Aedes aegypti, los mambises del Caribe, mataron a más ‘gallegos’ con malarias y fiebres amarillas, que la ‘carga al machete’ de Antonio Maceo

Pinceladas

Un brote de dengue pone en alerta a Centroamérica. La enfermedad colapsa los servicios sanitarios con cerca de 200 mil casos entre el sur de México y el istmo centroamericano. Han sido días de trabajo intensos para Marco Pinel Vallecillo, médico hondureño que ha sido movilizado a la región de La Paz (suroeste de Honduras) para atender la emergencia de dengue que ha dejado seis muertos solo en esa zona. De enero a julio, la enfermedad ha causado 83 muertos en todo el país y 49,326 casos registrados, 10,853 de ellos graves, lo que ha obligado al presidente a declarar la emergencia nacional. Es el país más afectado por una enfermedad que ha causado 150 muertos en México y el istmo centroamericano, donde se registran 177,259 casos, oficialmente, 11,424 han requerido hospitalización. El médico cataloga de “calamitosa” la situación del hospital local, donde los pacientes tenían que esperar hasta en los rincones y se tuvieron que habilitar salas adicionales para atender a los enfermos en peor estado. Aunque la situación “ya casi está volviendo a la normalidad” en su zona, dice, el resto del país vive un escenario inédito. “Nunca antes habíamos tenido una situación tan grave”. Pinel, que fue director de vigilancia de la salud, sabe de lo que habla. Ya en 2015 integró un equipo de respuesta de epidemia de dengue. Asegura que la que hoy sufre el país centroamericano ha sobrepasado la capacidad de respuesta. “El sistema de salud se ha debilitado en los últimos años y una situación como esta ejerce una presión adicional e inusual. La atención a la población es precaria”, explica. Hay una batalla contra los ‘chupasangres’.

Santiago J. Santamaría Gurtubay

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) también ha movilizado a sus especialistas para apoyar a las autoridades hondureñas en la emergencia. Su subdirector, Jarbas Barbosa, ha advertido en Tegucigalpa de que el dengue es un riesgo de salud para todos los países de América Latina. La enfermedad se ha ensañado con Centroamérica, una franja golpeada por la pobreza y con varios de sus países sumidos en crisis políticas. Nicaragua es el segundo país de América Central con más casos registrados y 10 muertos, según las estadísticas ofrecidas por la vicepresidenta Rosario Murillo, quien controla toda la información oficial. A finales de julio de 2019, las autoridades emitieron una alerta epidemiológica tras un aumento del 232% en los casos registrados respecto al mismo periodo de 2018. Martha Reyes, directora de Vigilancia del Ministerio de Salud, dijo que se han redoblado los esfuerzos para controlar el mosquito que transmite el dengue: el Aedes aegypti, cuyas hembras, según la OMS, son la principal fuente de transmisión. Los síntomas pueden desarrollarse de cinco a siete días después de la picadura. La OPS explica que después del período de incubación, el dengue pasa por tres fases: febril, crítica y de recuperación, pero puede evolucionar hasta una situación “severa” con un desenlace mortal.

“Es una enfermedad absolutamente controlable”, asegura desde Managua el epidemiólogo Leonel Argüello, que ve varias causas en el aumento de los casos: se han “relajado” los mecanismos de control y la educación a la población; la proliferación de barriadas pobres y un “deterioro” general en los sistemas de salud. “Es una enfermedad que por suerte es relativamente barata de prevenir y tratar, pero la hemos normalizado como un mal inevitable”. El experto recomienda mejorar la vigilancia del mosquito transmisor. En Honduras, Pinel agrega otra causa: el cambio climático, que “facilita la expansión y consolidación del virus, además de la proliferación del zancudo responsable de la transmisión”. La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que, entre 2030 y 2050, el cambio climático causará 250,000 muertes adicionales cada año por diversas causas y que aumentará el riesgo de transmisión del dengue. Esto afectaría a países pobres como Honduras, que este año ha visto como la enfermedad ha colapsado sus sistemas sanitarios…

En unos años probablemente no será necesario viajar a los trópicos para estar expuesto al dengue o al zika. Las especies de mosquitos que transmiten los virus causantes de estas y otras enfermedades tendrán al calentamiento global como aliado para que su hábitat crezca. Zonas que hasta ahora eran demasiado frías se convertirán en lugares templados donde podrán vivir al menos unos meses al año. La última proyección, y probablemente más precisa, sobre la expansión de dos especies de mosquitos del género Aedes (aegypti y albopictus, más conocido como tigre) acaba de publicarse en la revista PLOS Neglected Tropical Diseases. Muestra que en el peor escenario de cambio climático —hacia el que vamos si no se reducen las emisiones— estos insectos podrán reproducirse en prácticamente todo el planeta habitado en 2080 y amenazarán a 7,000 millones de personas, 1,000 millones más que hoy. Pero antes irán alcanzando cada vez más áreas al ritmo que suban los termómetros.

El mosquito tigre ya lleva unos años expandiéndose hacia el norte, por el Mediterráneo. Pero esta especie es peor transmisora de virus que el Aedes aegypti, que necesita más calor. “Ahora el aumento de temperaturas va a hacer que las poblaciones de albopictus sean reemplazadas por aegypti, el principal vector del dengue, la fiebre amarilla, el zika, el chikungunya y la encefalitis japonesa; ahí es donde vamos a tener el problema”, subraya Nerea Irigoyen, que lidera un grupo de investigación en virus del zika en la Universidad de Cambridge. “Estas enfermedades, que consideramos estrictamente tropicales, ya han aparecido en áreas con climas adecuados, como Florida, porque los humanos son muy buenos para mover ambos insectos y sus patógenos por todo el mundo”, añade Sadie J. Ryan, profesor de la Universidad de Florida y uno de los autores principales del estudio.

Aunque la expansión del mosquito es prácticamente inevitable en mayor o menor medida (en los gráficos de arriba y abajo se detallan los escenarios), esto no quiere decir que las enfermedades de las que son vectores vayan a llegar automáticamente con ellos. Como aclara Irigoyen, la aparición de dolencias emergentes depende fundamentalmente de tres factores: los del propio virus y su capacidad de adaptación, que en el caso de los transmitidos por artrópodos (arbovirus) es mayor, puesto que tienen una gran facilidad para mutar; factores humanos, como superpoblación en grandes ciudades, contaminación, viajes transoceánicos y globalización; y, por último, factores climáticos, como el calentamiento global y fenómenos como El Niño, que permiten la expansión de poblaciones de mosquitos. A más inundaciones y agua estancada, más insectos. La salubridad de los entornos es, pues, otra variante clave para la expansión de los mosquitos y las enfermedades que transmiten. Se vio claramente con los brotes de zika, que fueron mucho menores en Florida que en Puerto Rico, pese a un clima similar. Lugares insalubres, con charcos o neumáticos tirados —uno de los lugares característicos para la anidación de los insectos— son focos mucho más potentes que otros.

