El coronavirus y la sensatez oficial

El Minotauro

Nicolás Duran de la Sierra

Con la detección y control de tres casos de coronavirus en México, dos en la capital y otro más en Sinaloa, la Secretaría de Salud validó la presencia del Covid-19 en el país. La existencia de estos casos aislados, dicho sea de manera metafórica y literal, pues los afectados están en cuarentena, no implica ni por asomo que se trate de un brote epidémico. Son sólo eso, casos aislados.

Si bien no se descarta que se den otras víctimas de esta infección, de letalidad menor a la del sarampión, el sector salud está listo para, de darse el caso, atajar su expansión. No sólo hay hospitales de alta especialidad sino también un panel de control del Instituto de Biotecnología de la UNAM y del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN, entre otros organismos.

Aquí no hay que edificar hospitales en tiempo récord ya que existen, dicho sea de paso, y el interferón alfa 2b, la medicina que China está comprando a Cuba para hacer frente al virus, lo hay en México desde hace tiempo. Lo que sí habría que formar es un panel de crisis pues la desinformación y el dolo están generando pánico. El caso del crucero fondeado en Cozumel ilustra el aserto.

En la isla, un grupo de vecinos, quizá espontáneo, salió a oponerse al arribo de turistas disque infectados por el Covid-19, en tanto que desde el congreso un diputado tildó de irresponsables al gobernador y al presidente por autorizar el desembarco. Terrible escena, pues si malo fue que el exalcalde de Cozumel se dejara llevar por el temor, peor sería que quisiese explotar el miedo de la comunidad para fortalecer su desgastada imagen.

El gobernador actuó acorde con el protocolo del caso y con sentido común. Antes de permitir el desembarco se aseguró de que en la nave no existiera el virus. No se puede dejar a un barco al rigor del mal tiempo tan solo por suposiciones. Se trata de la desesperación de casi cinco mil personas. “Es por humanismo”, dijo López Obrador, quien avaló la medida estatal.

Claro que la enfermedad es una amenaza para la salud de México y de otros países; claro que deben tomarse precauciones, como se hace, pero para enfrentar una expansión del coronavirus, primero que nada deben tener sensatez tanto las autoridades como los medios de comunicación. Los brotes histéricos o de malevolencia como el señalado, van en contra de todos.

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