Signos
Siempre he pensado que la gestión hacendaria de Arturo Herrera, ahora propuesto por el presidente López Obrador como nuevo gobernador del Banco de México, ha sido de las mejores del país.
Y creo que no podía haber otro mejor liderazgo en ese sector estratégico durante la pandemia, y ante la crecida de la revuelta empresarial y bancaria que exigía endeudamiento y financiamiento externo al mejor estilo de los viejos tiempos y de las monstruosas devaluaciones y quiebras históricas que empobrecieron a México, y que elevaron al infinito y como en ninguna nación civilizada la desigualdad social, la concentración oligárquica de la riqueza, la rapiña pública y la entrega del Estado nacional a los amigos del poder político privatizador más voraz de todos los tiempos, incluidos los de la Colonia.
Pero vienen tramos presupuestarios más complejos y cuesta arriba.
(El Partido Verde, por lo pronto, y como no sería ninguna novedad, ya ha anunciado, por boca del senador Manuel Velasco, que “replanteará” su alianza con el partido presidencial, lo que quiere decir que lo amenaza o lo ‘conmina’ a pagarle puntualmente las ‘ayudas’ del ‘mayoriteo’ que requiera -porque no caben las negociaciones en medio del clima de vileza y de confrontación reinante, y cuando los opositores huelen sangre de debilidades y fracturas en el bloque dirigente de la ‘4T’- donde así dependa de esa franquicia mayor de la piratería política, como en el Congreso federal y a la hora de las discusiones de las reformas estructurales y de los paquetes de ingresos y egresos.)
Vienen, pues, más presiones económicas decisivas -inflacionarias, monetarias, salariales, de contracción del gasto y la inversión, de financiamiento fiscal a los Estados, etcétera- y ante las cuales se requiere resistencia y compromiso visionario para crear las mejores condiciones, o las menos malas, de estabilidad financiera, confianza inversora y crecimiento.
Herrera será fundamental en la nueva hora. Es leal y competente. No como otros (desde nunca Gertz Manero, por principio, ha debido ser fiscal ni colaborador de nada porque no gana una, por fácil que fuese), en los que ha confiado, para su desgracia -y acaso ya lo esté lamentando-, quien ha sido su jefe.
De los ‘fieles’ como Ebrard, Monreal, Mario Delgado y otros muchos derivados del PRI, el PAN, el PRD, hijos de Judas, similares y conexos (artífices de la sociedad con el Verde y de la secesión en la Ciudad de México) tendrá tiempo, Andrés Manuel, de maldecir a sus anchas, como de su propia voluntad de inclinarse por esa falange -que llenará de basura política a Quintana Roo, entre otras entidades, y al ‘renovado’ Congreso de la Unión-, en su rancho tabasqueño.
SM