Colin Carlson, el otro autor principal del estudio, asegura que al no existir vacuna para la mayoría de las enfermedades que se expandirán con el cambio climático, la mejor línea de defensa es prevenir la propagación de mosquitos Aedes. “Eso significa vigilancia, rastrear su propagación y el control, deshacerse del agua estancada cerca de casa, disminuir el contacto mediante repelentes de insectos y mosquiteras”, enumera. Además, los sistemas sanitarios de los países tropicales donde hoy son endémicas estas enfermedades son, por lo general, más débiles que los del norte, donde amenazan con expandirse. Los brotes en Europa y Estados Unidos serían más fáciles de detectar y tratar de forma eficaz, al menos en teoría.

Según el peor escenario de la investigación, las temperaturas pueden crecer tanto que haya zonas en las que hoy estos mosquitos proliferan en las que haga incluso demasiado calor para ellos. Pero ni en ese caso bajaría el número de personas amenazadas, dado el aumento de las poblaciones y las concentraciones urbanas. Además, como apunta Irigoyen, si las temperaturas suben a esos niveles (por encima de tres grados) seguramente los mosquitos no sean nuestra principal preocupación.

Por qué los mosquitos pican más a los más pobres, aunque la genética influye en sus preferencias, el factor socioeconómico pesa mucho más

Para llegar de una vivienda de Matamoros, en el norte de México, a otra de Brownsville, al sur de Estados Unidos, pueden bastar menos de cinco minutos caminando. Son dos ciudades tan pegadas que casi podrían ser una sola. Por supuesto, comparten el mismo clima y entre ellas tan solo está el río Bravo. En un estudio sobre dengue que se hizo en ambas, el municipio texano tenía una incidencia del 4%; en el mexicano era siete veces superior. Los mosquitos no son racistas, pero parece que entendieran de clases sociales. Las bajas también se llevan la peor parte con sus picaduras y las enfermedades que transmiten. La forma de almacenar agua, de tratar (o no) los residuos y el uso de aire acondicionado son determinantes para que se críen, vivan, se reproduzcan y alimenten en uno u otro lugar. “El comportamiento y los factores socioeconómicos influyen más que ningún otro en la propagación de enfermedades causadas por vectores”, aseguraba Jaime Torres, director del departamento de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela, en una Conferencia Internacional de Enfermedades Infecciosas, que se celebró en Buenos Aires.

En su país, por ejemplo, estudió que las personas que viven en chabolas, o ranchos, como allí llaman a este tipo de asentamientos informales, tienen 13 veces más probabilidades de ser infectados por dengue que alguien que viva en un apartamento o casa. Varias investigaciones de Torres muestran cómo la incidencia de esta enfermedad está directamente correlacionada con los niveles de renta. El Aedes aegypti, la especie de mosquito que además de dengue transmite también el zika, la fiebre amarilla y el chikungunya vive cómodamente cuando las temperaturas rondan los 25 grados. Y deja sus larvas en agua, así que los lugares donde se estanca tras las lluvias, ya sea en cubos que muchas comunidades de bajos recursos usan para almacenarla, o en neumáticos, plásticos y demás residuos, son ideales para ellos.

La forma de almacenar agua, de tratar (o no) los residuos y el uso de aire acondicionado son determinantes para que los zancudos críen, vivan, se reproduzcan y alimenten en uno u otro lugar. A iguales condiciones, por supuesto, no diferencia entre clases sociales. Pero sí que lo hace en función de otros patrones. Existen investigaciones en las que se exponía a gemelos idénticos al insecto y recibían en promedio el mismo número de picaduras. Sin embargo, si esto se hacía con mellizos, la cosa variaba. Las diferencias genéticas entre las personas pueden propiciar que unas reciban más mordeduras que otras. “Por alguna razón que desconocemos, prefieren a quienes tienen más colesterol o esteroides en la piel. También se decantan aquellas que emiten más dióxido de carbono, lo que incluye a embarazadas; a quienes hacen ejercicio, las que transpiran más; a las que producen más calor corporal; las de grupo 0 de sangre y las que beben alcohol, especialmente cerveza”, relataba Torres. También hay que tener en cuenta que hay individuos cuya reacción a la saliva del insecto es mayor, así que son más conscientes de las picaduras aunque no necesariamente les piquen más que a otras.

La globalización y el turismo masivo ayudan a la ‘lealtad’ del zancudo, con el hombre, “Va siempre con nosotros”

En su charla explicó que esta especie de mosquito no suele desplazarse más de 50 o 100 metros, así que utiliza los vehículos del ser humano para moverse. La fiebre amarilla, por ejemplo, llegó a América desde África con la trata de esclavos. Y ahí se fue extendiendo por la región al mismo ritmo que se desplazaban las personas. Porque estos zancudos son “muy leales al ser humano”, en palabras de Torres: “Van siempre con nosotros”. La globalización y los desplazamientos masivos de personas por todo el mundo, con la popularización del turismo, están produciendo que esta especie, y también las enfermedades que transmiten, se estén expandiendo. Esto puede incrementarse aún más con el cambio climático, ya que las variaciones de temperaturas probablemente producirán que se adapten mejor a lugares que ahora son demasiado fríos para ellos. También que huyan de aquellos que se conviertan en extremadamente cálidos, ya que no soporta mucho más de 30 grados. Todos estos fenómenos han estado presentes en los recientes brotes de zika, chikungunya, dengue y fiebre amarilla que han sufrido varios países de Latinoamérica en los últimos años. La propagación de esta última enfermedad en Brasil en los últimos meses, sin embargo, se podría haber evitado. Es la única de las cuatro que cuenta con una vacuna que la previene.

En una tertulia en La Habana oí la tesis de la importancia del medio ambiente en el desenlace de la Guerra de Independencia de Cuba

En la última década del pasado siglo XX editamos en la Cuba del ‘Período Especial’ una revista de temas del mar. Se llamaba Mar Caribe. Su director era Rolando Díaz Aztarain. Este militar fue ex ministro de Incautación de Bienes en el primer gobierno de Fidel Castro Ruz, y jefe de la Marina de Guerra. Uno de sus amigos y colaborador de Mar Caribe era el Capitán Antonio Núñez Jiménez, quien protagonizara una expedición “En canoas del Amazonas al Caribe” desde 1987 a 1988, en la que se recorrieron veinte países a través de los ríos Napo, Amazonas, Negro y Orinoco y luego por el mar de las Antillas. También escribía con nosotros el científico Jorge Ramón Cuevas, director del programa de la Televisión Cubana, ‘Entorno’. Las tertulias en torno a un café criollo eran interminables. En una de ellas, oí por primera vez la tesis de la importancia del medio ambiente en el desenlace de la Guerra de Independencia que libraron contra los españoles.

Cubanos ellos, vasco y español, yo, sin restar importancia a la ‘carga al machete’ de Antonio Maceo, comenzamos a valorar seriamente el protagonismo de otro ‘mambí’ del Caribe: el ‘Aedes aegypti’. El papel desempeñado por los mosquitos en el desarrollo de los diferentes episodios de la historia de nuestro Caribe fue decisivo. No cabía duda alguna. La historia, de no ser por la malaria y la fiebre amarilla, hubiera podido tener otros finales. No faltaba en estos debates el que fuera ex embajador de Cuba en España, Gustavo Mazorra. Rolando, Antonio, Juan y Gustavo,  fallecieron años atrás, pero guardo con cariño sus enseñanzas a un periodista recién estrenado en ‘cosas’ del Caribe. Una de estas ‘cosas’, una empresa mixta donde yo figuraba como presidente de la parte extranjera, en una experiencia del todo novedosa entonces en el seno de la Revolución Cubana.

