CIUDAD DE MÉXICO.- Después de cuatro años de trabajo, dedicación y esfuerzo, la historia de “Nicte Ha” y “Celestún Petén” está a punto de convertirse en un gran ejemplo de rescate, rehabilitación y conservación de una especie en peligro de extinción.
Fue el 10 de octubre de 2016 cuando un habitante del Ejido Centauros del Norte, ubicado en la Reserva de la Biosfera Calakmul, en Campeche, encontró a dos crías de jaguar de 20 días de nacidas, con un peso aproximado de 600 gramos, abandonadas en un potrero.
Los pronósticos para las cachorras huérfanas no era nada alentador debido a que sufrían de un grave estado de deshidratación, por lo que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), confío su salud a un equipo de veterinarios de la organización “Yaguar Xoo”, que con fórmula láctea y cuidados extremos logró estabilizarlas.
Tras 15 días de recuperación y un aumento de peso considerable, las pequeñas hembras, las cuales fueron llamadas “Celestún Petén” y “Nicte Ha”, fueron trasladadas al Estado de Oaxaca, donde la Fundación Jaguares en la Selva diseñó todo un protocolo que desde el principio tenía como meta el regreso de las cachorritas a su hábitat natural.
La mañana del pasado 14 de noviembre, las dos “diosas doradas”, ahora de cuatro años de edad, viajaron en un avión de la Secretaría de Marina – Armada de México CASA C295W, desde el Aeropuerto de Oaxaca al Aeropuerto de Cancún, Quintana Roo.
Al arribar a la terminal aérea de su destino fueron trasladadas en camioneta y luego en canoas al área natural de la Región Península de Yucatán, donde se construyó el “Simulador de Vida Silvestre Unidad Tropical (SVS Unidad Tropical)”, un recinto especializado en medio de la selva donde comenzará la adaptación a su nuevo hogar.
“Estas instalaciones fueron construidas en medio de humedales espectaculares y selva inundable que conforma un importante corredor biológico para la diversidad biológica en el norte de la Península de Yucatán”, explicó la Fundación Jaguares en la Selva.
En esta última etapa de su rehabilitación, las dos hermanas recibirán las últimas lecciones para que regresen con los suyos en las primeras semanas de 2021, lo que representará un valioso aporte genético para las poblaciones de jaguares silvestres del sureste mexicano.
Se espera que las “diosas doradas” pronto se adapten, encuentren pareja y puedan tener descendencia, con lo que se cerraría un círculo virtuoso, después de que estuvieron tan cerca de la muerte al quedar desamparadas.
Fuente: Excélsior