran número de las islas. La gente local, los Imraguen o Amrig, relacionan muchas de sus costumbres con el ambiente natural.  

Los delfines son conocidos por proteger a los seres humanos de los tiburones en el agua e incluso por llevar a la gente a salvo a la orilla 

Los delfines y los tiburones habitan las mismas regiones y profundidades de los océanos. Los tiburones tienen una reputación como depredadores feroces, armados con hileras de afilados dientes aserrados que pueden morder a través de la carne y los huesos con facilidad. Los tiburones tienen una piel muy dura, como papel de lija que no es fácil de perforar. Los delfines, por otra parte, son vistos como los mamíferos inteligentes y juguetones, con una única fila de dientes como clavijas que utilizan principalmente para la captura de peces pequeños. Su piel es suave y flexible y se puede cortar fácilmente. Los delfines a veces son vistos protegiendo de los ataques de tiburones a un miembro lesionado o enfermo de su grupo, el cual a menudo es un miembro de su familia extendida. Los delfines son conocidos por proteger a los seres humanos de los tiburones en el agua e incluso por llevar a la gente a salvo a la orilla. 

Aunque a simple vista los tiburones y los delfines parecen ser similares en tamaño y forma, hay muchas diferencias entre ellos. Los tiburones son una antigua orden de peces, con esqueletos de cartílago. Los delfines, en cambio, son descendientes de mamíferos que han vuelto al mar y tienen esqueletos con huesos duros calcificados. Los esqueletos de los tiburones tienen articulaciones que no son tan flexibles como las del delfín. Estos últimos son mucho más rápidos que los tiburones y pueden maniobrar con gran rapidez y agilidad en el agua. La cola de un delfín y un tiburón son también diferentes. La cola de un tiburón tiene aletas en un plano vertical que se mueven de un lado a otro, lo que limita su capacidad de sumergirse rápidamente hacia abajo o subir hacia arriba. La cola de un delfín tiene aletas montadas horizontalmente que se mueven arriba y abajo las cuales le permiten cambiar fácilmente la dirección hacia arriba o hacia abajo en el agua. 

Dado que los delfines suelen viajar juntos en grupo, si uno de ellos se ve amenazado por un tiburón, los otros miembros del grupo se unirán en la defensa de los que estén en peligro. El arma principal de los delfines es su hocico, que está hecho de hueso muy fuerte y grueso, el cual tiene una punta dura y redondeada. Los delfines rodean al tiburón muy rápidamente desde diferentes direcciones, lo que provoca que este se confunda y no persiga a ninguno de ellos. Cuando un delfín se coloca debajo de un tiburón a una distancia de varias yardas (metros), el delfín puede correr repentinamente hacia la parte más suave del bajo vientre del tiburón y golpearlo con su hocico. El efecto es como un golpe muy potente. El tiburón puede resultar gravemente herido por este solo golpe y, a menudo, queda aturdido o inconsciente. Los delfines en ocasiones embisten varias veces a un tiburón que ha sido muy agresivo, y con frecuencia pueden lograr matar a un tiburón grande y peligroso. 

Con la revista Europa Azul visitamos los puertos de Marruecos, Argelia y Mauritania, hasta la llegada de los radicales islámicos 

‘Los pescadores del desierto’ es el título de un reportaje del periodista José Naranjo, un ‘freelance’ en el África Occidental, publicado en Planeta Futuro, sección del periódico EL PAÍS, en colaboración con la Fundación de Bill Gates y su esposa Melinda, con reportajes sobre desarrollo global, justo y sostenible en el mundo. En España editamos la revista Europa Azul, sobre pesca industrial y artesanal, en las décadas de los ochenta y noventa. Conocíamos muy bien todas las zonas de pesca de Marruecos, Argelia y Mauritania, incluidas las aguas donde faenaban y faenan con sus barcas de vela los Imraguen. Escribimos varios artículos sobre estos pescadores, así como los convenios de pesca que se negociaban en Bruselas entre las autoridades de la Unión Europea y los ministros de Pesca de Rabat, Argel y Nuakchot. Recuerdo que en 1991 tuve que salir de Argelia de manera urgente. Estábamos recabando información sobre las posibilidades de pesca en este país para entregar un informe a unos armadores vascos. Terminé yéndome a Agadir, en Marruecos. Se desató una guerra civil en Argelia, un conflicto armado librado entre el gobierno argelino y varios grupos rebeldes islamistas. El número de muertes se estima entre 150,000 y 200,000, entre las que se cuentan más de 70 periodistas, ya sea por las fuerzas del estado o por los rebeldes islamistas. El conflicto terminó con la victoria del gobierno tras la rendición del Ejército Islámico de Salvación y la derrota de 2002 del Grupo Islámico Armado. No obstante, en la actualidad se siguen produciendo conflictos de baja intensidad en algunas zonas. 