Se llamaban “tercianas” a las fiebres palúdicas o malaria, que por entonces infestaban toda América Latina, pues, aunque ya se usaba la quinina para combatirla, no existía, ni existe todavía, una vacuna que sirviera para frenar eficazmente los estragos que causa la picadura del siniestro anofeles. La curación era larga y elemental, poner a sudar al enfermo envolviéndolo en mantas como una momia y haciéndole tragar infusiones ardientes para bajarle las altísimas fiebres que lo hacían delirar y temblar como atacado por el mal de San Vito. Muchos sucumbían a las fiebres o al tratamiento. Pero, peor todavía que la malaria, era la fiebre amarilla, transmitida por otro mosquito, hembra en este caso, peste para la que simplemente no había curación posible: sus víctimas adquirían un color verdoso amarillento y se iban escurriendo hasta perecer sacudidas por el vómito negro.

Transcurridos casi veinte años después de aquellas tertulias sobre los ‘Aedes aegypti’, ahora nos encontramos que han incorporado un nuevo virus a su ‘arsenal’: el zika. Ahora, todos los americanos somos objetivos de esos zancudos, librándose gracias a sus condiciones climáticas y geográficas Canadá y Chile. La Organización Mundial de la Salud (OMS) es clara en sus últimos comunicados: “El virus del zika se expande de manera explosiva. El agente infeccioso está ya presente en 23 países de América Latina y Estados Unidos”.

A diferencia de la enfermedad del zika en África, de donde es originaria, se dan los agravantes de que la población no está inmunizada

El virus, que normalmente causa una infección leve, se asocia con dos problemas graves de salud: el nacimiento con microcefalia de hijos de madres infectadas, y algunos casos del síndrome de Guillain-Barré. La microcefalia consiste en un desarrollo anormal del cráneo y el cerebro del feto, lo que puede dar lugar a discapacidades en distinto grado; el síndrome es un trastorno neurológico que tiene un origen autoinmunitario que causa debilidad, pérdida de reflejos, entumecimiento, dolor y visión borrosa, entre otros síntomas.  La relación entre el zika y estas complicaciones no está demostrada, pero su alta probabilidad ha hecho que se “pase de una amenaza leve a una de proporciones alarmantes”. Además, en esta ocasión, a diferencia de la enfermedad en África, de donde es originaria, se dan los agravantes de que la población no está inmunizada, porque es la primera vez que se expone al virus; que el mosquito está ampliamente diseminado por el continente, y que el fenómeno meteorológico de El Niño, un cambio en los patrones de lluvias, hace que las estaciones húmedas duren más, advierte la OMS. Tampoco hay tratamientos ni vacunas.

El responsable de enfermedades infecciosas de la OMS para América, Marcos Espinal, afirmó por su parte que calcula que unos tres o cuatro millones de personas resultarán infectadas…También ha recordado que el virus llegará a todas las partes donde hay mosquito Aedes aegypti, que es el que lo transmite. Los mapas de extensión del dengue (que usa el mismo vector de transmisión) indican que ese territorio va desde el sur de EE UU a Argentina…

Fundamental, el eliminar el mosquito de ciertos entornos, fumigando y evitando que haya depósitos de agua donde pueda poner los huevos

El peligro del virus. Toda la alarma creada depende de un factor: que se confirme la relación del zika con las malformaciones de recién nacidos y el síndrome de Guillain-Barré. La OMS afirma que esta relación es muy probable… Notificación de casos. Hay que establecer protocolos para detectar el virus donde se encuentre. Esto no es especialmente complicado, pero tampoco es un proceso sencillo. Necesita un análisis, porque los síntomas son inespecíficos y podrían corresponder a otras infecciones. Protocolos de actuación. Hay que unificar las actuaciones y establecer pautas para evitar que se recurra a medidas inútiles o perjudiciales para detener el virus. Básicamente, las medidas unánimemente aceptadas se centran en eliminar el mosquito de ciertos entornos, fumigando y evitando que haya depósitos de agua donde pueda poner los huevos.

Actualmente, no hay vacuna ni tratamientos específicos para este virus. No se han dejado oír en los últimos meses demasiadas voces de instituciones o investigadores que hayan indicado que estaban trabajando en esta enfermedad. Por tanto, hay que tener una lista de los proyectos en marcha, localizar los que estén más avanzados y dar las pautas para sus ensayos. En el ébola, por ejemplo -aunque causa una enfermedad mucho más grave- se decidió que era ético usar los tratamientos aunque no hubieran hecho todos los ensayos porque no había otra alternativa.

Cuando visitábamos Cajío, Güira de Melena y Batabanó, los vecinos no paraban de agitar grandes trapos de cocina

Uno, oyendo historias de mosquitos y viviendo en el Caribe, bien en Cuba, bien en México, se inicia sin querer en un odio visceral contra los zancudos. Éstos le han devuelto a uno con creces esa actitud, sobre todo en mis viajes por Batabanó o la Ciénaga de Zapata, en Cuba, o en la redacción del Grupo El Bestiario, en Cancún, de los que he salido siempre devorado por las picaduras. En aquellos años del ‘Periodo Especial’, en La Habana, los frecuentes ‘apagones’ de la luz eran aprovechados por millones de mosquitos en la ciudad y en el resto del país para sacar de paso a los cubanos.  No obstante, el lado positivo de tanto apagón se materializó en un aumento considerable de nacimientos meses después niños y niñas bautizados con nombres que se iniciaban en casi su totalidad por la ye (i griega), registrándose otros curiosos como “Bedoyecta”, un complejo vitamínico muy de moda en las farmacias de ‘fulas’ (dólares) añorado por los flacos habaneros de aquellos días. Los pocos alimentos que había se repartían de manera estricta por la cartilla de racionamiento. En la calle no había una libra de malanga, yuca, boniato, plátano, arroz… No había mercancía ‘sobrante’. El mercado negro estaba desabastecido.

Recuerdo que muchos viernes por la tarde, los compañeros de Mar Caribe nos ‘escapábamos’ sin que supiese el director Rolando Díaz Aztarain, hasta la provincia de La Habana, hasta Cajío, Güira de Melena y Batabanó, para aprovisionarnos de viandas y pescado. Al regresar y antes de volver a la oficina -habíamos estado, ‘oficialmente’, realizando gestiones de publicidad con Esicuba, Coral Container, Ballet Nacional de Cuba, Melfi, Suchel Camacho, Marina Tarara, Cubatabaco, Havana Club, Gran Caribe, Isla Azul, Cubadeportes, Bodeguita del Medio, Floridita, Coral Negro…, teníamos que limpiar el “Lada Combi” de la compañía pues el color rojizo de las tierras del Sur de La Habana nos hubiesen delatado frente a Rolando. Se merecía un respeto. Las mentiras utilizadas nunca habían sido tan piadosas.

En aquellas excursiones ‘obligadas’ por las circunstancias, los mosquitos se cebaban en los pobres habaneros y en un vasco solitario y solidario. Recuerdo las calles de Batabanó anegadas por las aguas de la lluvia y las entradas del mar y sus vecinos, tomando el fresco en los portales, provistos de grandes trapos que no paraban de agitar. Nosotros, sin ‘armamento’ éramos atacados por todos los frentes. Llegábamos a la casa con tantas picaduras que conllevaban la toma obligada de antiestamínicos. En mi propia carne de ‘gaito’ (gallego) sufrí la experiencia de los ataques de los ‘Aedes aegypti’.

