Signos
¿Cuán fuera y ajenos a la propaganda electoral están los atentados contra los candidatos y líderes partidistas en las vísperas electorales?
¿Cuán atentados, en realidad, son?
Pero, en todo caso, la duda en sí, se esparce y describe un panorama siniestro.
Si son ciertos, el ámbito es el del narcoterror abriendo fuego a discreción en medio de la ingobernabilidad y la inercia legal e institucional que lo amparan en todos los órdenes del Estado nacional.
Si no lo son, la narcopolítica ocupará importantes espacios de decisión pública y representación popular, gracias a la inseguridad, a la impunidad, a la impostura, a la impotencia y a la ilegitimidad de todas las autoridades.
La violencia generalizada, en cuyo inmejorable caos se inscribe la instrumentada como propaganda, perfila el peor de los horizontes democráticos de todos los tiempos en la hora de la hora de asociaciones criminales como la del Verde y el Morena, y de la mayor de las crisis de credibilidad -por ello mismo- del proyecto de la regeneración moral.
¿Cuánto se siente en riesgo el verdemorenismo delictivo? ¿Cuánto ha escalado en el Caribe mexicano, y en todo el país, la usurpación del poder popular por el de la narcopolítica?
Los Municipios de Cancún, de Puerto Morelos, de Playa del Carmen, de Bacalar y de Chetumal, por lo pronto y en las inmediaciones de estas ideas, están, indudablemente, bajo asalto.
SM