Signos
Y que reaparece Marín con los fueros obradoristas y la fuerza de su sociedad con el hijo mayor de Andrés Manuel, un dirigente estratégico del partido presidencial y de su agenda de depuración aliancista, ideológica y militante, y que se les mueve el piso a los verdes de Segura que ya lo proclamaban cual seguro sucesor del Gobierno ‘morenista’ quintanarroense. Y en la arena de las contradicciones en que primero le calentaron la cabeza al Gino de que avanzara sin miedo en la construcción de la candidatura, ahora desde las alturas políticas del Estado, de color tan verde como el del Senador, se le ordena al morenismo obradorista de Andy y de Marín que le paren a su bulla sucesoria porque primero en la entidad es el Gobierno y no los intereses militantes ni las causas partidistas de Morena, por más cerca que puedan estar del fundador de la llamada ‘cuarta transformación’ o de la constructora de su ‘segundo piso’. ¿Cómo se advertirá desde el Palacio Nacional esta otra versión de las pugnas internas vecinas y complementarias a las de los jefes parlamentarios federales? ¿Crece ahora la rebelión de los verdes? ¿No se teme a una cargada federal abanderada por Harfuch contra el crimen en la entidad empezando en las cloacas de la Fiscalía? Porque en los tiempos en que Andrés Manuel requirió de los verdes para garantizar las reformas constitucionales estratégicas y otros respaldos políticos, los toleró y los privilegió incluso con la entrega total a ellos del control del Estado caribe y poniendo fuera de la competencia y del foco político a su amigo y paisano Rafael Marín Mollinedo, al que primero mandaría a las obras del Corredor Transítsmico y de ahí como representante de Mexico en la OMC, en Europa, para que no hiciese ruido con la influencia de su obradorismo. Pero Marín ha vuelto. Y con Andrés Manuel hijo de su lado. ¿Tendrá también a Claudia detrás suyo? ¿Habrá necesidad de que intervenga Rosa Icela en el conflicto? ¿O ese conflicto le viene bien a Claudia en la nueva relación presidencial con el Estado?
SM