Los zancudos provecharon los ‘apagones’ para picar más de un culo, en escenas eróticas que precedían a los ‘alumbrones’

Durante los primeros aquellos años que siguieron a la desaparición de la Unión Soviética -Cuba, al igual que otros países ‘satélites’ dependían económicamente de lo que se conocía como Comecon- las situaciones, muchas de ellas tragicómicas vistas años después, fueron muy duras. Hoy hablamos de los apagones y de los mosquitos. De los pollitos y puercos criados en las casas y sus bañaderas, de los multivitamínicos Polivit y Multivit utilizados también para el arroz amarillo a falta de azafranes originales y genéricos, de las muñecas cubanas calvas, de las plantillas para los ‘tenis’ extraídas de aquellas magníficas tapas de las obras completas de Lenin, Marx, Engels y Martí, de decenas y decenas de tomos, hablaremos en otra futura columna.

Cuando se iba la luz, la gente no tenía nada otra cosa que hacer el amor hasta que llegaran los escasos ‘alumbrones’. Sin luz no funcionaba el motor del agua, ni los hornillos, ni los famosos ventiladores ‘soviéticos’. Estos artilugios, únicos en el mundo  -no llegaron a patentarse pues sino no ya tendríamos a  algún organismo norteamericano reclamando su paternidad- eran de avanzada tecnología soviética anexada a las lavadoras/secadoras. En la Isla, con tanto patio y tanto sol, esos ‘centros de lavado y secado’, innovadores, en décadas atrás, comercializados con el nombre de “Aurika”, fueron reconvertidos. Los motores de la parte de la secadora y sus paletas de hierro fueron ‘pirateados’ y utilizados como ventiladores, muchas veces sin unos buenos soportes. Estos eran ‘inventados’, por lo que casi todas las veces, el ventilador recorría como si hubiera un mando a distancia todos los rincones de la casa, llevándose cosas y personas. No voy a pecar de exagerado, pero más de un cubano seguro que tiene algún sobrenombre como de ‘Seisdedos’ por culpa de las ‘nuevas aplicaciones cubanas’.

Los mosquitos ante tanto erotismo desatado por culpa de los ‘apagones’ aprovecharon para lanzar sus ‘misiles’ a miles de culos destapados e indefensos. Los ‘alumbrones’ que seguían a los ‘apagones’ hicieron famoso el grito de “¡Vino la luz!”, el ‘vino’ más famoso de La Habana y Cuba. La alegría se desataba  por doquier. Los cubanos se transformaban…

El Caribe no era el paraíso turístico sino un mundo al que, en los barcos de esclavos procedentes del África, llegan las hembras del Aedes aegypti

Dejemos esos contrastes habaneros y retomemos los debates sobre la importancia de los mosquitos en la historia de nuestro Caribe. Es importante hacer mención a un artículo de Gabriel Paquette, que apareció en el “Times Literary Supplement”, donde reseña un libro recién aparecido en Inglaterra, “Mosquito Empires”. Su autor, J.R. McNeill, es un historiador empeñado en dar a la ecología y el medio ambiente un protagonismo en la historia de la que tradicionalmente han sido excluidos y que, según él, en buena parte han modelado y orientado con tanto (y a veces más) vigor que los seres humanos. El subtítulo del libro, ‘Ecología y guerra en el Gran Caribe’, indica que su investigación se centra en este territorio. Abarca unos 300 años, desde la llegada de los europeos a la región hasta la I Guerra Mundial. El héroe de la historia es el maldito mosquito, tanto el que propaga la malaria como la hembra que inocula la fiebre amarilla, y, si el profesor McNeill ha acertado en sus investigaciones, esta pareja ha hecho más para fraguar la historia de esa encrucijada de culturas, razas, lenguas y tradiciones que es el Caribe, que todos los indígenas, conquistadores, piratas, misioneros, contrabandistas, negreros e inmigrantes instalados en esas islas, costas y selvas bañadas por ese mar esmeralda e iluminadas por esos cielos color lapislázuli.

El Caribe que aparece en el libro de J. R. McNeill, según Gabriel Paquette, no es el paraíso turístico de las playas de arenas doradas y los cócteles de recio ron y palmeritas de plástico, sino un mundo al que, en los barcos de esclavos procedentes del África, llegan en algún momento las hembras del Aedes Aegypti y se domicilian felizmente en las selvas desarboladas y convertidas por los colonos en haciendas cañeras. Al parecer, esta deforestación y erosión del suelo creó unas condiciones muy propicias para la supervivencia y reproducción de mosquitos y virus. Su alimento estaba garantizado con la gran abundancia de material humano, en especial los braceros de las plantaciones, los soldados de las guarniciones y los marineros de los barcos militares, cargueros y piratas.

Los mosquitos ayudaron a mantenerse al imperio español, frente a las pretensiones de Francia e Inglaterra

Tanto Francia como Inglaterra hicieron múltiples intentos para erradicar del Caribe al imperio español, enviando expediciones militares e instalando colonias de inmigrantes en las islas y cabeceras de playa que conquistaron. Según McNeill la razón primordial de que todos estos esfuerzos fracasaran no fue la resistencia que opusieron los soldados del Rey de España sino la labor silenciosa y corrosiva de los inesperados aliados volantes con que contaron -el anofeles y la Aedes Aegypti- cuyos picotazos diezmaron y a veces desaparecieron a los invasores. Por lo visto, quienes ya estaban instalados allí y sobrevivieron a las plagas, habían adquirido inmunidad, a diferencia de los recién llegados cuyos organismos eran pasto veloz de las fiebres mortíferas.

Algunas de las cifras que cita Paquette producen vértigo. A fines del siglo XVII, Inglaterra logró instalar en las selvas del Darién, en una zona que es hoy la frontera entre Colombia y Panamá, una colonia de escoceses que fue íntegramente exterminada por los microbios. En lo que es ahora la Guayana Francesa, entre 1764 y 1765 desaparecieron en el curso de sólo un año 11,000 de los 12,000 europeos que el Gobierno francés había instalado en Kourou, víctimas de la malaria, la fiebre amarilla y otras enfermedades tropicales. Una de las expediciones militares lanzadas por Gran Bretaña contra España en el Caribe fue la dirigida por el almirante Vernon en 1741, cuyas fuerzas militares pusieron sitio a las ciudades de Cartagena (Colombia) y Santiago (Cuba). Los mosquitos liquidaron a 22,000 de los 29,000 sitiadores en pocos meses, en tanto que sólo un millar de los soldados británicos murieron combatiendo.

En 1762, el conde de Albemarle consiguió cercar con su ejército a la ciudad de La Habana. Ésta parecía condenada a caer en poder de los británicos. Pero los sitiados consiguieron resistir hasta la llegada de la estación de las lluvias, con sus nubes de mosquitos, que en poco tiempo dieron cuenta de unos 10,000 sitiadores. En los combates militares, en cambio, apenas 700 soldados ingleses murieron. Estas cifras indican de manera inequívoca que el mosquito venenoso fue el verdadero conquistador de América y también factor decisivo de que prevalecieran su emancipación e independencia, pues, según McNeill, de los 16,000 soldados que Fernando VII envió a América en afanes de reconquista, el 90% perecieron por las enfermedades tropicales ante las que sus organismos forasteros eran absolutamente indefensos.

