Neomaximato salinista, amenazado

La última Palabra

Por Jorge A. Martínez Lugo

*A mis colegas periodistas. Día de la Libertad de Expresión 2021.

Con la participación de 51-52 por ciento del padrón electoral de México, la elección 2021 cumplió la expectativa de ser la de mayor asistencia a las urnas de las cuatro elecciones intermedias del presente siglo.

La del presidente Enrique Peña Nieto (2015) tuvo una votación del 48%; la de Felipe Calderón (2009) del 45%; y la de Vicente Fox (2003), del 41%.

La última elección intermedia del siglo pasado, la de Ernesto Zedillo (1997) registró una histórica participación de 56%, histórica también, porque el PRI por primera vez perdió la mayoría en la Cámara de Diputados.

A mayor votación, mayor voluntad de cambio de la ciudadanía. Regla que siempre se cumple. Aquella derrota del ya entonces decadente partido de Estado, simbolizó el inicio de su extinción como tal.

LA ALTERNANCIA SIN CAMBIO

La alternancia presidencial del año 2000, la primera en más de 70 años, fue una completa decepción; una traición a la expectativa de cambio, por parte de un presidente fofo. Fox resultó ser un perfil a modo en los planes del ya consolidado “neomaximato salinista” (1988-2018), para una alternancia sin cambio y afianzar el modelo económico neoliberal, impuesto por organismos y bancos internacionales.

La alternancia sin cambio de los panistas Fox y Calderón, fue el intento de establecer en México un bipartidismo tipo imperio del norte. De ahí la obsesión por impedir a toda costa una alternancia de izquierda, que pusiera freno al modelo neoliberal y este trabajo sucio lo realizó hasta antes de 2018 el salinismo.

DOS FRAUDES ELECTORALES DE ESTADO

Neoliberalismo y neomaximato salinista van de la mano en México desde el primer gran fraude electoral de Estado de la historia moderna de México, en 1988, con la famosa “caída del sistema” que arrebató el triunfo presidencial a Cuauhtémoc Cárdenas e impuso a Carlos Salinas.

El otro gran fraude de Estado, fue contra Andrés Manuel López Obrador en 2012, a quien le robaron el triunfo, que apenas pudieron legitimar con una diferencia de 0.5 por ciento de los votos y una maquinaria propagandística con la bandera de “peligro para México”.

En 2018 el aparato de Estado volvió a ponerse en marcha, pero ya no pudieron ante el profundo hartazgo social y una abrumadora votación a favor del cambio. La participación fue del 62 por ciento del padrón.

En esta intermedia del 6 de junio de 2021, volvieron a poner en marcha, por tercera vez, la campaña “peligro para México”, aprovechando el natural desgaste por el ejercicio gubernamental, pero tampoco les alcanzó, a pesar de disponer de toda la maquinaria, incluyendo a organismos internacionales y cierta prensa extranjera.

La sociedad refrendó prácticamente el poder al gobierno en la Cámara y en las gubernaturas, al reconocer que no se ha limitado a una alternancia, sino que está impulsando un verdadero cambio de modelo económico y combate a la corrupción, al que llama la cuarta transformación. Su partido Morena, no ha estado a la altura; será tema de otra reflexión.

Este referéndum, marca el inicio de un nuevo sistema de partidos, del que se espera no vuelva a constituirse otro partido de Estado como lo fue el PRI y tampoco un sistema bipartidista excluyente, como predomina en Estados Unidos y Europa, sino un nuevo sistema de partidos, que permita la sana y justa representación de las diversas minorías que conforman la sociedad.

Por lo pronto, el “neomaximato salinista” está herido de muerte, pero aún puede dar coletazos, que sólo en democracia podremos superar, en lo que usted, tiene la última palabra.

070621.

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