Bill Gates responde al ‘conspiranoico’ Miguel Bosé: “No tengo nada que ver con un microchip. Es muy estúpido tener que negar esto”

El Bestiario

El mayor filántropo en salud global asegura que no ha hablado con Donald Trump sobre su ruptura con la OMS (Organización Mundial de la Salud), cuando Estados Unidos se ha convertido en el actual epicentro mundial de la pandemia del Covid-19, en pleno repunte del coronavirus en Florida, California, Texas y Arizona y tras matar a 22,000 ciudadanos de Nueva York… Los países de Latinoamérica, una región donde el brote global llegó casi dos meses después de que China confirmara de su existencia (el primer caso positivo se registró en Brasil el 26 de febrero), se encuentran en distintas fases de evolución del contagio. Cada Gobierno ha ido implementando distintas medidas para reducir el impacto del virus en sus sistemas de salud y en sus economías. El flujo de noticias es vertiginoso, cambia todos los días y puede resultar abrumador navegar la información. Para los números de casos positivos y de muertes, se utilizan como referencia los datos en tiempo real del mapa del Centro de Recursos de Coronavirus de la Universidad Johns Hopkins. Este centro, situado en Baltimore, Maryland, se fundó el 22 de febrero de 1876, siendo la primera universidad dedicada a la investigación en los Estados Unidos.

Los contagios superan los dos millones y han fallecido 124,402 personas, Estados Unidos se ha convertido en el epicentro mundial de la pandemia. Aporta uno de cada cuatro casos en todo el mundo, con 2.38 millones de contagios va camino de los 200,000 muertos, mientras su presidente ignora a los científicos. El brote comenzó en el país a finales de febrero y el comportamiento del presidente Donald Trump fue errático y tardío. Nueva York, que es el Estado más golpeado, inició su reapertura este mes de junio. Todo el país ha comenzado ya diferentes grados de desconfinamiento. En el medio de la crisis, miles de personas han salido a las calles para protestar por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía. Joe Biden despega en los sondeos frente a un republicano Donald Trump erosionado por la crisis, de cara a las elecciones presidenciales del cada vez más próximo mes de noviembre. El candidato demócrata fue vicepresidente de los Estados Unidos de América desde el 20 de enero de 2009 hasta el 20 de enero de 2017, durante la presidencia de Barack Obama. El rebrote del virus añade problemas al presidente, que acelera su campaña. El repunte de contagios diarios en Estados como California (3,893) Florida (3,822), Texas (3,402) o Arizona (3,246) ha vuelto a disparar el cómputo global. Y es que el foco de la pandemia en Estados Unidos se ha desplazado ahora de la golpeada Costa Este a los Estados del Cinturón del Sol, como California, Florida, Texas y Arizona, que suman entre los cuatro casi la mitad de nuevos casos en todo el país. Nueva York, donde la epidemia parece ya controlada, se mantiene como el Estado más golpeado por la pandemia con casi 400,000 casos confirmados y 31,083 fallecidos, una cifra solo por debajo de Brasil, el Reino Unido e Italia.  Tan solo en la ciudad de Nueva York han muerto más de 22,000 personas.

Una mujer coge el micrófono y empieza a gritar fuera de sí. “Cuando Conte (primer ministro italiano) llame por teléfono a Bill Gates y decida inyectar mercurio en las venas conectadas al 5G nos convertiremos en pequeños robots. Y si quieren matarme, todo lo que tienen que hacer es elevar la temperatura de mi cuerpo”. Sucedió en Roma, donde los conocidos como chalecos naranjas se manifestaron para convencer al mundo de que la pandemia es un invento de los poderosos para dominar a la humanidad. Curiosamente, el magnate informático reconvertido en el mayor filántropo de salud global se encuentra en el centro de la diana de multitud de teorías conspiranoicas sobre la crisis de la Covid-19 y las vacunas. La mayoría de ellas presumen de destapar un supuesto complot por parte de Gates para controlar el mundo a través de microchips o tatuajes digitales. “Nunca he tenido nada que ver con un microchip. Es difícil desmentir esto porque es tan estúpido y extraño… Repetirlo tantas veces casi parece que le otorga credibilidad. Lo que hace nuestra fundación es invertir dinero para comprar vacunas”, replica tajante el filántropo.

Santiago J. Santamaría Gurtubay

Bill Gates reunió a un grupo de periodistas en una charla virtual celebrada la víspera de la conferencia de donantes de Gavi, una coalición destinada a facilitar el acceso a inmunización para las poblaciones más vulnerables. El objetivo de la cumbre que se celebra en plena pandemia es recaudar 7,400 millones de dólares para dar continuidad a las campañas contra el sarampión, la polio y la fiebre tifoidea, alteradas debido a la crisis sanitaria. La Fundación Gates ha donado 1,600 millones. De la decena de preguntas que respondió Gates, dos versaron sobre la desinformación y las noticias falsas. En la primera se limitó a responder que es un fenómeno que “hace daño”, sin querer profundizar más. Lo cierto es que hay indicios preocupantes de que los movimientos antivacunas están organizados y eso podría poner en peligro la inmunidad de todo el mundo. El 26% de los franceses no tomaría la vacuna si estuviera ahora disponible, según un estudio publicado en The Lancet. En el Reino Unido, el 12% no se vacunaría y más del 18% intentaría que familiares o amigos no se pinchasen, asegura un trabajo de la Universidad de Cambridge.

La cumbre de Gavi también ha puesto sobre la mesa el debate sobre cómo lograr que la futura vacuna contra la Covid-19 llegue también a los países con menos ingresos, y que las dosis no se queden solo en el mercado occidental. Esto ya sucedió en ocasiones anteriores. En 2009 se produjo una verdadera carrera global para adquirir la vacuna contra la gripe A, en la que las naciones ricas tuvieron ventaja. “La clave de ese desafío es tener fábricas en todo el mundo. Nuestro personal está trabajando en que haya un plan de manufacturación para aquellos ensayos más prometedores y estamos obteniendo muy buenas respuestas por parte de la industria”, apunta Gates. El magnate asegura que incluso han empezado a financiar a algunas de estas fábricas para asegurarse de que tendrán capacidad cuando llegue el momento, algo que los países más pobres no se pueden ni podrán permitir. El multimillonario asegura que numerosos laboratorios farmacéuticos están dispuestos a poner a disposición su capacidad de producción una vez que se desarrolle una vacuna, aunque no se elija la que ellos puedan estar desarrollando.