Franceses y británicos diezmados en la reconquista de Haití después de su emancipación en la Revolución Francesa

Una de las mortandades más terribles de las guerras caribeñas ocurrió entre las fuerzas francesas y británicas que trataron de reconquistar Haití, luego de que esta colonia se emancipara en medio de las guerras de la Revolución Francesa. Aunque en este caso los cálculos estadísticos parecen más inciertos que en los ejemplos anteriores, el profesor McNeill cree posible asegurar que unas tres cuartas partes de los 50,000 muertos que hubo entre aquellos expedicionarios antes de 1800 no murieron de bala ni espada sino entre los delirios de las fiebres y temblores de la malaria y los vómitos incontenibles de la fiebre amarilla.

Gabriel Paquette relata, como colofón de su reseña, que los estragos de aquellos bichos homicidas continuaron prácticamente hasta comienzos del siglo XX. Sólo en 1900, una comisión médica del Ejército norteamericano que ocupaba Cuba estableció una relación de causa-efecto entre el mosquito y la fiebre amarilla. Los medios científicos se mostraron al principio escépticos y The Washington Post, incluso, editorializó en contra de “esa estúpida y absurda chacota”. Sin embargo, el Gobierno de Washington se dejó convencer y emprendió una campaña de erradicación de mosquitos en tierra cubana. Dos años más tarde, la fiebre amarilla había desaparecido junto con sus alados transmisores. Pero sólo 30 años más tarde se pudo elaborar la vacuna que lograría reducir drásticamente en todo el mundo aquel virus que, según J. R. McNeill, ha causado más sufrimiento y atrocidades que la codicia y los fanatismos que llevan a los hombres a entre matarse desde el principio de los tiempos.

Habrá que escribir de nuevo las historias, pues. Aunque la responsabilidad moral de todos los grandes acontecimientos de la historia humana incumbe únicamente a los bípedos que ordenaron y libraron las guerras, las conquistas, los genocidios, las inquisiciones, etcétera, no hay duda que los hombres no pudieron nunca, ni en el pasado ni el presente, tener el control absoluto de las secuelas de las aventuras a que empujaron a la humanidad ni estuvieron en condiciones de hacer frente a los imprevistos que surgían en el camino y les imprimían casi siempre una orientación distinta de la prevista y, a veces, las desnaturalizaron hasta convertirlas exactamente en las antípodas de lo que se esperaba que fueran. Nadie hubiera imaginado antes de ahora -en nuestros tiempos de preocupación por la ecología y el medio ambiente- que el invisible mosquito zumbón hubiera podido ser, entre los siglos XVII y XX, el verdadero hacedor de la historia del Caribe.

El médico cubano Carlos J. Finley promovió el suero contra la fiebre amarilla, lo que permitió la construcción del Canal de Panamá

El otro ‘mambí’ del Caribe tuvo un enemigo y no era español sino cubano: el médico Carlos Juan Finlay Barrés, nacido en Camagüey, a finales del siglo XIX. Finlay fue el más profundo e intenso investigador de la fiebre amarilla y por sus análisis y estudios llegó a la conclusión que la transmisión de la enfermedad se realizaba por un agente intermediario. Existe una anécdota que dice que estando una noche rezando el rosario, le llamó la atención un mosquito zumbando a su alrededor. Entonces fue cuando decidió investigar a los mosquitos. Fue capaz de identificar al mosquito ‘Cules’ o ‘Aedes aegypti’ como el agente transmisor de la enfermedad. Sus estudios lo llevaron a entender que era la hembra fecundada de esta especia la que transmitía la fiebre amarilla. Realizó experimentos con voluntarios y no solo comprobó su hipótesis sino que descubrió también que el individuo picado una vez por un mosquito infectado, quedaba inmunizado contra futuros ataques de la enfermedad. De ahí nació el suero contra la fiebre amarilla. La doctora camagüeyana, Giselle Monzón, hija del prestigioso galeno Luis Monzón, me facilitó todos estos datos de su ‘paisano’ Finlay. Giselle Monzón es la esposa de Homero Saker, excónsul de Cuba en la ciudad de Cancún, con quien tiene una niña, Lauren.

Para poder completar la construcción del Canal de Panamá, se aplicaron los mismos principios indicados por Finlay, lo cual permitió terminar esta gran obra de ingeniería. Una placa en el propio Canal de Panamá reconoce “la contribución de Carlos J. Finlay en el éxito de esta magna obra”. El 15 de agosto de 914 atravesó el primer barco del Océano Atlántico al Océano Pacífico a través del canal. En memoria del doctor Finlay, el 3 de diciembre fue instituido como “Día del Médico” en varios países del Caribe y de América.

‘Aguirre, la ira de Dios’, narra el viaje de un grupo de conquistadores españoles a través del río Amazonas en busca de El Dorado

‘Aguirre, der Zorn Gottes’ (en Hispanoamérica, ‘Aguirre, la ira de Dios’; en España, ‘Aguirre’, la cólera de Dios) es una película alemana de 1972 de los géneros histórico y de aventura con guión y dirección de Werner Herzog, y con Klaus Kinski en el papel principal. La historia narra el viaje del explorador español, el vasco Lope de Aguirre, y un grupo de conquistadores a través del río Amazonas en busca de El Dorado, una región de la Amazonia que según las leyendas de la época albergaba enormes reservas de oro. Partiendo de una historia minimalista y de diálogos rudimentarios, la película recrea una visión de la locura y la irracionalidad humanas que sirve de contrapunto a la riqueza exuberante pero implacable de la selva amazónica. Aunque está basada libremente en la figura histórica de Aguirre, la historia principal es ficticia, como reconocería años más tarde el propio Herzog. Algunos de los personajes y de las tramas podrían estar inspirados en el relato de Gaspar de Carvajal sobre la expedición por el Amazonas, aunque él no participó en el viaje representado en la película.

Esta cinta fue la primera de cinco colaboraciones entre Herzog y Kinski. El director y el actor tenían distintos puntos de vista sobre el carácter del personaje principal y durante el rodaje sostuvieron varios enfrentamientos. La filmación tuvo lugar en la selva amazónica peruana durante cinco semanas. El reparto y el equipo hubieron de escalar montañas, talar pesados árboles para abrir rutas en distintos lugares de la selva y utilizar balsas construidas por los nativos para atravesar los rápidos del río. ‘Aguirre, der Zorn Gottes’ recibió el reconocimiento de la crítica y rápidamente fue catalogada como película de culto. Varios críticos de cine la han certificado como una obra maestra y aparece en la lista de las cien mejores películas de todos los tiempos elaborada por la revista Time. Sus elementos narrativos y su estilo visual ejercieron una fuerte influencia en la cinta ‘Apocalypse Now’ de Francis Ford Coppola.

