Suspensión de pago de la deuda y reforma fiscal

La última palabra

Jorge A. Martínez Lugo

La suspensión del pago de la deuda externa no es una idea descabellada, ni una propuesta oscura del comunismo. Es una alternativa técnicamente viable e históricamente necesaria. Estaría acompañada de una reforma fiscal integral.

La crisis sanitaria que tomó por sorpresa a países ricos y pobres, sólo aceleró una situación que ya venía siendo insostenible ante el agotamiento del modelo financiero internacional, implantado al término de la segunda guerra mundial y que después de siete décadas ya llegó a un callejón sin salida.

La suspensión del pago de la deuda se plantea como una estrategia global, acompañada de otras medidas en cada país, como una reforma fiscal integral, así como el replanteamiento del sistema económico internacional, que permita una reactivación de las economías nacionales, una revaloración de los capitales y el flujo de riqueza a nivel global.

La historia de la deuda en México inició desde la Independencia, cuando Iturbide reconoció la deuda económica con España a cambio del reconocimiento político internacional. No le alcanzó el tiempo al primer emperador para obtener más créditos ante Inglaterra, ya que fue derrocado y expulsado del país.

LA PRIMERA DEUDA DE MÉXICO

Fue la Junta de Gobierno provisional, de la que formaba parte Guadalupe Victoria –enfilado ya para ser el primer presidente de México–, la que concretó los dos primeros préstamos con el gran país prestamista del mundo: Inglaterra.

Uno por 16 millones de pesos (mdp) de los cuales recibiría la mitad, ocho mdp, de los cuales terminó recibiendo 5.7 mdp. El segundo crédito por la misma cantidad y términos, aunque de éste obtuvo neto 6.1 mdp. En concreto, México recibió 11.8 mdp, pero firmó deuda por 32 mdp. Tal nivel de agiotismo derivó en que cuatro años después México tuviera que declarar la primera moratoria de pago, que se prolongó de 1827 a 1851.

Así fue el inicio de la Independencia de México, la cual derivó en la dependencia económica a través de la deuda. En el cuadro que presentamos, se puede apreciar la evolución de la deuda externa mexicana desde la Independencia hasta nuestros días.

Otras dos suspensiones de pago se realizaron, por el presidente Juárez en 1861, que derivó en la intervención francesa y la imposición del efímero imperio de Maximiliano, quien por cierto, en su corto periodo de tres años aumentó la deuda de 82.3 mdp a 195 mdp.

La tercera moratoria de pagos fue larga, de 1913 implementada por Victoriano Huerta, hasta 1942, cuando Ávila Camacho retomó los pagos, mientras la deuda ya alcanzaba la estratosférica cifra de 998.2 mdp.

Desde entonces no ha sucedido otra suspensión de pagos, mientras que la deuda de México alcanza en 2020 la fabulosa cifra de 13 billones de pesos (bdp).

La escalada a billones de pesos, se dio con los Gobiernos de Zedillo y Fox, al pasar de 554,000 mdp a 1.7 bdp. La causa de este salto fue el rescate bancario del Fobaproa que costó un billón de pesos para beneficiar a los banqueros a costa del erario público.

De la deuda original de un billón de pesos del Fobaproa ya se pagaron 1.7 billones y aún se debe un billón de pesos. ¿Cómo ven? El nivel de agiotismo actual es muy parecido al de 1823, cuando inicia la historia independiente de México y al mismo tiempo la dependencia económica a través del cordón umbilical de la deuda externa.

SUSPENSIÓN DE PAGOS TÉCNICAMENTE VIABLE

La suspensión de la deuda en los tiempos actuales tiene condiciones propicias para hacerse realidad, incluso como parte de una transformación de la economía global, que se han planteado las propias potencias mundiales para reactivar la economía, aunque con la resistencia de los capitales hegemónicos tradicionales.

El meollo del tema es que las deudas tanto legales como ilegales, legítimas e ilegítimas, han llegado a punto que son insostenibles por los Gobiernos nacionales.

La prueba está en el acuerdo de los países del G-20 de suspender la deuda a 34 países, los más pobres, que forman parte de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), que están en servicio de la deuda con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Esta suspensión de pago tiene vigencia de mayo a diciembre de 2020. México no está en esa lista. En América Latina solo están Nicaragua y Honduras.

PAGO ACTUAL DE LA DEUDA

La deuda creció en los dos años del Gobierno de López Obrador, de 11 a 13 bdp, de manera “inercial”, a pesar de no haber contratado más préstamos. Esto debido a los valores fluctuantes de los bonos y a explicaciones técnicas y condicionantes que solo los banqueros y especialistas entienden.

En 2020 se está pagando 724 mil millones de pesos (casi un billón) por el servicio de la deuda, lo cual representa el 54 por ciento del PIB nacional. Representa también, casi la sexta parte del presupuesto anual, que es de 6.1 bdp. Por supuesto que esta situación asfixia la economía de México, al igual que la de todos los países del mundo.

Argumentos a favor y en contra de una suspensión de pagos de la deuda externa, será tema de otras entregas, pero de lo que no hay duda es que técnicamente, una moratoria es cada vez más viable y hasta puede ser bandera rentable de campaña político electoral. Pero como siempre, el lector tiene la última palabra. 

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