El presidente de Estados Unidos anunció la ruptura de relaciones de Estados Unidos con la OMS. En abril, ya congeló temporalmente la aportación de su país, el mayor financiador de la entidad. El segundo mayor donante de la institución es, precisamente, la Fundación Bill y Melinda Gates, que entonces ya se comprometió a aumentar sus donaciones a proyectos contra el coronavirus. “Creo que encontraremos una manera de superar esto. Deberíamos asegurarnos de reforzar a la OMS porque habrá futuras pandemias y su papel será crítico”, señaló. El filántropo también confesó que no ha hablado últimamente con el actual inquilino del Despacho Oval de la Casa Blanca. “Un tercio del presupuesto de la OMS está dedicado a erradicar la polio, y obviamente estoy disgustado porque se esté planteando la posibilidad de que Estados Unidos abandone”.

Las teorías conspirativas sobre el 5G y el COVID-19 llevaron a la quema de mástiles de telefonía celular en el Reino Unido de Boris Johnson

Desde antes de la pandemia, circulaban teorías falsas sobre el efecto del 5G en la salud. Las teorías conspirativas que sostienen que la tecnología celular 5G ayuda a transmitir el coronavirus fueron rechazadas por la comunidad científica en Reino Unido. La condena a estas teorías surgió después de que se compartieran en las redes sociales videos que muestran la quema de torres de telefonía en Birmingham y Merseyside (en el centro y noroeste del país, respectivamente), junto con mensajes que vinculan a esta tecnología con el Covid-19. Las publicaciones fueron compartidas en Facebook, YouTube e Instagram por usuarios entre los que se incluyen algunos con cuentas verificadas con cientos de miles de seguidores. ¿Tiene algún riesgo para la salud la nueva tecnología 5G para celulares? Investigadores afirman que la idea de que ambas cosas están vinculadas es “pura basura” y biológicamente imposible. Stephen Powis, director médico del Servicio Nacional de Salud de Inglaterra las calificó de “el peor tipo de noticias falsas”. Muchos de quienes comparten estas publicaciones aseguran falsamente que el 5G -que se usa en las redes de telefonía celular y utiliza señales que se transmiten mediante ondas de radio- es responsable, de alguna manera, de la pandemia de coronavirus. Los incendios de torres de telefonía celular en Birmingham y Merseyside están siendo investigados por las autoridades.

Estas teorías parecen haber surgido por primera vez en publicaciones de Facebook a finales de enero, alrededor de la misma época en que se registraron los primeros casos de Covid-19 en Estados Unidos. En líneas generales hay dos tendencias: Una que afirma que el 5G puede inutilizar al sistema inmune, y por ello hace que la gente sea más susceptible a contraer el virus; la otra dice que el virus puede transmitirse, de alguna manera, a través del uso de la tecnología 5G. Estas dos nociones son una “basura total”, asegura Simon Clarke, profesor asociado de microbiología celular de la Universidad de Reading, en Reino Unido. “La idea de que el 5G reduce la capacidad de tu sistema inmune no resiste al escrutinio”, señala Clarke. “Tu sistema inmune puede debilitarse por una variedad de cosas -estar cansado un día o no seguir una buena dieta-, pero aunque estas fluctuaciones no son enormes, pueden hacerte más susceptible a contraer el virus”. Mientras que las ondas de radio muy fuertes pueden generar calor, el 5G no es lo suficientemente fuerte como para subir la temperatura de la gente y que esto tenga un efecto significativo. “Las ondas de radio pueden interferir en tu fisiología porque te calientan, lo cual hace que tu sistema inmunitario no pueda funcionar. Pero (los niveles de energía de) las ondas de radio 5G son diminutos y no son en lo más mínimo lo suficientemente fuertes como para afectar al sistema inmune”, explica el experto.

El coronavirus se está propagando por ciudades y países del mundo que aún no disponen de tecnología 5G, una gran falla de la teoría

Una de las teorías argumenta que el 5G debilita el sistema inmune. “Se han hecho muchos estudios al respecto”. Las ondas de radio involucradas en el 5G y otras tecnologías de telefonía celular se encuentran en la baja frecuencia del espectro electromagnético. Menos poderosas que la luz visible, no son lo suficientemente potentes como para dañar las células, a diferencia de las radiación en la frecuencia más alta del espectro que incluye a los rayos del sol y los rayos X médicos. También sería imposible que el 5G transmita el virus, añade Adam Finn, profesor de Pediatría de la Universidad de Bristol, Reino Unido. “La epidemia actual está causada por un virus que se pasa de una persona infectada a otra. Sabemos que esto es cierto. Tenemos incluso al virus creciendo en nuestro laboratorio, que lo obtuvimos de una persona enferma”, explica Finn. “Los virus y las ondas electromagnéticas que hacen posible la telefonía celular y las conexiones de internet son cosas diferentes. Tan diferentes como el agua y el aceite”.

También es importante destacar una falla grande en las teorías de la conspiración: el coronavirus se está propagando por ciudades de Reino Unido que aún no disponen de tecnología 5G, y en países como Irán, donde aún no existe está tecnología. Y recordemos que antes del brote de coronavirus circularon numerosas historias que infundían miedo sobre el 5G. A comienzos de este año, un estudio de la Comisión Internacional de Protección de Radiación no Ionizante (ICNIRP, por sus siglas en inglés), rechazó estas teorías conspirativas manifestando que no hay evidencia de que las redes de telefonía celular provoquen cáncer u otras enfermedades.

