La última palabra
Por Jorge A. Martínez Lugo
“Quintana Roo, paraíso del saqueo” -parafraseando con respeto al cronista Fernando Martí- se prepara para una campaña electoral, que espera mucho más que discursos.
Ya tuvimos una campaña hace seis años, cuyo discurso hizo volcar en las urnas a un pueblo harto de la corrupción y encumbró en la gubernatura a un farsante.
La Real Academia Española (RAE) define el concepto de farsante: “persona que miente o engaña, que finge lo que no siente o se hace pasar por lo que no es, para obtener algún provecho de ello”.
Citamos oficialmente el adjetivo, para usarlo de manera estricta, sin peyorativos, que nada falta hacen: la farsa del cambio.
¿Cuál es su efecto en la campaña que viene? Carlos Joaquín ha dejado a los partidos, el nivel moral muy bajo, pero la vara muy alta. La sociedad está desconfiada ante una segunda decepción.
¿Habrá discurso suficiente, verosímil, que genere empatías?
Morena es la esperanza. Ha generado expectativa con el líder, Andrés Manuel López Obrador, pero tiende a esfumarse, porque Morena tiende a desnaturalizarse, a repetir lo que supuestamente iba a transformar.
Los cinco cuartos de guerra afinan estrategias. Se presagian turbulencias, que pueden impactar en las mediciones.
Los 90 días que faltan
Si hoy fueran las votaciones, Mara Lezama sería la ganadora, dicen las encuestas, pero aún falta un mes para el inicio de campaña y tres meses para las elecciones.
A Morena se le está pasando la mano en la leva.
Está sufriendo una metamorfosis, que lo ha convertido en esa especie de mosca -como el personaje de Kafka-, y puede desatar un drama político en el “paraíso del saqueo”, que se desangra.
El factor AMLO y los negocios verdes
El factor AMLO es lo único que sostiene a la alianza que encabeza las encuestas. Y aún así, no lo defienden y cuando tratan de hacerlo, reciben abucheos, como Mario Delgado, niño verde al frente de Morena.
No se le da la 4T.
El partido Verde en Quintana Roo, nunca defiende a su líder, del que proviene su sobre representación. Los niños verdes ya tienen su propia historia de corrupción. Son un negativo en la campaña.
¿Desactivar al felixismo?
Morena se ha invadido de personajes indeseables del régimen corrupto, que la ciudadanía botó con su voto en 2016. Salvo excepciones.
Perfiles anti-4T, perdedores de elecciones y repudiados por la sociedad, se brincan la fila y llegan directo a ocupar dirigencias y candidaturas.
La lógica política, ¿es desactivar a Félix González-Roberto Borge? ¿Restar operadores al felixismo? Entonces, la jugada adquiere sentido.
Pero, ¿A qué costo?, ¿cómo procesarlo internamente? Sólo falta que Raymundo King, sea el próximo dirigente de Morena. ¿Imposible? Otro negativo, que cargará la alianza y su candidata.
¿Quién salvará a la 4T?
Tarea nada fácil le espera a Mara Lezama, para controlar el huracán interno que está heredando. Salvar la 4T del torbellino de intereses que la rodean. Pero primero habrá de ganar la gubernatura, confiando en los fuertes vientos favorables del obradorismo. Aunque en política, como en beisbol, todo acaba hasta que se acaba.
Convencer a un pueblo ya traicionado
Convencer a un pueblo ya traicionado, es un reto que requerirá una campaña de frente, con ganas de conquistar el voto y no pensar que ya está ganado de antemano. El obradorismo ha enseñado al pueblo a tener más consciencia del poder de su voto.
Candidato o candidata de cualquier partido o coalición, puede asumir ahora el discurso 4T, porque ya no es exclusivo de Morena; el partido del presidente, lo ha abandonado; necesita recuperarlo.
El discurso 4T no es patrimonio de Morena; es de quien lo trabaje y lo honre. Por el efecto AMLO, el pueblo sabe escuchar y distinguir mejor, y como usted, tiene la última palabra.
Chetumal, 060322.