Aguirre se amotina y recuerda que Hernán Cortés conquistó un imperio en México gracias a haber desobedecido las órdenes de España

En 1560, un grupo de conquistadores españoles comandado por Gonzalo Pizarro (Alejandro Repullés) y un centenar de esclavos indígenas marchan desde el recién conquistado imperio incaico en los Andes hacia las selvas del este en busca del legendario reino de El Dorado. El día de Nochevieja, la expedición agota sus recursos, lo que les dificulta continuar su trayectoria. Por ello, Pizarro ordena a un grupo de cuarenta hombres reconocer el terreno y obtener recursos mediante la construcción de balsas. Si esta delegación no volviera en el plazo de una semana se los consideraría perdidos. Pizarro elige para esta tarea a Pedro de Ursúa como comandante del convoy, a Lope de Aguirre (Klaus Kinski) como su segundo al mando, al representante de la familia real española Fernando de Guzmán y al hermano Gaspar de Carvajal para extender la palabra de Dios. También acompañan a la expedición, en contra de la opinión de Pizarro, la prometida de Ursúa, Inés de Atienza, y la hija adolescente de Aguirre, Flores.

Durante su viaje por el río, una de las balsas se ve atrapada en un remolino ante la imposibilidad del resto del grupo de rescatar a sus pasajeros. A la mañana siguiente, la embarcación aparece con su tribulación muerta y con dos desaparecidos. Ursúa propone rescatar los cadáveres para un entierro apropiado. Sin embargo, a sabiendas de que esto ralentizaría la expedición, Aguirre sugiere a Perucho, uno de los hombres, que los cañones se estaban oxidando…; entonces, este dispara el cañón contra la balsa y los cuerpos se pierden en el agua. Por la noche, la crecida del río barre las balsas restantes. Una vez que el tiempo establecido para la misión de exploración llega a su fin, Ursúa decide regresar al grupo de Pizarro. No obstante, Aguirre lidera un motín contra el comandante y les recuerda a sus hombres que Hernán Cortés conquistó un imperio en México gracias a haber desobedecido las órdenes. La sublevación tiene éxito y Aguirre coacciona a los soldados para que elijan a Guzmán como nuevo líder de la expedición y emperador del nuevo país. Ursúa es condenado a muerte, pero -ante la sorpresa de Aguirre- Guzmán le indulta.

El grupo continúa su trayecto, esta vez en una embarcación de mayor tamaño recién construida. Una pareja indígena se acerca tranquilamente en canoa y es capturada por los exploradores. Cuando el hombre muestra su confusión ante un ejemplar de La Biblia, el hermano Carvajal ordena su muerte por blasfemia. Fernando de Guzmán, ya proclamado emperador del grupo, se alimenta de las pocas provisiones que les quedan, mientras los hombres mueren de hambre, y ordena expulsar de la barca al único caballo de la expedición debido a que le molesta. Poco después, Guzmán es encontrado estrangulado cerca de la letrina. Tras la muerte de éste, Aguirre se proclama líder y ordena desembarcar en tierra para ahorcar a Ursúa. Tras la muerte de su prometido, Inés camina por la selva hasta desaparecer. Por su parte, el grupo ataca un pueblo indio, donde varios soldados mueren por las flechas y las lanzas de los nativos que se defendían.

De nuevo en la embarcación, los hombres, a causa del hambre, empiezan a delirar y algunos mueren. Tras una serie de ataques finales, realizados por atacantes desconocidos, los supervivientes mueren víctimas de las flechas, entre ellos la adolescente Flores de Aguirre. Sólo su padre se mantiene con vida, mientras la barcaza, infestada de monos, va a la deriva. La película finaliza con un enloquecido Lope de Aguirre solo sobre la balsa, donde indica su deseo de gobernar el nuevo continente con su hija como esposa.

El dengue se multiplica en México y amenaza las grandes ciudades, los casos se disparan un 250% respecto al año pasado

Probó con el humo de un cigarro, se roció los brazos y la cara con más repelente, pero no había manera de espantarlos. “Era una horda de moscos”, recuerda Mariana López, 48 años, sobre aquella noche de finales de septiembre en una terraza del centro de Guadalajara. A los dos días empezaron las fiebres, el dolor abdominal, los sarpullidos por todo el cuerpo. Había sido infectada con dengue, como otros 2.122 casos en Guadalajara. La tercera ciudad más poblada y rica de México es uno de los improbables epicentros del brote, que ha aumentado un 250% con respecto al año pasado y ya se ha cobrado 72 muertos en todo el país. Más casos y mayor extensión en el territorio. El virus ha saltado de las costas tropicales, su ecosistema natural, y la onda expansiva está alcanzando cada vez más zonas del interior. El dengue es endémico de México desde los tiempos de la colonia, pero uno de los mosquitos que lo transmiten, el Aedes aegypti, tradicionalmente se limitaba a las zonas calurosas y húmedas del trópico mexicano, como Veracruz o Oaxaca. El cambio climático –más calor y más lluvias– facilita que el insecto logre adaptarse a lugares alejados del mar y con mayor altura, como Guadalajara o Puebla, capitales del interior que ha registrado un aumento de casos respectivamente del 700% y el 1000% en lo que va de año.

“Lo preocupante es que ahora está llegando a las ciudades. Es un disparo enorme en el número de casos [22,992 en total], más los otros 100,000 probables. No hay un control de la plaga y es probable que no quieran emitir la alerta epidemiológica para no evitar el efecto llamada porque no da abasto”, apunta el epidemiólogo de la UNAM, José Luis Alfredo Mora Guevara. Desde la Secretaría de Salud de Jalisco descartan de momento emitir la alerta epidemiológica y se mantienen en el escalón anterior: aviso. “Ya conocemos lo que hace el brote y cuál es el serotipo, que es el uno y el dos

[el dengue tiene cuatro variedades]

. Además, no nos hemos visto rebasados en la atención a los pacientes”, sostiene Leandro Hernández Barrios, director de Vigilancia e Investigación Epidemiológica de la Secretaría.

En la clínica pública del barrio de Santa Teresa, a 10 minutos andando del centro de Guadalajara, todas las sillas de espera están ocupadas. Van pasando lista por tandas a los enfermos de dengue. Son las 17.00 de la tarde y van por el número 62. Adelaida Burgos ha llegado hace dos horas con su hijo. Tiene el número 92 y cierran la clínica las ocho. “Sí nos va a atender pero es tardado”, dice la madre. “Pero esto es una epidemia aunque no lo reconozcan”. La mayor preocupación de las autoridades es el aumento del porcentaje de casos graves, el llamado dengue hemorrágico. La epidemióloga del Departamento de Salud Pública de la UNAM Guadalupe Soto apunta a que “en Chiapas o Guerrero están por encima del 50%, cuando otros años no llegaba al 5%. Y no existe aún vacuna, la única medicación son analgésicos relajantes musculares, hidratación y reposo”

Diana Gutiérrez, 33 años, empezó a vomitar un jueves por la noche. Siguió la fiebre y el dolor abdominal. El médico le recetó paracetamol. Continuaron los dolores en la columna y en la cadera. Al cuarto día comenzaron los sangrados por la nariz. Fue directa a urgencias. Ya en terapia intensiva, aparecieron las hemorragias de orina y encías, pese a estar ya tomando antihemorrágicos. Las piernas, manchadas con llagas, le temblaban. “Bajé seis kilos. No cesaban de bajar las plaquetas y empecé a ver borroso. Ahí sí me asuste. Pero me hicieron una tomografía y descartaron que hubiera sangrado en cerebro y cabeza”, recuerda. No le dieron el alta hasta los 20 días.