Una auténtica catástrofe humanitaria, debido, esencialmente, a la existencia de unos sistemas públicos de salud descaradamente deficientes

Aun así, la desinformación con label conspiranoico sigue aumentando, distribuida a través de las redes sociales y otros medios antisociales ligados ligados a la extrema derecha internacional, nacionalista y supremacista, sobre todo en el área de Latinoamérica, donde el coronavirus está provocando una auténtica catástrofe humanitaria, debido, esencialmente, a la existencia de unos sistemas públicos de salud descaradamente deficientes. México tiene ya 202,951 casos positivos y 25,060 muertes por coronavirus. Está en la lista de 10 países con más muertes por Covid-19. El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador no ha impuesto una cuarentena obligatoria por temor al impacto económico en el país, aunque sí suspendió las actividades no esenciales y aplicó medidas de aislamiento que finalizaron este pasado 31 de mayo. Para avanzar en el desconfinamiento, México ha puesto en marcha un semáforo de cuatro colores que determinará la intensidad de la pandemia en cada Estado. El Gobierno de la Ciudad de México ha iniciado el rastreo de contactos de los contagiados después de tres meses de coronavirus y planea que se apliquen hasta 100,000 pruebas al mes

Brasil es el país con mayor cantidad de casos confirmados de Covid-19 en América Latina y uno de los más afectados del mundo, con más de un millón de personas infectadas y 54,971 muertes. El Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro decretó el estado de calamidad pública, pero no ha dictado medidas de confinamiento obligatorias en todo el país, aunque sí lo han hecho los gobernadores de algunos Estados. El Estado de São Paulo, el mayor foco de contagio en Brasil, ha iniciado la reactivación gradual de la economía. Bolsonaro ha autorizado dar a los pacientes de coronavirus un fármaco sin aval científico que él y Trump apoyan, la cloroquina.

Los disparates de Miguel Bosé sobre el coronavirus. El cantante defiende que se quiere vacunar para implantar “microchips” o “nanobots”

El cantante español Miguel Bosé ha emprendido el mes de junio una disparatada campaña en las redes sociales contra las vacunas que se están desarrollando para frenar la expansión del SARS-CoV-2, en la que acusa a GAVI, la Alianza para la Vacunación, de formar parte de una trama internacional para dominar el mundo, y a Pedro Sánchez, presidente de España y miembro del PSOE de ser el “cómplice de este plan macabro y supremacista”. En varios mensajes publicados en sus redes sociales, Bosé desgrana, sin pruebas, la estrategia delirante de esta supuesta red internacional corrupta: afirma que una élite ha creado el coronavirus como excusa para vacunar a la población mundial y poder así implantar a toda la humanidad “microchips o nanobots con el solo fin de controlarla”. “Una vez que activen la red 5G, clave en esta operación de dominio global, seremos borregos a su merced y necesidades”, ha afirmado en Twitter y Facebook, donde tiene 2,5 millones y 3,1 millones de seguidores respectivamente. El artista señala directamente al presidente del Gobierno español como miembro de esta supuesta alianza del mal por el apoyo público que ha dado a la Alianza para la Vacunación. “¿Quizá esté lanzando usted una buena pista para señalarnos la ubicación de su posible futura puerta giratoria?”, le pregunta.

Además de sumarse al movimiento antivacunas, Bosé, que se presenta como miembro de un movimiento ciudadano al que llama “La resistencia”, ha logrado condensar en un puñado de mensajes publicados durante dos días las principales teorías de la conspiración que han circulado en torno a la COVID-19: Gavi, una “farmacéutica” de Bill Gates “La farmacéutica Gavi, para quien no lo sepa, es propiedad de la Fundación Bill y Melinda Gates, los especialistas en vacunas fallidas que tantas víctimas han causado alrededor del mundo”, afirma Bosé en uno de sus tuits. Gavi es, en realidad, una asociación mundial con sede en Ginebra que tiene como objetivo mejorar el acceso a las vacunas de la población mundial, especialmente de la infancia, y que se financia con fondos públicos y privados como Unicef, la OMS, el Banco Mundial o la Fundación Bill y Melinda Gates. El cantante da veracidad a una mentira difundida en Facebook a finales de abril que acusaba a Bill Gates de haber creado una “superpolio mortal” en la India. Según la página Despierta abre tus ojos a la realidad, que todavía se puede consultar, “cientos de médicos demandaron a Bill Gates por vacunar a más de 47,000 niños con la vacuna contra la polio y que, al contrario, creó una superpolio mortal”, motivo por el cual Gates habría sido “expulsado de la India”. La información es completamente falsa.

La vacunación en España, entre 1960 y 2008, redujeron a cero la mortalidad pordifteria, poliomelitis, sarampión, rubéola o parotiditis

Miguel Bosé defiende que las vacunas contienen “metales tóxicos”, uno de los argumentos de los movimientos antivacunas. Según la Organización Mundial de la Salud, “todas las vacunas aprobadas son sometidas a pruebas rigurosas a lo largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos y siguen siendo evaluadas regularmente una vez comercializadas”. Aunque pueden provocar reacciones, la mayoría son “leves y temporales”, y en el caso de “raros efectos colaterales graves” se investigan de forma inmediata. Las cifras avalan que las vacunas reducen el número de muertes. Según los datos del Instituto de Salud Carlos III, las campañas de vacunación emprendidas en España entre 1960 y 2008 redujeron a cero la mortalidad de enfermedades como la difteria, la poliomelitis, el sarampión, la rubéola o la parotiditis. “Bill Gates, el eugenésico, se olvida de la existencia de la maldita hemeroteca, y en el pasado habló reiteradamente de más sobre su proyecto de vacunas que portasen microchips o nanobots, para obtener todo tipo de información de la población mundial con el solo fin de controlarla”, sostiene el cantante. El País no ha encontrado ningún registro ni ninguna evidencia de que Gates hiciera tales afirmaciones en el pasado. Sin embargo, el bulo de que el fundador de Microsoft promueve el uso de vacunas para implantar microchips en la población mundial y dominarla es una de las teorías de la conspiración más extendidas. Según una encuesta de YouGov, el 28% de los estadounidenses -el 44% de los republicanos- creen en esta trama. Bill Gates ha desmentido tales acusaciones. “Nunca he tenido nada que ver con un microchip. Es difícil desmentir esto porque es tan estúpido y extraño… Repetirlo tantas veces casi parece que le otorga credibilidad. Lo que hace nuestra fundación es invertir dinero para comprar vacunas”, afirmó el filántropo.

