Signos
Es tan penoso como inevitable: los jefes políticos locales crecidos a la sombra de la popularidad obradorista y arrastrando la infinita cola desde las cloacas verdes, haciendo propaganda con sonoridad de focas y alardeando a toda pandereta y como propias las obras y las iniciativas y las banderas presidenciales con las que no han tenido ni tienen modo alguno de contribuir ni el saldo mínimo a favor que cobrar y suscribir, porque su corrupta y aviesa trayectoria, de sobra conocida, es nada menos que la escoria con fauces de lagarto que más temprano que tarde habrá de engullirse a mordiscos de oportunismo verdemorenista las glorias hoy cantadas y arropadas con las consignas de “no mentir, no robar, no traicionar” que serán pasto de olvido cuando la ‘cuarta transformación’, para ellos, deje de ser negocio.
SM