Signos
El Presidente insiste en su estrategia de negar la evidencia del crimen y el servilismo político de su entorno lo sigue porque en realidad no tienen una estrategia ni van a enfrentar el crimen. Afirmar que los criminales lo son porque son pobres y por tanto hasta que deje de haber pobres dejará de haber criminales es una versión muy acabada de la estupidez y de la cobardía. Lo más difícil de entender no es esa lógica del cinismo, sino que tantos imbéciles, sin creerla (porque eso es imposible) la consientan como un mal menor. El ruido de la tropa contra las bandas del narcoterror es puro ruido que nadie mejor que esas bandas saben que lo es. Si no hay sicarios y jefes del ‘narco’ muertos o sentenciados de por vida y en cantidades importantes, el obradorismo antinarco es blasfemia químicamente pura.
SM