El retorcido derecho a la imagen

La última palabra

Por Jorge A. Martínez Lugo

  • El nuevo derecho nace muerto, igual que las candidaturas afirmativas.

A todo le buscan la vuelta. “Las leyes se hacen para violarlas”, parece seguir siendo la máxima del viejo régimen que se mantiene vigente en la XVII Legislatura de la 4T.

El nuevo derecho a la intimidad personal y a la propia imagen, nace muerto, igual que las candidaturas afirmativas, antes igual que las diputaciones plurinominales, que nacieron para fortalecer a las minorías que requerían representatividad, pero terminaron acaparadas por los partidos grandes para postular a impresentables. La decadencia del viejo régimen sigue vigente y en Quintana Roo en especial, goza de cabal salud.

Otro ejemplo es la reforma a la Constitución de Quintana Roo, que aún no nace y ya la desnaturalizó la única legisladora que hizo uso de la palabra en la sesión en la que se aprobó el dictamen de dicha reforma, antes de pasar al pleno.

Nace desnaturalizada, en un modus operandi muy similar al de la ley de las candidaturas afirmativas, que se le buscó la vuelta para violarla al imponer a Anahí González como candidata “indígena” y a otras candidaturas afirmativas de discapacidad, Lgttb+, que son una burla para el pueblo y un retroceso democrático.

Si la diputada Susana Hurtado desconoce el principio de la reforma sobre “derecho a la intimidad personal y a la propia imagen” es muy grave tal ignorancia; y si lo sabe y el verdadero fondo es imponer una “ley mordaza”, es peor de grave. ¿Es ignorante o perversa?

El derecho a la intimidad y a la propia imagen, nada qué ver con lo expuesto por la diputada borgista Susana Hurtado. No sabe que por una parte se refiere a la facultad que tiene cada persona a controlar quién puede acceder a su vida privada, protegiendo aspectos como las comunicaciones personales, el hogar y la propia identidad, sin interferencias indebidas.

Tampoco conoce que se relaciona también con la potestad de cada individuo para decidir sobre la captación, reproducción y publicación de su imagen física; que nadie pueda utilizar la imagen de una persona sin su consentimiento, salvo en casos específicamente permitidos por la ley, como el ejercicio de la libertad de expresión, el derecho a la información o el interés público.

Pero ella retuerce el espíritu de estos derechos de nueva generación, consagrados en la mayoría de las legislaciones alrededor del mundo, en tratados internacionales y constituciones nacionales y los convierte en un arma política: ¿Cuántas veces si caes o no bien a algún medio de comunicación te exhiben en una foto que a lo mejor no es la mejor en tu imagen…?” toda una joya. Entonces, de acuerdo a su razonamiento: “ahora sí los vamos a meter a la cárcel”.

Ah qué “diputada calzones” llamada así por su propia imagen, que se construyó a sí misma, al exhibir en aquella campaña de su antiguo partido PRI, cuando en un acto efectista, regaló calzones, tangas y calzoncillos. Usted tiene la última palabra.

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