El minotauro
Por Nicolás Durán de la Sierra
El horizonte de la salud pública en el país y, en especial en Quintana Roo, es dramático.
Las cifras oficiales más recientes dicen que casi 300 mil personas en la entidad no tienen acceso a los servicios médicos, casi el 19 por ciento del total de su población, de un millón 900 mil habitantes, lo que lo hace el Estado con menor cobertura social de la Península de Yucatán.
Cancún y Playa del Carmen son las ciudades en donde, por su tamaño, la carencia destaca, pero son las áreas rurales en donde el abandono tiene peores tintes: allí no hay consultorios de farmacias –captan el 24% del total nacional- y hay pocos médicos privados.
Según la Red de Estudios sobre Desigualdades más de la mitad de la población del país no tiene seguridad social.
La situación es grave
Según cifras del año pasado del gobierno federal, el 88% de la población del Municipio Lázaro Cárdenas carece de seguridad social, en tanto que en Bacalar llega al 82 por ciento y al 79 por ciento en Felipe Carrillo Puerto. Con datos de la estatal Secretaría de Bienestar, casi el 45 por ciento de la población de Quintana Roo es pobre, y 172 mil personas enfrentan la miseria.
Es en este contexto en el que los programas de asistencia del gobierno de Mara Lezama se tornan cruciales, y en especial el de las “Caravanas de Salud”, con las que se espera llegar en los próximos meses a medio millón de pobladores, sobre todo, en áreas rurales con 42 grandes vehículos que son una suerte de clínicas móviles con laboratorio, farmacia, dentista y otros varios servicios.
Cierto es que otros gobiernos encararon el problema con diversos programas, pero nunca como ahora se habían canalizado tantos recursos técnicos y económicos hacia la salud pública en las áreas más pobres. Enhorabuena por este proyecto, ya en marcha, que redundara en una mejor calidad de vida para las zonas rurales y las áreas marginales urbanas, donde hoy por hoy los contrastes son brutales.