Miguel Bosé afirma que el “5G es clave en esta operación de dominio global”. Aunque no explica cómo, el artista parece aludir a una hilarante teoría de la conspiración que sitúa a esta tecnología como causante de la pandemia de covid-19. El supuesto doctor Thomas Cown difundió en un vídeo, que se hizo viral, el bulo de que cada una de las pandemias que ha sufrido la humanidad ha sido causada por un salto cuántico en la electrificación de la Tierra y que el responsable de la actual pandemia de SARS-CoV-2 era el despliegue del 5G. No existen evidencias científicas que avalen esta teoría. Sin embargo, estas mentiras sí han tenido consecuencias. Los bulos sobre la quinta generación de telefonía móvil han provocado más de un centenar de agresiones en Europa contra sus infraestructuras y los profesionales que trabajan en ellas. Con más de tres millones de seguidores en Twitter, los delirios de Miguel Bosé no solo contribuyen a incrementar la incertidumbre en torno al coronavirus, sino que su repercusión refuerza a los movimientos antivacunas. Solo como ejemplo, la Iniciativa de la Erradicación Mundial de la Poliomelitis, puesta en marcha en 1988, ha permitido, gracias a la vacunación masiva, que los casos de poliomelitis se redujeran en más del 99% a escala mundial. Hace 20 años, esta enfermedad sin cura que solo se puede prevenir mediante la inmunización, paralizaba diariamente a mil niños.

‘Plandemic’, un documental se viraliza en Internet, el espectador sufre, ve trastocado su universo y necesita encontrar a un responsable

Una supuesta trama secreta dirigida por miembros de la élite global como el fundador de Microsoft, Bill Gates, o el director del Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos para enfermedades infecciosas, Anthony Fauci, estaría aprovechando la pandemia de coronavirus para enriquecerse vendiendo vacunas contra la enfermedad. Este es el argumento que sostiene la desacreditada investigadora y bióloga molecular Judy Mikovits durante una entrevista publicada el pasado 4 de mayo en YouTube, que forma parte, según sus creadores, de un documental aún sin publicar titulado Plandemic (un juego de palabras entre “plan” y “pandemia” en inglés). Aunque las principales plataformas de Internet ya lo han retirado por difundir argumentos que pueden dañar la salud, el vídeo recibió solo en la primera semana al menos ocho millones de visitas, según The New York Times, promovido por páginas de la derecha estadounidense vinculadas a teorías de la conspiración y por grupos antivacunas. Y continúa con su expansión viral, en distintos idiomas, probablemente porque tiene la virtud de haber sabido combinar los componentes precisos para disfrazar de verdad alternativa una mentira basada en las desprestigiadas teorías antivacunas: el testimonio de una prestigiosa científica censurada y perseguida por las grandes farmacéuticas, una conspiración mundial que solo busca el lucro aun a costa de la salud planetaria y argumentos sostenidos en evidencias supuestamente científicas. Ninguno de los ingredientes de este cóctel de la falacia se sostiene en certezas, pero puede conectar con un espectador que ha visto cómo la pandemia ha trastocado su universo y necesita encontrar a un responsable. Es precisamente esta búsqueda uno de los motivos por los que las teorías de la conspiración suman seguidores.

Judy Mikovits, doctora en Bioquímica por la Universidad George Washington (EE UU), fue desacreditada por la comunidad científica tras publicar un artículo en la prestigiosa revista Science en el que supuestamente desvelaba que un alto porcentaje de pacientes con síndrome de fatiga crónica estaban infectados con un retrovirus de ratón, el XMRV. Sin embargo, estudios posteriores pusieron en duda esta teoría y afirmaron que el descubrimiento obedecía a un falso positivo causado por contaminación en laboratorio. Science retiró el artículo y el prestigio de Mikovits, que en el documental afirma que fue víctima de la censura, quedó en entredicho. Judy Mikovits afirma de forma contundente que el SARS-CoV-2 fue “manipulado y estudiado en un laboratorio”. Y añade: “Alguien no fue a un mercado, compró un murciélago, el virus no saltó directamente a los humanos” porque “si fuera algo natural, tardaría hasta 800 años en ocurrir”. La comunidad científica y los estudios disponibles coinciden en que el nuevo coronavirus surgió por un proceso de zoonosis, es decir, de paso del virus de los animales al ser humano. No existe ninguna prueba que avale la teoría de Mikovits.

“Usar la mascarilla literalmente activa tu propio virus, te estás enfermando por tus propias expresiones de coronavirus reactivadas”

La bióloga sostiene que uno mismo puede ser un foco de infección de la COVID-19: “Usar la mascarilla literalmente activa tu propio virus, te estás enfermando por tus propias expresiones de coronavirus reactivadas, y, si resulta ser SARS-CoV-2, entonces tienes un gran problema”. Este es uno de los argumentos por el que las principales plataformas de Internet han retirado el vídeo, porque este tipo de afirmaciones pueden poner en riesgo la salud de las personas. La comunidad científica y las instituciones sanitarias recomiendan el uso de mascarilla para prevenir el contagio, ya que actúa como barrera que limita la propagación de gotículas respiratorias a través de las que se trasmite el virus. Uno de los médicos que aparecen en el documental como apoyo a las teorías de Mikovits afirma que “la hidroxicloroquina y el zinc están funcionando muy bien para los pacientes”. Para reforzar su afirmación alude a una encuesta publicada por Sermo, según la cual, los médicos consideran este polémico fármaco, defendido por Donald Trump, como “la terapia más efectiva” contra el coronavirus. La afirmación no la realizan la mayoría de los médicos, como sugiere el documental, sino el 37% de los 6.227 entrevistados. El mayor estudio realizado sobre la cloroquina y su derivado hidroxicloroquina, publicado en la revista Lancet, sostiene que no aportan ningún beneficio a los enfermos hospitalizados por la Covid-19, sino que aumentan el riesgo de sufrir arritmias y de morir, según un análisis basado en más de 96,000 pacientes en 671 hospitales de todo el mundo.

La estrategia de desinformación orquestada por la ultraderecha sobre la crisis del coronavirus va mucho más allá de la difusión de bulos. El ultranacionalismo español ha aprovechado la situación excepcional creada por la pandemia para desplegar toda una batería de técnicas propias de un manual de manipulación informativa que, en última instancia, busca el beneficio de su propia agenda política. Y para ello se sirve de varias tácticas con las que puede atacar desde distintos flancos: al mismo tiempo que intenta desprestigiar con bulos al Gobierno o a representantes de la izquierda, repite mensajes como la necesidad de controles más estrictos en las fronteras para frenar la expansión del virus, que es al mismo tiempo una de sus demandas tradicionales para controlar la inmigración. De hecho, durante el estado de alarma, Vox ha reclamado que se quite la sanidad gratuita a los inmigrantes irregulares.

