
COZUMEL.-En medio de la presión en su contra, no sólo de ecologistas, sino de senadores y secretarios de estado, la empresa Muelles del Caribe anunció una “pausa” en sus pretensiones de construir un cuarto muelle de cruceros en Cozumel, cuya inversión ascendía a los 1,000 millones de pesos.
Mediante un comunicado de prensa, la empresa informó que luego de dialogar con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y demás instancias involucradas, “ha tomado la decisión de establecer una pausa técnica en los trabajos de construcción del cuarto muelle de cruceros en Cozumel”.
En los hechos, aunque ya contaban con la autorización en materia de impacto ambiental por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la empresa aún no había iniciado la obra, pues carecía de permisos a nivel municipal.
Previo a la pausa anunciada por la empresa, la Semarnat puso a revisión la autorización de impacto ambiental concedida al proyecto en 2022, luego de denuncias ciudadanas por el riesgo que el muelle representaba para al arrecife de coral Villa Blanca frente a las costas de isla.
Incluso, en su visita a Cancún el pasado viernes 4 de julio, Alicia Bárcena Ibarra, titular de Semarnat, comentó que a reserva de lo que se definiese legalmente, el proyecto de cuarto muelle de cruceros para Cozumel implicaba “más problemas que soluciones”.
Sin embargo, en su comunicado Muelles del Caribe dejó en claro que no renuncian al proyecto, sino que insistirán en construirlo más adelante:
“Reforzaremos las medidas ambientales y atenderemos las preocupaciones de algunos sectores de la comunidad cozumeleña, con el fin de que este proyecto cumpla plenamente su objetivo de generar beneficios sostenibles y de largo plazo para el crecimiento regional”.
Añadieron que el cuarto muelle tiene el potencial de ser “motor esencial de inversión económica y en generación de nuevas oportunidades para la región, así como de atracción de capital para consolidar a Cozumel como un destino de primer nivel en la industria internacional de cruceros”.
Por últimos se dicen dispuestos a mantener un diálogo abierto y continuo, “atendiendo tanto las legítimas inquietudes de la sociedad civil como las directrices de las autoridades municipales, estatales y federales”.
El proyecto que oficialmente se encuentra en “pausa” consiste en un muelle en forma de “L”, sobre superficie de 1.16 hectáreas, edificada sobre 774 pilotes de acero, con capacidad para embarcaciones de 362 metros de eslora, por 66 de manga, así como un calado de 9.32 metros, sobre la avenida Rafael E. Melgar en el kilómetro 3+625 de la ínsula.
Según la Manifestación de Impacto Ambiental, se pretendía incluir un edificio de dos niveles en zona terrestre con una superficie de 1.1 hectárea que permita la llegada y abordaje de pasajeros hacia los cruceros y una plaza comercial abierta con establecimientos de diferentes giros, y áreas de espera para tours y excursiones.
Todo lo anterior sobre una plataforma de concreto tipo muelle en la que se ubicaría un elevador, una escalera peatonal y tres escaleras eléctricas que conducirían hacia un puente peatonal.
Fuente: El Economista