Agroquímicos devastan colmenas en comunidad de Tabasquito, en José María Morelos

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JOSÉ MARÍA MORELOS.- El zumbido de las abejas se ha apagado en Tabasquito. En esta comunidad maya, los apicultores enfrentan una tragedia ambiental que desnuda los efectos del uso indiscriminado de agroquímicos: más de 160 colmenas y decenas de enjambres fueron exterminados por fumigaciones con plaguicidas altamente tóxicos utilizados en plantaciones de chile habanero.

Las familias afectadas —hombres y mujeres que dependen de la miel para sobrevivir— despertaron entre colmenas muertas y panales vacíos. De acuerdo con los testimonios recabados, los cultivos vecinos aplicaron insecticidas que contenían fipronil, una sustancia prohibida en varios países por su alta peligrosidad para abejas y otros polinizadores. Este químico es empleado en México para el control de plagas en cultivos de tomate, sandía y chile, pese a las advertencias científicas sobre su impacto ambiental.

“Las abejas caían al suelo como si llovieran”, relataron apicultores locales. “No sólo perdimos la miel, perdimos el trabajo de años. Es como si nos arrancaran parte de la vida del monte”.

La Alianza Maya por las Abejas informó que ya colabora con especialistas del grupo Abejas Ecosur para realizar análisis de las partículas encontradas en los apiarios y determinar con precisión las causas y el alcance de los daños. Los resultados podrían sustentar denuncias ante instancias ambientales.

La tragedia revive un viejo reclamo de los pueblos mayas: la protección efectiva de los ecosistemas y de sus guardianas, las abejas. En 2024, comunidades indígenas obtuvieron un amparo histórico que las reconocía como “sujetos de derecho”; sin embargo, la resolución fue impugnada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). Desde entonces, denuncian que la devastación no se ha detenido: continúan la deforestación, las fumigaciones sin control y la contaminación del agua.

Aunque el Gobierno federal inició la prohibición de algunos plaguicidas peligrosos, los ambientalistas advierten que las moléculas más dañinas siguen fuera de la lista. Por ello, exigen medidas urgentes y coordinadas entre los tres niveles de gobierno para detener el deterioro ambiental, restaurar los ecosistemas dañados y proteger a los polinizadores.

Organizaciones mayas insisten además en retomar la Declaratoria de emergencia socioambiental para la Península de Yucatán, solicitada desde hace años por las comunidades afectadas ante la expansión de megaproyectos agroindustriales, granjas porcinas, inmobiliarias y actividades extractivas que, según denuncian, “despojan tierras, destruyen el monte y condenan al silencio a las abejas”.

El caso de Tabasquito no sólo simboliza la pérdida de un sustento económico, sino la advertencia de un colapso ecológico que amenaza a toda la región. Cuando mueren las abejas, muere también una parte esencial de la vida en la Península.

Fuente: Cambio22

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