La ultraderecha ha usado todas las narrativas descritas en el ‘Juego de los bulos’, “disfrazándose de una fuente de noticias creíble”

Los investigadores de la Universidad de Cambridge Jon Roozenbeek y Sander van der Linden han identificado las principales narrativas de desinformación en el ‘Juego de los bulos’, una herramienta lúdica para educar contra la manipulación informativa a través de una simulación virtual en la que los participantes intentan imitar a un divulgador de mentiras en redes sociales. La propuesta, basada en la “teoría de la inoculación”, tiene como objetivo -tomando el símil del virus y la vacuna- enseñar a fabricar bulos como antídoto para identificarlos. La ultraderecha ha usado todas las narrativas descritas en el ‘Juego de los bulos’ durante la crisis del coronavirus: El primer paso que propone el Juego de los bulos es “disfrazarse de una fuente de noticias creíble”, lo que en la práctica supone disponer de una plataforma para divulgar contenidos, como un blog o un supuesto portal de noticias. Esta narrativa es efectiva porque “la mayoría de las personas prestan poca atención a las fuentes”, sostienen los investigadores. Es el caso del canal de YouTube Estado de alarma, que el periodista Javier Negre lanzó el pasado 25 de marzo y en el que colaboran comunicadores y políticos vinculados a la extrema derecha -EL PAÍS ha intentado sin éxito contactar con Negre-. “En este canal conocerás la verdad de lo que ocurre realmente en nuestro país, sin censura, sin mordaza”, asegura en su presentación.

Sin embargo, la mayor parte de contenidos son opiniones defendidas por la ultraderecha presentadas como noticias y no informaciones basadas en fuentes fiables. E incluso ha dado pábulo a teorías de la conspiración, como la que sitúa el origen del virus en un laboratorio chino, desmentida por las evidencias científicas. La carátula de su primera entrada es toda una declaración de intenciones: una imagen en la que, junto a una ilustración del coronavirus, aparecen el presidente, Pedro Sánchez; el vicepresidente Pablo Iglesias; la ministra de Igualdad, Irene Montero; el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique; el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, y el presidente de la Generalitat, Quim Torra. El canal, en un solo mes, ya cuenta con casi 200.000 suscriptores.

La foto mostraba “ataúdes con personas muertas en España”, en realidad eran inmigrantes fallecidos en un naufragio de Lampedusa

Apelar a sentimientos como el miedo, la ira o la compasión “es una gran herramienta para difundir un mensaje”, aseguran Roozenbeek y Van der Linden. Y añaden: “Los artículos virales a menudo tienen titulares cortos y agudos que evocan este tipo de emociones”. En este apartado se podrían incluir bulos como la fotografía que mostraba un almacén repleto de ataúdes junto al emblema del PSOE, una ilustración del virus y un texto que rezaba: “Imágenes de la España que nos está dejando Pedro Sánchez. La foto por la que están investigando a decenas de policías y sanitarios”. La foto intentaba dar a entender que en los ataúdes reposaban los restos de personas muertas en España por la covid-19 y que los responsables de esas muertes eran dirigentes socialistas, cuando en realidad eran los de inmigrantes fallecidos en un naufragio frente a la isla italiana de Lampedusa, en 2013. Pero no solo las mentiras desinforman. Las continuas alusiones al “Gobierno asesino” en las redes sociales son una muestra de este intento de exaltar los sentimientos de la opinión pública. También la iniciativa propuesta a través de Instagram de dar un “zapatillazo” al presidente del Ejecutivo, que consistía en fotografiarse mientras se lanzaba un zapato contra la televisión en un momento en el que apareciera Pedro Sánchez y que exalta el sentimiento de la ira o del enfado.

“Encontrar quejas existentes y explotarlas” puede crear fricciones y hacer pensar a la opinión pública que una “historia es mucho más importante de lo que realmente es”, señala el Juego de los bulos, que sugiere a los participantes aprovechar la gran distancia que separa a la “izquierda y la derecha”. La ultraderecha en España ha aprovechado el malestar que pueden causar los supuestos privilegios de los políticos frente al resto de ciudadanos. Es el caso del bulo sobre el respirador que habría recibido en su domicilio Manuela Carmena, difundido por el tuitero Alvise Pérez (seudónimo de Luis Pérez, exasesor del dirigente de Ciudadanos Toni Cantó), que publicó una foto en la que se veía frente a la casa de la exalcaldesa de Madrid una furgoneta de la empresa VitalAire, que distribuye oxígeno a personas con enfermedades respiratorias crónicas -EL PAÍS ha intentado, sin éxito, contactar con Alvise Pérez-. “Evita acudir a un hospital público y hacer cola como el resto de los españoles”, afirmó en Twitter, una información desmentida, no solo por Carmena, sino por la propia compañía.

Javier Ortega Smith se refirió a los “malditos virus chinos” y aseguró que sus “anticuerpos españoles” lucharían contra ellos “hasta derrotarlos”

El Juego de los bulos propone aprovechar “el deseo de las personas por conocer la verdad para arrastrarlos a tu grupo de seguidores”. Y para ello no es necesario inventar teorías de la conspiración, sino aprovechar las que ya existen. Precisamente en torno al origen del nuevo coronavirus hay al menos una decena de teorías de la conspiración que niegan, en general, que el SARS-CoV-2 haya pasado de un animal al ser humano y apuestan por que ha nacido en algún laboratorio, ya sea de China, Estados Unidos o incluso Canadá, pese a que no existe ningún tipo de prueba al respecto. Es el discurso que apoyan los dirigentes de Vox cuando aluden al “virus chino”, con el que subrayan que este país está detrás de la nueva pandemia —más allá de las implicaciones racistas de usar tal denominación, que estigmatiza a una población—. El dirigente del partido ultranacionalista Javier Ortega Smith, que enfermó de covid-19, se refirió en Twitter al SARS-Cov-2 como los “malditos virus chinos” y aseguró que sus “anticuerpos españoles” lucharían contra ellos “hasta derrotarlos”. El tuit ya ha sido borrado. También Macarena Olona, diputada del mismo partido, hizo las siguientes declaraciones el pasado 13 de abril durante una entrevista en Los Desayunos de TVE: “China nos ha traído dos cosas: en primer lugar, la peste del siglo XXI, y en segundo lugar, el caldo de cultivo propicio para que los postulados comunistas que no han sido votados por los españoles mayoritariamente se impongan finalmente en nuestro país”.

