La Corte medieval

Los fanatismos. La militancia absoluta de los idiotas. El ego patológico de la razón única. La verdad y la justicia de Dios y mía. Quemar en la hoguera, por hereje, al pensamiento. El Santo Oficio. Nada posible ni entendible ni valor ninguno del otro lado del universo irreducible y hermético de nuestro reino (como el de la Gran Corte de los Milagros en guerra a muerte contra el Rey Sol, cuya inhumana decadencia de la Francia medieval traza Víctor Hugo de tan deslumbrante y apabullante modo). El extremismo fascista y excluyente no conduce sino a la parálisis institucional y a la indeseable alternativa de la autarquía contra el caos y a la inevitable degradación de la sociedad y la cultura.

SM

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