Signos
Sí, señor, porque los cargos parlamentarios llamados de ‘Representación proporcional’ son cuotas y negocios privados de los grupos cupulares de los partidos, y constituyen una suma desproporcionada y representativa de dichos intereses exclusivos y por tanto excluyentes y enemigos del interés general, que nada tiene qué ver con ellos y con los dedos electores que los reparten a conveniencia.
Son una de las más percudidas y onerosas herencias del rupestre totalitarismo posrevolucionario, y un signo escandaloso y grotesco de la demagogia institucionalizada que hace del mayoriteo legislativo y los acuerdos bajo la mesa entre liderazgos espurios y ajenos a la decisión popular directa de las urnas, uno de los engaños más perseverantes y ominosos que desnaturalizan la modernización democrática que, defienden sus núcleos de beneficiarios, ha ocurrido en el país.
La congregación plurinominal no sólo es parasitaria, sino que, por su designación a dedo vil, contiene los propósitos de control absoluto de quienes nombran a sus aglomerados.
De modo que, además del atraco al erario que su excesiva manutención significa, la manipulación antidemocrática y antipopular de los procesos legislativos que operan como representaciones partidistas cupulares hacen de la llamada ‘Representación proporcional’ un ultraje que, como bien asegura el Presidente López Obrador y por el bien de la democracia y del interés popular, debe desaparecer.
Y ojalá que su reforma se cumpla gracias al mayoriteo de su partido y a las cloacas verdes y rojas que lleva por aliados. Porque el Congreso federal que viene llegará cargado de pájaros de cuenta, y acaso la gran mayoría de ellos sean verdemorenistas y similares, que no serán lo mismo pero tanto se parecerán.
Es absurdo que en la mayor democracia del mundo occidental y con un territorio del doble del mexicano y doblemente habitado haya 65 legisladores menos.
Premios de consolación, pago de facturas y favores por servicios al poder al cual se deben, asignaciones para encomiendas específicas de negociación política y curules para traficar aspiraciones personales con cargo al erario y a la simulación representativa, todo eso, pues, menos la defensa del derecho contenido en el sufragio ciudadano son las llamadas “plurinominales”, por cuya vía llegarán los distinguidos opositores de derecha ‘Alito’ Moreno, Marko Cortés e indeseables y similares truhanes anexos y conexos, y recientes verdemorenistas excorreligionarios suyos de la misma especie con los cuales -es decir con estos últimos y sus nuevos compañeros de militancia- los partidos y el liderazgo presidenciales de la regeneración moral procurarán, en contra de los opositores, aprobar, entre otras reformas fundamentales para el Ejecutivo federal en turno y como fundamentos de la transformación nacional que se propone de continuar su causa en el próximo mandato del país, la desaparición, justamente, de las reliquias de la corrupción parlamentaria denominadas de ‘representación proporcional’.
SM