¿Cuál es la mejor estrategia cuando el difusor de bulos es cazado en sus mentiras? “Golpear de vuelta”, “no retirarse” y crear “una campaña de desprestigio total”, sostiene el ‘Juego de los bulos’. Es la técnica que ha empleado la ultraderecha para atacar a las plataformas dedicadas a verificar informaciones, como Maldita.es y Newtral. Javier Negre, creador del citado canal de YouTube Estado de alarma, difundió el bulo que sostenía que estos dos medios decidían qué censurar en WhatsApp. El periodista aprovechó que WhatsApp había anunciado que los mensajes virales solo iban a poder reenviarse a un grupo, precisamente para luchar contra la difusión masiva de bulos, para tergiversar la información. Puesto que Facebook es la propietaria de WhatsApp y tiene contratados a Newtral y Maldita.es como verificadores, concluyó erróneamente que estos medios iban a censurar los mensajes en la plataforma. Enviar a los troles, cuentas que publican mensajes provocadores en las redes sociales con el fin de molestar o desviar la atención, es muy eficaz para desgastar al enemigo, consideran los investigadores británicos. “Participar en una discusión con un trol significa perder tiempo y energía preciosos. ¡Pero eso es exactamente lo que quieren!”, añaden. Los ejemplos se cuentan por decenas de miles. Basta con mirar las interacciones con miembros del Gobierno, representantes de la izquierda, del mundo de la cultura y periodistas para certificar que esta narrativa de desinformación se practica a diario. La Fiscalía investiga si se esconde un grupo criminal detrás de la campaña de bulos contra el Gobierno sobre el coronavirus. Exista o no, lo cierto es que la ultraderecha, encabezada por Vox, ha aprovechado el caldo de cultivo del coronavirus para explotar todas las estrategias desinformación y manipulación que contribuyan a expandir su programa político, que aboga por el cierre de fronteras, denigra el feminismo, defiende el llamado pin parental para vetar la educación sexual en las escuelas y ha retomado las críticas contra la activista Greta Thunberg para afirmar que el cambio climático, ante las muertes causadas por la pandemia, ya no interesa.

“Cada persona sin vacunar no solo se pone en peligro a sí misma, sino que pone en peligro a los más vulnerables”

Los antivacunas son responsables de miles de muertes al año. “Quien decide no vacunarse alegando libertad individual probablemente no tenga ni idea de qué son las vacunas. El analfabetismo científico mata. Cada persona sin vacunar no solo se pone en peligro a sí misma, sino que pone en peligro a los más vulnerables…”. Ines Sampaio falleció a los diecisiete años por sarampión el 19 de abril de 2017. La mató el movimiento antivacunas. La vacuna que inmuniza frente al sarampión, también lo hace frente a los virus de las paperas y la rubeola. Es la vacuna triple vírica que se administra en el primer año de vida. Por decisión de sus padres, ni Ines ni sus dos hermanos estaban vacunados. La muerte de Ines fue el primer deceso por sarampión registrado en Portugal en 23 años. Solo un año antes la OMS había podido declarar al país “libre de virus potencialmente mortales” como el sarampión o la rubeola. Sin embargo, en 2017 en Portugal se estimaba que más de 10,000 familias habían decidido no suministrar la vacuna triple vírica a sus hijos. El día que Ines falleció estaban contabilizados 2,716 niños enfermos de sarampión en Italia, 500 en Alemania y 6.434 en Rumanía, con 17 muertos en lo que iba de año. Se calcula que en 2017 murieron 110,000 personas por esta causa, la mayoría de ellas menores de 5 años y a pesar de existir vacunas seguras y eficaces. Hay personas que no se pueden vacunar porque sufren algún tipo de inmunodeficiencia, porque son receptoras de un trasplante, porque todavía no tienen la edad suficiente, etc. Si los individuos que rodean a estas personas están vacunados, no contraerán esas enfermedades porque las vacunas los han inmunizado, así que no pueden contagiar a otros. Los individuos vacunados hacen de barrera protectora, evitan que la enfermedad llegue a esa persona vulnerable. Las personas no vacunadas quedan protegidas de manera indirecta por los individuos vacunados. Cuanta mayor es la proporción de individuos inmunes, menor es la probabilidad de que una persona susceptible entre en contacto con un individuo infectado. Este fenómeno se llama ‘inmunidad de grupo’. Solo se puede dejar a una pequeña parte de la población sin vacunar para que este método sea efectivo, por lo que se considera apropiado que solo prescindan de vacuna aquellas personas que, por razones médicas, no pueden recibirla. El problema de que haya gente que decida no vacunarse es que su elección puede romper la ‘inmunidad de grupo’.

El virus SARS-CoV-2 de la familia de los coronavirus es el causante de la COVID-19. Su número básico de reproducción (R0) estimado actualmente es elevado y oscila entre 2 y 5,7. Esto significa que cada persona infectada puede contagiar a entre dos y seis personas más. La tasa de mortalidad actualmente oscila entre el 4 y el 10%, dependiendo del territorio. No contamos ni con tratamientos antivirales ni con vacunas, así que la situación sigue siendo de extrema gravedad. A este escenario hay que sumarle la reciente explosión de movimientos antivacunas. Antes de conseguir un remedio a la pandemia, ya hay personas firmemente convencidas de su oposición a la futurible vacuna. Por eso es tan importante extirpar el problema de raíz. El analfabetismo científico de los antivacunas ya se ha llevado por delante miles vidas a lo largo de la historia. Esta actitud contraria a las vacunas, incluso antes de que la vacuna exista, no es algo novedoso. A principios del siglo XIX, poco después de que Edward Jenner descubriese la primera vacuna de la historia, algunas personas se posicionaron en contra. Se trataba de la vacuna de la viruela. Medios de comunicación de la época llegaron a publicar viñetas cómicas en las que se sugería que la vacuna haría que te transformases en una vaca, te saliesen cuernos o pequeñas vacas a modo de apéndices. La vacuna de la viruela consistía en usar el virus de la viruela de las vacas como vacuna. Esto funciona como vacuna porque actúa como una suerte de virus atenuado que despierta el sistema inmune y lo prepara para enfrentarse a la viruela humana. Se observó que las vaqueras quedaban protegidas del virus al desarrollar en sus manos unas pústulas benignas cuando ordeñaban a las vacas infectadas por las viruelas vacunas. De ahí la etimología de la palabra ‘vacuna’. La viruela es la primera enfermedad erradicada gracias a las vacunas. No se ha registrado ningún caso desde 1977.

