Pedro Luis Joao Figueira subió su primer video en el canal de YouTube “La Divaza” hace nueve años. Con solo 14 años, el venezolano tomó un teléfono con cámara que le habían regalado, se presentó e invitó a la audiencia a sugerirle retos para hacer en sus videos.
“Yo veía a youtubers grandes que ya existían, pero realmente en mi país no había ninguno. Para mí era muy loco cómo la gente podía compartir sus experiencias en Internet. Yo quise hacerlo”, contó en entrevista con Business Insider México.
La Divaza se diferenció del resto por su personalidad exuberante, extrovertida, que “gritaba mucho” y no tenía miedo de hablar de sus preferencias.
El primer video que marcó un antes y un después en su carrera fue “Divaza cocinera”, que, como su nombre lo dice, grabó desde la cocina de su casa mientras preparaba un platillo típico de Venezuela: arepas.
Aunque Figueira no tenía mucha experiencia cocinando, el video fue bien recibido por la audiencia gracias a las risas que provocó, además de que no evitó criticar la crisis de escasez —incluyendo productos tan esenciales como la harina P.A.N.— que enfrentaba su país.
“Es al que más cariño le guardo y el que más me gusta, porque ese video me hizo hacerme conocido en mi país”, contó. “Fue algo muy loco. El día que subí ese video llegué a las 10,000 vistas, pero al año alcancé las 400,000. Ahorita ese video tiene 9 millones de visitas”.
Hoy, la Divaza vive en México y tiene una comunidad que supera las 10 millones de suscripciones en su canal principal de YouTube, 13 millones de seguidores en TikTok, 6.8 millones en Instagram y 4.8 millones en Twitter.
Sin embargo, su carrera va más allá de estas plataformas, llegando a conducir la entrega de premios MTV Miaw en 2018, incursionar en la música como cantante y lanzar su propio podcast, Radio Divaza, junto a su mejor amigo, “La Jose”.
“Siento que mis seguidores han crecido conmigo porque les he contado la historia de mi vida. Yo siempre he visto mi canal de YouTube como mi diario. Además, hay otras plataformas que permiten que tengas más cercanía con tus seguidores”.
“Si tengo un problema, me gusta escuchar los consejos de mis seguidores. También me llena mucho ver cómo el contenido que subo ayuda a otras personas”.
Por otro lado, Figueira cree que ser honesto al compartir sus experiencias personales ha tenido una buena recepción con el público porque rompe con esa “burbuja perfecta” en la que viven muchos influencers.
Aunque la Divaza nunca ocultó su identidad en los contenidos que subía en redes sociales, muchos seguidores tenían dudas sobre si realmente era honesto o simplemente estaba actuando para ganar más popularidad.
Es por ello que en 2015 publicó un video en el que salió del clóset, algo que en ese momento no era muy común en Latinoamérica, especialmente en Venezuela.
“Donde yo vengo es un país que todavía tiene una mentalidad bastante homofóbica y un poquito atrasada en ese sentido”, explicó. “Siento que ese video ayudó a muchas familias y a muchos hijos para poder tener el valor y salir del closet. En ese momento, era algo que se necesitaba”.
Y aunque las cosas han cambiado en los últimos seis años, la comunidad LGBTQ continúa enfrentando múltiples retos. El más grande, de acuerdo con Figueira, es que todavía hay países en donde la homosexualidad se condena con la pena de muerte.
En México, el matrimonio igualitario todavía no es legal en cinco estados: Durango, Guerrero, Tabasco, Tamaulipas y Estado de México. Además, en 2018 la Encuesta sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género reveló que tres de cada cuatro miembros de la comunidad LGBTQ encuestados evitaron tener muestras de afecto con su pareja por temor a sufrir discriminación.
“Hay muchas cosas que todavía se tienen que hacer. Sí existen personas que todavía tienen prejuicios y siguen discriminando”, dijo la Divaza.
“Siento que en México a lo mejor no es que sea un país homofóbico, pero sí se ve mucho elitismo. Por ejemplo, hay lugares como antros o restaurantes en los que no te dejan entrar porque se ve que eres gay”, agregó. “Hay mucho trabajo por hacer”.
Como integrante de la comunidad LGBTQ, Figueira aprovecha su plataforma para educar a sus seguidores, aunque sin enfocarse únicamente en las personas homosexuales, ya que también da visibilidad a la comunidad queer, transgénero, no binaria, etc.
“Me gusta enseñar que las personas LGBTQ existimos, somos válidas, tenemos sentimientos y no somos unos locos, como algunas personas todavía pueden pensar”.
No obstante, el venezolano está consciente que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, especialmente cuando la cultura de la cancelación se ha convertido en una medida frecuente para lidiar con personajes públicos que hacen comentarios polémicos o comenten errores.
“Ser un creador conlleva muchos retos. De hecho, siempre tienes que tener cuidado con lo que vas a decir. Tienes una responsabilidad muy grande, porque si mucha gente te sigue, es para algo”, dijo.
“Ojo, no es obligatorio. Los creadores no tienen que ser defensores de la sociedad, pero sí se aprecia cuando alguien lo es. Sin embargo, hay personas que han metido la pata y son canceladas”.
Para la Divaza, la cultura de la cancelación ha servido para que las personas se den cuenta de sus errores, se deconstruyan y comiencen a educarse. Desafortunadamente, ha caído en excesos.
“Hay momentos en los que lo siguen atacando aunque la gente ve que está intentando cambiar, redimir sus errores e informarse. Ahí se convierte en algo más tóxico”.
“No es mala la cultura de la cancelación, pero como audiencia, las personas tienen que tener cuidado y la mente muy abierta, porque no todos somos perfectos. A muchos les pasa esto. Pasa muy rápido y no saben cómo manejarlo porque todavía es un trabajo muy nuevo. No saben cómo digerirlo”, agregó.