El dengue suele ser una dolencia leve, incluso asintomática (el 80% de los casos). Pero puede complicarse si una misma persona contrae varias veces la dolencia. La agresividad de este brote se debe en parte a una mutación del serotipo. Tradicionalmente era el número uno el más común en Jalisco. “Esta vez estamos viendo cada vez más el serotipo dos. Y cuando una persona se enferma por segunda vez de un segundo serotipo del que no está inmunizado, se complica el caso y suele pasar a grave”, apuntan desde la Secretaría de Salud. Defienden que se están haciendo las tareas de contención y erradicación larvario correspondientes: fumigación, control biológico y campañas de información a la ciudadanía para que extremen la higiene en los recipientes de líquidos, donde anidan las larvas, o que incluso los desechen. Y confían en que la curva ascendente de casos, pronto empiece a descender. La académica de la UNAM, por su parte, apunta a que sería necearía oportuno ampliar el muestrario de las encuestas. “No se sabe si son doble infección. No tenemos un archivo de todas las personas. Es complicado porque la encuestas serológico es costosa”.

Centroamérica también sufre desde el verano una crecida del brote y los estudios recientes son poco optimistas con la capacidad de contención de las dos especies de mosquitos del género Aedes (aegypti y albopictus, más conocido como tigre). En el peor escenario de cambio climático —hacia el que vamos si no se reducen las emisiones— estos insectos podrán reproducirse en prácticamente todo el planeta habitado en 2080 y amenazarán a 7,000 millones de personas, 1,000 millones más que hoy. Pero antes irán alcanzando cada vez más áreas al ritmo que suban los termómetros.

La noche se nos cae encima. La lluvia nos acompaña, tras largos meses de sequía en la canícula cancunense. Los ‘moscos’ vuelven otro atardecer a atacar. Su ‘guerra’ prosigue y su protagonismo también. No paran de atacarnos, molestándonos, jodiéndonos, para que no nos olvidemos que ellos siguen mandando en el Caribe, al margen de quien esté en Los Pinos o en la Casa Blanca, y quien sea gobernador de Quintana Roo o alcaldes en Cancún, Playa del Carmen, Chetumal… Son los mambises del siglo XXI.

La campaña electoral ‘virtual’ en Estados Unidos, los presidenciables conectan por teléfono e Internet, evitan el cuerpo a cuerpo

Se acabó el humanizar al máximo a los candidatos. A la gente le gusta verles comer con las manos una hamburguesa en su pueblo, que tomen a un bebé en brazos, que se dejen fotografiar y que, con suerte, llamen a su puerta. A ocho meses de las elecciones presidenciales, y con una intensa batalla por la nominación en el Partido Demócrata, el coronavirus ha alterado como lo ha hecho siempre el caribeño Aedes aegypti —por encima de todas las cosas— la esencia misma de la campaña, poniendo fin a la fase de estrechar manos. De momento, el coronavirus ha convertido la campaña en algo telemático. Los aspirantes a la Casa Blanca han decidido suspender los mítines por precaución, forzándoles a llevar a cabo una candidatura virtual: actos sin público transmitidos en línea, voluntarios llamando desde casa a posibles donantes y las redes sociales como punta de lanza. Luisiana anunció que postergará las primerias en el Estado previstas para el 4 de abril a junio para evitar la propagación del brote.

Joe Biden, de 77 años, líder en la contienda demócrata, tenía copada su agenda para este viernes, con dos actos de recaudación de fondos y un encuentro con sus seguidores en Chicago (Illinois). El Estado celebra las primarias el próximo martes junto con Arizona, Florida y Ohio. Esa cita puede otorgar al exvicepresidente una ventaja de delegados suficiente como para que su nombramiento sea prácticamente indiscutible frente a Bernie Sanders, de 78 años, senador por Vermont. Al final, Biden canceló su agenda y su equipo de campaña decidió montar un acto virtual en Illinois, para que fuera seguido por Internet y con preguntas de sus seguidores a través de mensajes de texto. Sanders, por su parte, suspendió todos los actos. Ambos enviaron al personal de campaña a trabajar desde sus casas y cerraron las oficinas.

La pandemia, que en Estados Unidos ha provocado 41 muertes y más de 1,600 contagios, ya había trastocado los planes de los candidatos el jueves. Biden, en vez de celebrar un encuentro multitudinario en Tampa (Florida) decidió dar un discurso sobre su propuesta para contener el brote en tono solemne —o presidencial, para muchos— desde su ciudad natal, Wilmington (Delaware). El vicepresidente de Barack Obama lamentó que el virus dejara al descubierto “las graves deficiencias de la Administración actual”, sostuvo. “Los temores de la gente se ven agravados por la omnipresente falta de confianza en este presidente”, continuó.

El debate demócrata, que enfrentará en solitario a Biden y a Sanders sin más competidores —llegaron a ser más de 20—, se realizará este domingo sin público. Estaba previsto en Phoenix (Arizona) pero el Comité Nacional Demócrata anunció su traslado a Washington DC para evitar los desplazamientos de los candidatos y su equipo. Sanders, después de los decepcionantes resultados que ha obtenido en las dos últimas grandes citas electorales —en las que Biden ganó en la mayoría de los Estados—, ha advertido de que apretará a su contrincante en lo relacionado con su plan de salud. Con 29 millones de ciudadanos sin seguro médico y una pandemia en expansión, ese será sin duda el tema de la noche.

Entre las medidas para atajar la crisis sanitaria, Biden ha propuesto aumentar el número de camas en los hospitales, hacer pruebas gratuitas y de fácil acceso para detectar la enfermedad y realizar cambios “radicales” en los comportamientos sociales. Algo que el propio presidente Donald Trump, también en campaña, no ha querido acatar. En una visita a Orlando a principios de semana el republicano saludó a todos sus seguidores con un apretón de manos, a pesar de que los expertos ya recomendaban evitar el contacto físico. Este jueves se supo que el jefe de comunicación del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que estuvo hace unos días en la residencia de Trump en Mar-a-Lago (Florida), dio positivo al coronavirus. “No estoy preocupado”, respondió el mandatario al ser preguntado por el tema. Trump se había negado a cancelar sus actos multitudinarios, pero finalmente este jueves suspendió los siguientes encuentros previstos.

