El Minotauro
Nicolás Durán de la Sierra
A finales de 1987, el periodista inglés Alan Riding publicó “Vecinos Distantes”, obra que analizaba la tensa relación sostenida por México con Estados Unidos, una historia de desencuentros. “Tener una frontera de casi tres mil kilómetros con la nación más poderosa del mundo, es un desafío brutal”, dice en la primera parte de este libro tenido por clásico en el análisis político binacional.
Claro está que se trata de un gran desafío, y eso lo sabe bien el presidente López Obrador al acusar cautela en sus contactos con el nuevo mandatario norteamericano. De sobra son sabidos los amplios nexos de Biden con la industria bélica de su país y, como mero ejemplo, baste citar que las acciones de Smith & Wesson subieron cerca de un 8% desde las elecciones.
En su mensaje matutino del 20 de enero, López Obrador recordó sus encuentros con Biden, el más antiguo de 2010, y destacó que la migración y el comercio siguen siendo los temas torales de las relaciones entre ambos. Se estima que allá viven 38 millones de mexicanos; y hoy México es el principal socio comercial de Estados Unidos, con una balanza de 97 mil 418 millones de dólares.
Esta es espada de doble filo y bien lo sabe el presidente, quien por otra parte, supo manejar la relación con el explosivo Trump, sin dañar sus contactos con Biden, a despecho de quienes –maliciosos estériles- esperaban una crisis política. Sucede que, a diferencia de Calderón o Peña Nieto, López Obrador no llegó de rodillas, y esto ofende a una oposición acostumbrada al servilismo.
En “Vecinos distantes”, volumen tenido como un “clásico moderno” por Carlos Fuentes, el autor apunta que entre otras razones, el país ha sido sometido por los Estados Unidos por la añeja corrupción que lo corroe. Riding escribió su obra hace 34 años y hoy la nación es otra y desde hace un par de años, el prestigio de México ha ido a la alza en el ámbito mundial por no estar de rodillas.