Opinión editorial

Los compraron, los usaron, no pegaron, no convencieron, fracasaron, redundaban, neceaban, pataleaban, insultaban, no evaluaban, propagandeaban, no aportaban, desprestigiaban, y (más) se desprestigiaban. No abonaron, aburrieron, la audiencia se mermaba, y así el mercado menguaba. Y ya sin candidata propia (porque en las urnas fue apaleada, acaso en gran medida gracias a ellos mismos, que en lugar de favorecerla la enterraban) y sin proyecto alternativo de nación (o de negociación presidencial), y pagándoles a costa de sólo pérdidas televisivas acumuladas, las antes ‘vacas sagradas’ se fueron mucho… mucho… a la pingada…

SM

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