La crisis del coronavirus ha servido a Bernie Sanders para defender su propuesta estrella en un ambiente claramente más propicio. El veterano socialista plantea crear un seguro de salud universal y público porque “la salud es un derecho humano”. El candidato calificó la emergencia como una “crisis económica global” que tiene consecuencias potenciales, tanto a nivel humano y económico, como “una guerra importante”. El panorama de excepcionalidad hace recordar al estallido de la crisis financiera en el último tramo de la campaña presidencial de 2008. Los entonces candidatos, el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain, se vieron obligados a responder qué harían ellos si fuesen presidentes. Luisiana anunció este viernes que pospondrá la celebración de las primarias previstas para el 4 de abril por precaución ante la propagación del coronavirus. El secretario de Estado, Kyle Ardoin, sostuvo que la decisión de aplazarlas a junio se basa en no querer exponer a los trabajadores electorales a un posible contagio. Otros tres Estados tienen su cita electoral fijada para el 4 de abril: Alaska, Hawai, Wyoming, pero aún no se han referido a un posible cambio en el calendario. A pesar de que ya han votado los territorios más poblados del país, aún falta que casi la mitad de los Estados acuda a las urnas. Este sábado está previsto que las Islas Marina del Norte celebren sus primarias y el martes será el turno de Arizona, Florida, Illinois y Ohio. Hay quien vaticina que el retrovirus chino puede provocar la salida de Donald Trump de la Casa Blanca, una ‘misión imposible’, al menos hasta el momento, de los demócratas a pesar de su ‘impeachment’. El actual mandatario norteamericano es muy consciente que su reelección depende del resultado de su ‘batalla’ contra ese virus chino, ‘regalo’ de Xi Jinping.

Donald Trump se ha mostrado muy errático en su discurso, frivolizando incluso con el ‘regalo’ de Xi Jinping, presidente de China

Donald Trump ha declarado la emergencia nacional para frenar la propagación del coronavirus en Estados Unidos, lo que en la práctica le permite movilizar 50,000 millones de dólares para Estados y Municipios y se ha traducido en un automático repunte de la Bolsa. El presidente ha anunciado la medida esta tarde en una rueda de prensa desde los jardines de la Casa Blanca, en plena escalada de la pandemia en todo el mundo y con la vida de los estadounidenses completamente alterada: un gran número de colegios y universidades cerrados, competiciones deportivas suspendidas, actividades culturales canceladas y millones de personas trabajando desde casa. La declaración también amplía los poderes del secretario de Salud, Alex Azar, para dispensar temporalmente de ciertas normas y regulaciones a los hospitales y centro médicos. “Declaro oficialmente la emergencia nacional, dos palabras muy grandes”, dijo el presidente. Para Trump, este paso es un nuevo punto de inflexión tras el veto a los viajes desde Europa -excepto Reino Unido- y después de semanas tratando de restar gravedad a la amenaza que supone esta pandemia.

La Administración estadounidense tomó las primeras medidas de restricciones de viajes con rapidez ante la expansión del coronavirus en Asia y Europa, pero Trump se ha mostrado muy errático en su discurso, frivolizando incluso con el problema. El miércoles, durante su solemne mensaje a la nación, llegó a provocar una enorme confusión con errores de bulto, como cuando aseguró que el veto de los viajes también afectaría al transporte. Este jueves, durante la rueda de prensa para anunciar la declaración de emergencia, también sorprendió estrechando las manos de varios de los presentes, como ejecutivos de farmacéuticas y distribuidoras, incumpliendo una de las normas de precaución más básicas de esta crisis para reducir los riesgos de contagio.

El republicano sacó pecho por la gestión de su Gobierno hasta ahora. Ha recordado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de declarar Europa como el nuevo epicentro de la crisis y que EE UU “ha cerrado esa frontera hace un tiempo” cerrado esa frontera hace un tiempo”, medida mal recibida desde la Unión Europea. “Puede llamarlo suerte o talento”, añadió el mandatario. Desde este viernes a medianoche, ningún extranjero que haya pasado por algún país del espacio Schengen en los últimos 14 días puede entrar en EE UU durante 30 días y los estadounidenses o residentes permanente deberán someterse a una revisión al llegar y cuarentena, según recordó el republicano. Preguntado por el criterio con el que se había elaborado la lista y el porqué de la excepción de Reino Unido, donde están aumentando los casos con rapidez, Trump señaló que se revisaría en las próximas horas y se podría tanto incluir a Reino Unido como excluir a otros.

Estados Unidos es aún un país poco afectado por el momento en términos relativos –1,700 casos confirmados y 41 muertes en una población de 327 millones de personas–, pero los expertos advierten de que la cifra crecerá y la queja por la falta de tests para personas con síntomas se han multiplicado. Las cifras oficiales de la CDC (la agencia pública responsable de las enfermedades infecciosas) resultan desalentadoras, pues cifran en 3,903 los tests realizados por la entidad y en menos de 10,000 los llevados a cabo en laboratorios públicos.

La Administración ha llegado a acuerdos con el sector privados con el objetivo de acelerar su producción. Por ejemplo, lla Agencia estadounidense del Medicamento ha dado permiso a la compañía farmacéutica suiza Roche para vender pruebas a sus laboratorios y el Departamento de Salud inyectará fondos a otras firmas (DiaSorin Molecular y Qiagen) para desarrollar análisis que proporcionen resultados rápidos (en una hora). Trump, que compareció rodeado altos ejecutivos de compañías distribuidoras como CVS, Walmart o Walgreen, también anunció que Google está trabajando en para desarrollar una web para ayudar a gestionar los controles de síntomas. También recalcó que el objetivo no pasa por que “todo el mundo se haga el test, es totalmente innecesario”, sino aquellos ciudadanos con síntomas. El presidente no se ha la hecho todavía. “Esto pasará y saldremos de ello más fuertes”, animo el mandatario. La declaración de emergencia por motivos de salud es una medida excepcional que en los últimos 60 años solo se ha aplicado dos veces debido a un brote infeccioso: lo hizo el presidente Bill Clinton en Nueva York y en Nueva Jersey en el año 2000 a raíz del virus del Nilo Occidental, según datos de Bloomberg, que avanzó la noticia.

Mientras, demócratas y republicanos han llegado a un acuerdo en el Congreso para aprobar un paquete de medidas económicas que alivie el descalabro que esta crisis supone para millones de familias, en un país donde la mayor parte de los trabajadores apenas puede beneficiarse de bajas por enfermedad. Además, muchos empleados del sector servicios cobran por horas, con lo que, por ejemplo, restaurantes a medio gas o cerrados pueden suponer un grave agujero económico para los trabajadores.

Hasta este mediodía, los partidos disentían de cuántos estadounidenses afectados por la enfermedad debían poder acogerse a una baja médica financiada con dinero público. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, anunció este viernes que procederían a votar un proyecto de ley que “pone a las familias primero” y cuyos tres pilares más importantes son: “pruebas, pruebas, pruebas”, en referencia a los tests para diagnosticar el virus. La legislación, dijo Pelosi, “garantiza exámenes de coronavirus gratis para quien lo necesite, incluidos los que no tienen un seguro médico” [hay 29 millones de estadounidenses en esta situación]. También incluye dos semanas de baja médica pagada y un seguro de desempleo para quien pierda su trabajo como consecuencia del parón económico que esta pandemia supone, añadió, sin concretar los detalles de cada medida. La Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, puede dar luz verde a este texto sin problemas, pero el respaldo republicano es necesario en el Senado, que lo ratifica, y es de mayoría republicana. La Cámara alta ha suspendido el receso previsto para la próxima semana con el fin de aprobar esta importante legislación. Los mosquitos y los coronavirus controlan las relaciones internacionales desde hace muchos siglos. Estos días los moscos han inundado los mangles de Bahía Azul, en Cancún, Quintana Roo. Es como si se prepararan para la bienvenida a los otros ‘mambises’ que no acaban de aterrizar, pero que lo harán. No seamos ingenuos, a los paranoicos también les persiguen.

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