Miguel Bosé se reestrena, ahora como ‘epidemiólogo’: “Se le ha ido la olla al andrógino postfranquista que alucinaba con ser David Bowie”

Durante 2019, Miguel Bosé, el apolítico de la ‘Transición Democrática’ en España –su padre torero era amigo del pintor Pablo Picasso, pero  mucho más del dictador Francisco Franco y su familia-  se estrenó en el mundo de la política internacional y nada menos que con la crisis en Venezuela. El día 22 de febrero participó en el evento Venezuela Aid Live, en el cual participaron artistas como Maluma y Juanes, y causó polémica al referirse a Michelle Bachelet (expresidenta de Chile, actual comisionada de derechos humanos para la ONU y con quien el propio Bosé colaboró en su campaña electoral el año 2005) diciendo que debía “mover las nalgas” y “venir a Venezuela de una puñetera vez” para constatar las condiciones en las que vive la gente del país. La tensión creció en los siguientes meses, con constantes mensajes de Bosé en redes sociales instando a Bachelet a que visitara Caracas, la capital venezolana, algunos más rabiosos que otros. En abril publicó dos videos irónicos en Twitter: uno en el que finge tener pesadillas con la ex mandataria, y otro en el que la busca en un cuarto oscuro con una luz. Incluso viajó a Ciudad de México a buscarla a su hotel, fallando en el intento. Toda esta “persecución” de Bosé a Bachelet provocó el desconcierto de los ‘mass media’ y redes sociales y la burla de muchos fanáticos.

En junio de 2020, Miguel Bosé expresó opiniones negacionistas acerca de la pandemia de coronavirus por sus redes sociales. La plebe carcajeaba​ en España: “Se le ha ido la olla al andrógino Miguelito, el que alucinaba con ser David Bowie en pleno postfranquismo, ahora que ya no estaba su tío Francisco Franco’, ‘Patxi’ en mi Eibar natal. Todo esto ocurría cuando se pasaba con el hachís de Ketama, creado en la cordillera del Rif, muy cerca de la ciudad de Fez, en el norte de Marruecos; o se le pasaba la mano con las ‘pirulas’ que conseguía en las farmacias de Malsaña en Madrid, de nombre no genérico de ‘Bustaid’, con recetas falsas de la Seguridad Social; y en ocasiones se metía una ‘ajo’, la dietilamida de ácido lisérgico, ​ LSD-25 o simplemente LSD, también llamada lisérgida y comúnmente conocida como ácido, una sustancia psicodélica semisintética que se obtiene de la ergolina y de la familia de las triptaminas y que produce efectos psicológicos, pudiendo ‘viajar’ por el mundo sin tomar un avión, un barco o un tren, alucinando…”. Recuerdo que en una ocasión, en la Plaza de Unzaga de Eibar, estaba tomando un café en la terraza del Txoko, con Roberto Ruiz Sarasqueta, Loren Bascaran, José Antonio Azpilicueta, Isabel Aldalur, Elena Zabala y Almaia Leturiaga, cuando se nos acercó un vendedor de ‘ácidos’, ‘estrellas’ o ‘ajos’, ofreciéndonos LSD… “Te lo tomas y te queda la lengua y el cogote -cuello- paralizado durante seis horas”, era la presentación contracultural del producto. “¿No tienes algo más fuerte. No sé algo que te paralice medio cuerpo…”. El ‘camello’ se marchó hacia otras mesas menos exigentes.

Bob Dylan no podía creer que John Lennon nunca hubiera probado marihuana, “¿Pero y esa canción en la que hablan de estar ‘volados’?”

Una de las anécdotas más curiosas e interesantes en la música popular del siglo XX es esa que cuenta que fue Bob Dylan el que, en 1964, cuando se encontraron en un hotel de Nueva York, inició a los Beatles en la marihuana. La anécdota tiene varias ramificaciones muy jugosas y divertidas, como que Dylan no podía creer que los Beatles nunca hubieran probado marihuana y les preguntó “¿Pero y esa canción en la que hablan de estar ‘volados’?”, y John Lennon tuvo que aclararle que la letra de la canción no hablaba de estar ‘volados’ (‘high’) sino de ‘esconderse’ (‘hide’). O que Ringo Starr desconocía el procedimiento habitual de pasar el cigarrillo y cuando le llegó se lo fumó solo hasta el final, mientras todos los demás esperaban. Pero la anécdota también tiene consecuencias más significativas. Muchos consideran que el hecho está directamente vinculado a la evolución musical y artística de los Beatles durante la época (Paul McCartney, por ejemplo, dijo que haber fumado marihuana había sido una experiencia muy profunda y que en ese momento sintió que “estaba pensando por primera vez, pensando de verdad”).

