El minotauro
Por Nicolás Durán de la Sierra
Este pasado domingo, en la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum fue investida, en lo formal, como candidata de Morena a la Presidencia de la República, lo que la convertirá en la primera presidente en nuestra historia; la flaca oposición será la que refrende su éxito. Ante la cúpula guinda, su discurso no dejó dudas: su gobierno dará continuidad al proyecto de nación de la 4T.
Uno de los puntos torales de su discurso, fue el de dar unidad al partido más allá de los intereses personales. “Tenemos una frase que dice que estamos unidos hasta que las encuestas nos separen –guiño a Marcelo Ebrard-, pero todos sabemos que no es así, que antes está la unidad en torno a la 4T, la única vía para llegar a la justicia social y el crecimiento del país”.
De entre los gobernadores guindas presentes, destacó la figura de Mara Lezama, una de las mandatarias más afines a ella y con quien comparte uno de los lemas de su campaña: la prosperidad compartida como punto de encuentro de la sociedad. De hecho, el bienestar común es base de la seguridad y el desarrollo social, pero ello no se logra si no es en el ámbito de la democracia.
Hechura política de la Cuarta Transformación desde su inicio en el servicio público, la gobernadora del Estado se ha convertido en referente de Morena y no de manera coyuntural, no, sino por su trabajo en favor de los más desprotegidos. El atinado manejo de su imagen pública no es cascarón, sino reflejo de su labor y ello le abrió las puertas de esta administración federal y las abrirá en la de Claudia Sheinbaum a finales de año.
La candidata de Morena adelantó que en su campaña por la Presidencia se fortalecerán los ‘Diálogos por la Transformación’ en todo el país y puntualizó, frente al discurso de la oposición, que no se debe permitirá que la derecha tome, como eje de su estrategia, la defensa de la democracia pues, dijo, “esa premisa corresponde a la izquierda, por la que hemos luchado por años”.
De hecho, Claudia Sheinbaum protestó como candidata de Morena con el brazo izquierdo en alto, tras solicitar permiso para romper el protocolo habitual, en un rasgo de congruencia, sí, pero además dio una señal clara del rumbo que tomará su gobierno: la continuidad de la 4T como proyecto de nación, de seguir con el ‘desarrollo del ‘Humanismo Mexicano’ y de la prosperidad compartida.