La insurrección armada empezó en diciembre de 1991 cuando el gobierno canceló las elecciones tras la primera ronda, en la que quedó de manifiesto que ganaría el Frente Islámico de Salvación (FIS), aduciendo que el FIS terminaría con la democracia. Tras la expulsión del FIS y el arresto de miles de sus miembros, sus partidarios empezaron una guerra de guerrillas contra el gobierno y sus partidarios. Los principales grupos rebeldes que lucharon contra el gobierno fueron el Movimiento Islámico Armado (MIA), fuerte en las montañas y el Grupo Islámico Armado (GIA), fuerte en los pueblos. Las guerrillas empezaron marcándose como objetivo el ejército y la policía de Argelia, pero al poco tiempo algunos grupos empezaron a atacar también a civiles. En 1994 cuando las negociaciones entre el gobierno y los líderes del FIS encarcelados alcanzaron su clímax, el GIA declaró la guerra al FIS y a sus partidarios, mientras que el MIA y varios grupos menores se reagruparon y declararon su lealtad al FIS, pasando a llamarse Ejército Islámico de Salvación (AIS). Esto dio paso a una guerra a tres bandas. Poco después se interrumpieron las negociaciones y se celebraron elecciones en las que obtuvo la victoria el candidato del ejército, el general Liamine Zéroual. Se intensificó el conflicto entre el GIA y el AIS. Durante los años siguientes el GIA llevó a cabo una serie de masacres que tenían como objetivo vecindarios o pueblos enteros. Algunas evidencias sugieren también la participación de las fuerzas gubernamentales en estos hechos (o al menos la omisión de ayuda por su parte). Las masacres alcanzaron su punto álgido en 1997, en las fechas cercanas a las elecciones al parlamento, en las que obtuvo la victoria un nuevo partido favorable al ejército, la Unión Democrática Nacional (RND). El AIS, atacado desde ambos flancos, optó por declarar el alto el fuego unilateral al gobierno en 1997, mientras que el GIA se desmembró en varios grupos a causa de las objeciones internas a las masacres. En 1999, tras la elección del nuevo presidente, Abdelaziz Bouteflika, una nueva ley declaró la amnistía a la mayoría de las guerrillas lo que resultó en el ‘arrepentimiento’ (pues ese nombre tomó) de muchos combatientes y su retorno a su antigua vida. La violencia disminuyó sustancialmente, con la victoria del gobierno. Los restos del GIA fueron acosados y atrapados en el curso de los dos años siguientes, y en 2002 ya habían desaparecido prácticamente. 

Los pescadores Imraguen saben que a las lisas, muy sensibles, no les gustan los perfumes y que las cremas que usan sus esposas y madres  

“A varios cientos de metros al norte del pequeño pueblo de Iwik una barca de vela se echa al mar. Estamos en noviembre en la Banc d’Arguin, una de las dos reservas naturales que existen en Mauritania y es la época de la lisa (también conocida en España como mújol o muil), el momento en que los bancos de peces de esta especie afloran como por arte de magia. El agua está en calma y dos pescadores se disponen a echar las redes. Desde hace días, las mujeres tienen prohibido acercarse siquiera a la playa. Los pescadores saben que a las lisas, muy sensibles, no les gustan los perfumes y que las cremas que usan sus esposas y madres van a dejar un rastro en el mar, espantando las capturas. Y es que en la tierra de los Imraguen, los únicos mauritanos de tradición pesquera, todo es diferente. Desde hace siglos, su vida gira en torno a la lisa. De este pez obtienen comida, tanto su carne como sus huevas, extraen aceite para cocinar y remedios para sus males, lo secan para venderlo, intercambiar carne u otros productos o para regalar a los visitantes y con sus huesos hacen cuentas y objetos decorativos. ‘El pescado es lo que ha permitido a los Imraguen sobrevivir en esta tierra’, asegura Abderraman Ould Chevif, miembro de la Asociación por la Salvaguarda Social y la Promoción de la Cultura Imraguen (ASSPCI) y destacado defensor de esta forma de vida. 