El LSD fue el culpable de las dos canciones de más dudosa calidad de The Beatles, ‘Doctor Robert’ (el dentista) y ‘Yellow Submarine’

Después de haber conocido a Dylan, los Beatles dieron un gran salto al publicar el álbum ‘Rubber Soul’, en 1965, al que el mismo John Lennon llamó ‘el disco de la marihuana’ y marcó su primera intención de llevar su música a un terreno más complejo y elaborado que el de las simples canciones pop románticas. Pero 1965 marcó para los Beatles otra experiencia que cambiaría sus vidas y su visión del mundo. Y, por lo tanto, su música. Ese año John Lennon y George Harrison probaron por primera vez el LSD, la droga alucinógena que en los 60 se convirtió en un símbolo de la contracultura, asociado a la experimentación y la expansión mental y espiritual. En una entrevista con la revista Rolling Stone algunos años después, John Lennon narró la experiencia, y ahora la revista ha difundido el audio de la entrevista, con una animación a tono: “Un dentista en Londres, nos puso el LSD a mí, a George y a nuestras esposas sin decirnos nada, durante una cena en su casa. Él era amigo de George y también nuestro dentista en ese momento, y simplemente puso el LSD en nuestro café o algo así. Ahí nos dijo ‘Les recomiendo que no se vayan’… Creo que quería que nos quedáramos para una orgía en su casa, pero nosotros no queríamos saber nada de eso…”.

“Era una locura todo lo que estaba sucediendo. De todas maneras nos fuimos a un club. Cuando llegamos pensamos que estaba incendiándose y comenzamos a reír a carcajadas allí en la calle. Alguien gritó ‘rompamos los vidrios’, era todo una locura, estaba todo en nuestra cabeza. Finalmente llegamos a un ascensor y todos pensamos que el ascensor también estaba prendiéndose fuego pero no era más que una luz roja. Comenzamos a gritar y de repente la puerta se abre y nosotros gritando ‘Aaaaaah’ y vemos que simplemente estamos en el club. Entramos, nos sentamos y veíamos que las mesas se estiraban, era una sola mesa larga. Después un cantante se me acercó y me dijo ‘¿puedo sentarme a tu lado?’ y le grité ‘¡solo si no hablas!’, simplemente porque no podía pensar. Después George o tal vez otra persona se las arregló para conducir su mini cooper, íbamos a 15 km/h pero parecía que íbamos a mil, y yo tenía todos estos chistes hilarantes que se me iban ocurriendo y George me gritaba ‘¡no me hagas reír!’. Dios, fue aterrador, pero también fantástico. Llegamos a la casa de George y parecía como un enorme submarino para mí. Todos se fueron a dormir pero para mí estaban todos flotando allá arriba y yo conducía el submarino”.

“No merece la pena conquistar a una mujer de primera si después no se lo puedes contar a los amigos”, decía Luis Miguel Dominguín

A pesar de esta ambigua experiencia, “aterradora pero fantástica”, John Lennon y George Harrison quisieron seguir experimentando con LSD, e intentaron convencer a Paul McCartney y Ringo Starr de hacerlo también. Así lo contó Harrison a Rolling Stone: “John y yo decidimos que Paul y Ringo tenían que probar el ácido. Porque no podíamos relacionarnos con ellos en diferentes niveles desde que lo probamos, el ácido nos había cambiado demasiado. Es una experiencia tan grande y tan inexplicable. Tiene que ser vivida en carne propia. Era algo muy importante para John y para mí que ellos lo probaran”. Ringo Starr inmediatamente aceptó la propuesta: “Tomo lo que sea”. McCartney, en cambio, se negó. Lennon le había dicho que el LSD cambiaba para siempre tu modo de pensar. “Él estaba entusiasmado ante esa posibilidad” dijo Paul, “a mí, en cambio, me aterraba”. Sin embargo, Paul McCartney, aún sin LSD, estaba tan interesado como el resto en la experimentación y en la evolución musical de los Beatles, aunque tomó inspiración de lugares diferentes y con métodos diferentes (escuchó nuevos artistas, leyó nuevos libros, se mantuvo conectado con la comunidad artística de Londres… en definitiva, un abordaje más intelectual que experimental). Así, los cuatro de Liverpool encontraron en ese momento, a mediados de 1965, un impulso y una conexión creativa increíble y única, que dio como fruto el emblemático álbum ‘Revolver’, un nuevo salto en su evolución, un nuevo mojón en su estilo y en su experimentación y una marca histórica en la música popular. Si Lennon llamó al ‘Rubber Soul’, “el álbum de la marihuana”, el ‘Revolver’ bien podría ser llamado “el álbum del LSD”, aunque la anécdota deja en claro que esta droga fue la culpable de las dos canciones de más dudosa calidad del disco: ‘Doctor Robert’ (el dentista) y ‘Yellow Submarine’.

Decimos que a alguien se le va la olla cuando se distrae, dice tonterías, hace locuras, o se le olvida algo: “A Miguel Bosé se le ha ido la olla. Se ha puesto a cantar ‘Seré tu amante bandido, bandido. Y en un oasis prohibido, prohibido, por amor, por amor concebido, me perderé en un momento contigo, por siempre, seré tu héroe de amor…’ en mitad de la calle a las cinco de la mañana”. Cuando expresa distracción: “Perdona, se me fue la olla y perdí el tren para verle a David Bowie, en el Polígono de Anoeta en San Sebastián, en el País Vasco. Cuando me quise dar cuenta, era demasiado tarde para llegar a la estación”. Otro ejemplo de distracción: “Perdona, ¿qué decías? Es que se me ha ido la olla pensando en otras cosas y no te estaba escuchando cuando me hablabas de los ‘Tacones lejanos’, mi papito y director de cine preferido manchego, Pedro Almodóvar…”. También indica olvido: “Qué mal. Se me fue totalmente la olla y no la llamé para felicitar a mi mamá Lucía Bosé -recientemente fallecida- por su cumpleaños. Espero que pueda perdonar mi olvido”. En esta expresión la palabra olla se usa como símil de cabeza, por lo que se puede utilizar del mismo modo la composición “se me ha ido la cabeza”. Otras maneras de decir lo mismo son se le va la pinza o le patina la neurona.

Miguel Bosé, vergüenza ajena. La ignorancia es atrevida. No es más idiota el hijo del torero Luis Miguel Dominguín porque no se entrena. Socialmente, Dominguín fue reconocido por sus romances -muchos ‘fake news’ de Hola, Paris Match, Life…- con figuras como María Félix, Ava Gardner, Lana Turner, Rita Hayworth, Marta Alban, Lauren Bacall, Cecilia Albéniz y Miroslava Stern…Tenía un lema: “No merece la pena conquistar a una mujer de primera si después no se lo puedes contar a los amigos”. De tal palo tal astilla. ‘Celtiberia Show’, del insigne periodista español Luis Carandell.

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