Signos
Ni Rafael Marín ni Mara Lezama, entonces…
Y sin Marín, Marybel Villegas sería un peligro opositor…
A Alegre, en tanto, no lo sigue ni su papá.
Bueno, ahora queda más claro que si Marín no es, y que si Marín -la voz presidencial en el proceso- ha descalificado a Mara por su probada acumulación de fechorías y turbiedades en la gestión municipal que evidencian lo peor de su ya desprestigiado verde perfil en perjuicio de la morenista causa moral del jefe máximo, entonces el uno y la otra son dos actores centrales en la vía sucesoria del Gobierno estatal del partido guinda que no estarán en sus boletas.
Y si ya el propio Marín ha descartado toda sociedad de intereses y nexos de respaldo suyos -y de la causa presidencial y moral que representa en Quintana Roo- con Marybel, entonces la exmilitante ‘ideológica’ multicolor que hoy pasa por el Morena -y acaso sea su próxima exmilitante- esté también en curso de descarrilamiento y de negociación con el conglomerado opositor más poderoso del partido presidencial y que lideraría el PAN, donde, en efecto, podría ser una peligrosa contendiente a pesar de dos factores adversos:
El líder nacional del PAN, por ejemplo, Marko Cortés, según sus cuentas y perfiles disponibles, ha suscrito en la víspera el acta de defunción de su partido en los comicios estatales venideros debido a la sequía de contendientes de valor, según ha dicho, por lo menos para la justa sucesoria por el poder estatal. Y el primer panista del Estado, el gobernador expriista Carlos Joaquín, está más cerca del jefe máximo y de incorporarse a su equipo que interesado en lo que pase con su actual partido, y seguramente entendiendo, asimismo, que sus coyunturales afinidades con Mara y la mafia verde que la tripula tendrán un recorrido político bastante corto y efímero, que ya hoy mismo acaso tenga el olor de las postrimerías.
Y en Luis Alegre no cree ni su secular padre -por cuya cercanía con Andrés Manuel se hizo político y legislador federal, o un ‘fifí’ injertado, impostado y camuflado en un movimiento contra los privilegios cultivados en el viejo régimen-, que un día en el colmo de sus codiciosos desvaríos de poder y de dinero se atrevió a proponerse, ante el dirigente nacional de los guindas, Mario Delgado, como el candidato a vencer de ese partido de la Regeneración Moral para gobernar Quintana Roo; una opulenta ocurrencia que, sin embargo, no fue atendida, y cuya muy respetuosa negación posibilitó, en atención a la amistad del Presidente con el millonario empresario radiofónico y bienpagado consejero del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Gastón Alegre, que su hijo Luis se apuntara para las candidaturas a la sucesión gubernamental.
De modo que la declinación definitiva de Marín Mollinedo al propósito de gobernar Quintana Roo, descubre en términos más claros que será su proyecto esencial, en nombre de la causa de la ‘4T’, el que asuma la vacante y tome la alternativa.
SM