PDU: algo huele mal en Cancún

El Minotauro

Por Nicolás Durán de la Sierra

Además de la concreción de un paquete fiscal estatal histórico de casi 40 mil millones de pesos para 2023, en la agenda de la gobernadora Mara Lezama destacan dos temas que, sin duda, tendrán espacio en la opinión pública. Uno es el la permanencia de Oscar Montes de Oca como fiscal estatal y la otra los amparos contra el Programa de Desarrollo Urbano (PDU) de Cancún.

Ambos temas son ríspidos, pues en días pasados se dio una manifestación en Chetumal, con visitas a la oficina de la gobernadora y a la sede del Congreso, para pedir el cese del fiscal alegando una numerosa serie de pifias en más de sesenta expedientes judiciales, en tanto que en Cancún la inconformidad por el PDU crece al grado que se esperan manifestaciones en contra de ese programa.

Hasta ahora, los amparos han frenado que se otorguen licencias de construcción, cambios de uso de suelo y ha evitado que se continúen las obras iniciadas hasta que se revise el programa municipal. Uno de los líderes del movimiento contra el PDU es Carlos Cardín, el exalcalde de Cancún, quien por su experiencia es un amplio conocedor del tema y ha puntualizado diversos yerros en el documento.

Uno de los puntos críticos del PDU está en la edificación de tres mil nuevos espacios hoteleros en el Club de Golf Pok Ta Pok, en el corazón de Cancún, lo que saturaría aún más al centro vacacional, el que ya de por sí padece insuficiencia de drenaje por no citar la alta circulación de vehículos, el que según tránsito municipal alcanza hasta los 80 mil usuarios al día en verano.

Estos temas, además, son de gran peso político pues la estancia del fiscal Montes de Oca es ya más estorbosa que colaborativa para el gobierno estatal –recuérdese el zipizape en Mahahual, en el sur estatal-, en tanto que el PDU es una bomba de tiempo que de no atenderse ya  puede llegar a las conferencias matinales del presidente López Obrador en la Ciudad de México.

Por un lado se tiende un puente sobre la laguna para el desahogo vehicular y por el otro se pretende saturar con tres mil nuevos cuartos al centro turístico. No es la vez primera que se intenta sin éxito cambiar el uso de suelo del campo de golf, ni es la primera vez que se trata de hacer trampa con el PDU. “Algo huele a podrido en Cancún”, como no se dijo en el Hamlet de Shakespeare. 

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