Los Imraguen no son una etnia ni una tribu. Los hay blancos y negros, maures y wolof y pertenecen a distintas familias, los Ewlades Abdelwahd, los Ehlbouhoubeyni, los Barikalla, los Ewlades Bisbae, los Elbere. Lo que les ha mantenido unidos a lo largo de la costa mauritana y de los siglos es una cultura en común y, sobre todo, el oficio de la pesca, que han practicado desde tiempos inmemoriales. No en vano, Imraguen significa precisamente eso, ‘los que pescan”’. Y son los únicos mauritanos que lo han hecho durante siglos. Las primeras poblaciones Imraguen son de origen soninké y bereber y ya estaban allí, asentados en la costa mauritana, antes de que llegaran los árabes procedentes del este. Aunque se islamizaron y fueron asimilados, siempre han sido ‘diferentes’. En la actualidad hay unos 1.500 Imraguen, la mayoría de ellos en el Parque Nacional de la Bahía de Arguin (Patrimonio de la Humanidad), entre Nuakchot y Nuadibú, aunque hay otros dos pequeños grupos más al sur, uno en la zona costera del parque de Diawling y el último en las riberas del río Senegal, donde practican la pesca fluvial, todos vinculados de una u otra forma entre ellos”. 

“Cuando se percibe un banco de peces cerca de la costa, uno golpea el mar con un bastón, los delfines se acercan y encierran al pescado” 

“Tal y como asegura el investigador Francisco García-Talavera, uno de los primeros europeos que describió a este grupo cultural y sus peculiares técnicas de pesca fue el viajero Valentím Fernándes, quien en su ‘Descripción de la costa de África de Ceuta al Senegal (1506-1507)’ nos habla de sus redes, ‘de hilo hecho con raíces y corteza de árboles, alcanzan una braza de ancho por cinco de largo’, sus boyas, ‘trozos de madera de tabaiba dulce’, y sus plomadas, ‘bolas de arcilla cocida secadas en ceniza caliente y perforadas’. El relato de Valentím Fernándes sobre su forma de pecar no tiene desperdicio: ‘Para pescar, van de dos en dos, cada uno llevando su red enrollada en su palo. Queriendo pescar, juntan el uno al otro sus redes y, desde que ellos han apercibido los peces, avanzan cada uno de su lado, dejando poco a poco caer la red de los palos entre ellos, hasta el momento en que alcanzan la orilla y se juntan. Todo esto sucede en agua poco profunda, que no les llega sino hasta las rodillas, y en el momento de más calor del día, puesto que los peces están como atontados por el calor del agua. Ellos llevan en la mano derecha su arpón para arponear los peces que quieren franquear la red saltando al aire. Es así como practican la pesca’. 

Sin embargo, esta no era la única técnica tradicional de pesca de los Imraguen. ‘Hace mucho, mucho tiempo, la gente de mi pueblo observó a un grupo de pelícanos golpeando el mar con sus alas muy cerca de la playa. De repente, decenas de pescados empezaron a saltar y los delfines, alertados por el ruido, empezaron a acercarse, rodeando a los peces. Los pelícanos se dieron un buen festín. Los Imraguen observaron este mecanismo y empezaron a pescar así: cuando se percibe un banco de peces cerca de la costa, uno golpea el mar con un bastón, los delfines se acercan y encierran al pescado, lo que permite cogerlos fácilmente con las redes’. De esta manera explica Nounou una de las formas de pesca colaborativas entre dos especies, hombres y delfines, más espectaculares que hayan existido y que, desgraciadamente, hace algunos años que ya no se practica, arrinconada por la emergencia de nuevos sistemas más modernos”. 

“Muchos mauritanos piensan que cazamos con perros y que somos unos salvajes, no nos conocen ni en nuestro propio país” 

“Se dice que los Imraguen descubrieron el uso de embarcaciones en los años cuarenta del siglo pasado y que fue debido a la llegada hasta la zona de un barco de pesca canario que se había quedado a la deriva, cuya tripulación enseñó a este pueblo el arte de la navegación. No hay más que contemplar las barcas de vela tradicionales de los canarios (llamadas de vela latina) y compararlas con las barcas Imraguen para darse cuenta del sorprendente parecido. Gracias a este nuevo elemento, los pescadores mauritanos empezaron a pescar también la corvina y otras especies, aunque nunca se olvidaron de su estrecha relación con la lisa y la pesca a pie. Otro vestigio de la estrecha relación que los pescadores canarios e Imraguen mantuvieron durante décadas son las expresiones que aún usa este pueblo mauritano, sobre todo relacionadas con la pesca: a la cuerda le llaman ‘cota’, cuando hace viento hablan de ‘venti’, si el mar está tranquilo dicen que está ‘recho’ y a la harina de millo (maíz) le llaman ‘gofio’, un producto que conocieron de los canarios y que hoy consumen en abundancia. En su vocabulario también tienen otras expresiones como orza, racha (de viento) o riva de indudable origen español. 

