Signos
No se debe temer a la guerra franca del Estado contra el narcoterror. Siempre y cuando sea total y que la gane, aunque para eso debe movilizar a las hasta ahora dormidas fuerzas fiscales y jurisdiccionales, y a las fuerzas armadas policiales y militares, que siempre serán más y tendrán más poder de fuego que las de todo el crimen organizado juntas. A lo único que se debe temer es a un aparatoso despliegue de fuerza que pretenda espantar sólo con el petate del muerto del circo armado sin pretensiones de usar ese factor decisivo del Estado. De esos cuentos está empapado el ‘narco’, que cuando hace sus propios desfiles de poder hace también que el comandante en jefe del Ejército Mexicano ordene la retirada de las tropas nacionales, como él mismo lo ha informado, y que terminan las pobres cubiertas de oprobio y de vergüenza ante un enemigo que se crece más y más con esas tácticas de mucho ruido y pocas nueces. Porque, en efecto, un día llegan la tropa y sus caravanas. El ‘narco’ cede y se repliega. Y al cabo se va la tropa, y el ‘narco’ vuelve y ataca de nuevo. Y así…
SM