Un desaseado proceso electoral

El Minotauro

Nicolás Durán de la Sierra

Para todos los tintes políticos y en especial para Morena por ser el partido en el poder, la paridad de género y los espacios para las candidaturas afirmativas, sobre todo estas últimas, han devenido en un galimatías circense que los ha llevado a cambiar candidatos a mansalva, en los más de los casos mediante mentiras y otras transas que han sido frenadas por la autoridad electoral.

No se trata sólo de la inclusión en las listas de mayas de novísima hechura disque herederos de Felipe Carrillo Puerto, aunque bien a bien no lo conozcan, o de recios varones que con el viento electoral descubren que, por una candidatura, en realidad no lo eran tanto “sabe usté”, sino de una gran Corte de los Milagros en la que los ciegos ven y los tullidos caminan… ¡Portentos electorales!

Hasta hoy, según parte oficial, el Ieqroo ha detectado 70 intentos de engaño, de falsos discapacitados, sobre todo, pero la cifra puede crecer ya que, de manera literal, la venalidad va por sus fueros. No se trata de una coalición en específico, sino de todos los partidos presentes en el proceso; no hay uno solo que haya evitado el juego sucio, es decir, que no haya intentado embaucar a los electores.

Estos amagos de engaño en primera instancia van hacia la autoridad reguladora, pero su finalidad última, acaso la más grave, es la de mentir al elector, la de valerse de su buena fe y hacerlo votar por tal o cual personaje nacido de una candidatura amañada. Estos amagos no sólo deben ser frenados por el Ieqroo, como lo son, sino también con multas a los partidos que intentaron la engañifa pues, salta a la vista, actuaron con dolo.

La inclusión de las redes sociales en la vida pública, la nueva radio de boca a boca de la que tanto se vale el presidente López Obrador, puede ir también contra una amplia participación en las elecciones por venir y no sólo en las urnas, sino hasta en la integración de los propios organismos electorales.

Los partidos, con su ejercicio, debieran ser garantes del aseo de la jornada, pero por desgracia parece que se refocilan en lo contrario.

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