La conservación de sus tradiciones y de una forma dialectal propia del árabe hassanía, su peculiar manera de vivir en un entorno tan hostil y los contactos de los Imraguen con otros pueblos venidos de lejos han ido moldeando una cultura singular que empieza a ser reconocida y protegida en Mauritania. Buena culpa de esta toma de conciencia la tiene la Asociación para la Salvaguarda Social y Promoción de la Cultura Imraguen que lleva casi una década luchando por conservar costumbres y tradiciones. Ellos son los organizadores del Festival Cultural Imraguen que se celebra cada año. ‘Muchos mauritanos piensan que cazamos con perros y que somos unos salvajes, no nos conocen ni en nuestro propio país. Ahora la gran amenaza la representan el turismo y la pesca industrial, que pueden hacer desaparecer nuestra manera de vivir. Sin embargo, tenemos que convertir estas actividades en oportunidades, regulándolas y ordenándolas’, explica Ould Chevif, ‘hemos demostrado durante siglos una gran capacidad de sobrevivir a condiciones adversas, siempre de manera tolerante hacia los otros y con un enorme respeto por el mar y sus recursos, de los que dependemos. Por ejemplo, entre nosotros está muy mal visto tirar nada al mar y menos en época de pesca. Este pueblo merece que su saber se conserve’. 

La democracia africana se pone a prueba en el 2020citas electorales en una docena de países, entre ellos Mauritania de los Imraguen 

Mientras el mundo asiste atónito al crecimiento de las opciones más populistas y de extrema derecha, África sigue librando una batalla por la democracia. Según la Fundación Mo Ibrahim, el buen gobierno ha mejorado en los últimos 10 años en el continente y tres de cada cuatro africanos viven en un país donde hay más democracia ahora que en la década pasada. Esta tendencia positiva se enfrenta este año 2020 a una prueba decisiva con más de una docena de elecciones clave en las que está en juego la alternancia pacífica, la utilización política de la justicia, la eternización en el poder de ciertas élites, las soluciones africanas a las crisis, la resolución de problemas seculares como el paro o la pobreza o la emergencia del islamismo moderado y su lucha por conquistar el poder. Pero cada país es un mundo: Nigeria, Sudáfrica, Senegal, Argelia, Túnez, Mauritania… 

¿Me presento, no me presento? ¿me presento, no me presento? El actual presidente mauritano, Mohamed Ould Abdelaziz, deshoja aún la margarita acerca de su eventual candidatura a las elecciones presidenciales que deben celebrarse en el segundo trimestre de este año. Aunque la Constitución le prohíbe optar a un tercer mandato y él mismo ha repetido en varias ocasiones que no se presentaría, lo cierto es que el partido que gobierna con mano de hierro, la Unión por la República (UPR), ha lanzado una intensa campaña para que reforme la Constitución y pueda concurrir a los comicios. Ya la reformó una vez vía referéndum el pasado mes de agosto y suprimió al díscolo Senado. Mientras se impone la versión oficial de que no estará en las papeletas, el ruido de sables entre quienes aspiran a sucederle es ensordecedor. El mejor situado es su mano derecha militar y actual ministro de Defensa, Mohamed Ould Ghazouani, el hombre que controla los resortes del régimen en materia de seguridad. Muchos le ven como un candidato manejable hasta un hipotético regreso al estilo de Vladímir Putin del propio Abdelaziz en 2024. La oposición, agrupada en el Foro Nacional por la Democracia y la Unidad (FNDU), aguarda impaciente a conocer el nombre del aspirante, que se sabrá en marzo, para decidir si se presenta unida tras un solo candidato. Entre los más serios rivales están los islamistas de Tawassoul, la RFD de Ahmed Ould Daddah y la UFP de Mohamed Ould Maouloud.Mauritania, oficialmente República Islámica de Mauritania (Yumhuriya Islamiya Mauritaniya), consiguió la independencia de Francia el 28 de noviembre de 1960. En 2008 el Gobierno civil de Mauritania sufrió un golpe de Estado encabezado por el general Mohamed Uld Abdelaziz. El 16 de abril de 2009 Abdelaziz renunció a su rango militar para competir en las elecciones presidenciales del 19 de julio, siendo elegido presidente. En Mauritania el 20% de la población vive con menos de 1,25 dólares por día.​ Hay serios problemas en materia de derechos humanos. Aunque la esclavitud fue oficialmente abolida en 1980, según un informe de Amnistía Internacional publicado en 2018, el número de personas que viven esclavizadas en Mauritania podría superar el 1% de su población. Los Imraguen siguen luchando por ser ‘Los pescadores del desierto’ y lo están consiguiendo. 

@SantiGurtubay 

@BestiarioCancun 

www.elbestiariocancun.mx 

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