No hay omisión del actual gobierno municipal de Benito Juárez en la crisis de la basura: hay complicidad con quienes signaron y se favorecieron con la leonina concesión…

La cosa pública… 

Por José Hugo Trejo 

En el municipio Benito Juárez, su presidenta municipal Mara Lezama Espinosa se encuentra entrampada entre los compromisos que adquirió en el pasado con el ex presidente municipal interino, Carlos Canabal Ruiz, cuyos intereses están ligados a la empresa Inteligencia México, concesionaria del servicio de recolección de la basura en su demarcación, sus propios intereses políticos de reelección con el respaldo del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y la presión ciudadana por su mala gestión y la problemática sanitaria que representan los miles de toneladas de basura que inundan las calles de Cancún. 

Sin embargo, como ocurre con casi todos los políticos cuando son cuestionados en su desempeño, la alcaldesa cancunense Mara Lezama quiere hacerse pasar como la víctima ante los cuestionamientos que recibe su gestión, marcada ya por denuncias formales de corrupción que están corriendo proceso en el ámbito federal, y por los oscuros vínculos personales, con Canabal Ruiz, que no puede evadir pese a sus últimas y muy recurrentes declaraciones de deslinde, como tampoco puede desmarcarse de los funcionarios municipales del Verde Ecologista, que fueron los que avalaron el leonino contrato de concesión de la recolecta de basura a la empresa Inteligencia México, pero que ahora se aprestan también a respaldarla para que busque le reelección a la presidencia municipal de Benito Juárez. 

Mara Lezama Espinosa, la presidenta municipal morenista de Benito Juárez, no es víctima de complot político o mediático alguno, como se quiere hacer ver ante una sociedad que cada vez más descubre su verdadero rostro e intenciones.  

Sí es víctima, pero de sus propios enredos político-empresariales de “política” novata con los que está afectando a los cancunenses. 

El estallido de la crisis de la basura en la ciudad de Cancún, luego de que la empresa concesionaria incumpliera su tarea desde el mes de marzo pasado, y la nueva ventilación del contrato a la medida de los intereses de la incumplida empresa recolectora de basura y en contra del interés público municipal, es decir del de todos los cancunenses, y que avalaron sus aliados del Partido Verde que estuvieron en la gestión de Remberto Estrada Barba, a quien reemplazó, sin que su gobierno haya hecho algo al respecto, la expuso no sólo como una autoridad omisa en su responsabilidad de cuidar el patrimonio municipal, sino que sus nexos con el empresario multicitado y sus compromisos con los verde ecologistas para su reelección, la exhiben como cómplice del basural en que se ha convertido una vez más una concesión pública en el principal destino turístico de México. 

Los hechos son contundentes más que la palabrería vana y autopanegirística de la alcaldesa de Benito Juárez. Basta con exponerlos al lector para que saque sus propias conclusiones:  

El contrato de concesión de la recolección y traslado de la basura al relleno sanitario por un plazo de 20 años lo otorgó desde mayo de 2017 el Ayuntamiento que encabezó el verdeecologista Remberto Estrada Barba, en las condiciones leoninas favorables a la concesionaria Inteligencia México, empresa vinculada al expresidente municipal interino Carlos Canabal Ruiz. La concesión comenzó a operar en enero de 2018. 

Canabal Ruiz fue uno de los principales respaldos económicos y promotores de candidatura de Mara Lezama Espinosa en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Lo sabe ella, lo saben sus colaboradores cercanos en dicha campaña y muchos otros involucrados en la misma pero excluidos de su gobierno. 

Durante la campaña, la candidata morenista Mara Lezama recibió el apoyo directo del verde ecologista Estrada Barba, quien le envió personal del Ayuntamiento a realizar trabajos de proselitismo y de asesoramiento; no se descarta que hasta recursos económicos le haya canalizado de manera subrepticia dadas las prácticas generalizadas que han imperado en este renglón de manera irregular entre candidatos, partidos y autoridades. 

Cuando llegó al gobierno municipal en septiembre de 2018, Mara Lezama tuvo en sus manos el contrato de concesión de la recoja de la basura a favor de la empresa ligada a Canabal Ruiz y se enteró a cabalidad de las condiciones tan desfavorables para el Ayuntamiento. Son obvias las razones y los compromisos de la alcaldesa para no hacer nada contundente para intentar echar por tierra un contrato tan leonino y lesivo para los ciudadanos cancunenses. 

Sin embargo, ahora alega que su gobierno no pudo o quiso hacer nada, porque por la cláusula de recisión favorable a la empresa, la que hasta ahora quiere ver cómo revoca, ocasionaría un daño considerable a las finanzas municipales y un perjuicio a los cancunenses.  

No hizo tampoco nada para buscar sancionar o al menos exhibir públicamente, como lo hace el presidente Andrés Manuel López Obrador en muchos casos, a los funcionarios municipales y estatales que avalaron el fraudulento contrato de concesión de la recoja de basura a Inteligencia México. ¿Por qué? Se preguntará el amable lector. No fue por cautela, como alega ahora dos años después la alcaldesa Mara Lezama, ni por omisión de autoridad inexperta.  

Fue por la complicidad que mantenía con Canabal Ruiz, ahora queriéndose montar a otra aventura política morenista y contraria a la actual alcaldesa benitojuarense y por los compromisos de largo plazo que signó con los verde ecologistas que controlaron el Ayuntamiento de Estrada Barba y que hace apenas unas semanas le expresaron a Mara Lezama su respaldo para que se reelija en el cargo público al que tanto queda a deber sin haberlo concluido siquiera en su primer periodo… 

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