El Niño Verde: cronología del empoderamiento en Quintana Roo del junior más nefasto de México…

Por José Hugo Trejo

A finales de 1993, previo al destape del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para la Presidencia de la República, hace su aparición en Quintana Roo el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), cuyo dirigente nacional era en aquel tiempo Jorge González Torres, hermano menor del “Doctor Simi”, dueño de la popular cadena de farmacias a la que debe su apodo, y padre de Jorge Emilio González Martínez, mejor conocido como “El Niño Verde”, apodo que le endilgaron en la Asamblea de Representantes del entonces Distrito Federal, posición en la que lo colocó su “papi” cuando apenas era un imberbe mozuelo veinteañero.

El PVEM inició operaciones en la entidad con enviados directos de Marcelo Ebrard Casaubón, actual canciller mexicano que entonces fungía como secretario particular y hombre de todas las confianzas del regente del Departamento del DF, Manuel Camacho Solís, que también era uno de los aspirantes más renombrados para la candidatura presidencial priista.

Los enviados por Marcelo Ebrard para operar el PVEM en Quintana roo eran Mario Vargas Paredes, actual dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Universidad de Quintana Roo y el arquitecto Héctor Tenorio. Ambos no alcanzaron a llegar en sus funciones como operadores de la “casa verde” que habilitaron frente a la escuela secundaria federal “Adolfo López Mateos” ni una sola elección local, pues al destape del ejecutado de Luis Donaldo Colosio Murrieta, en esas últimas semanas de 1993, el papá de “El Niño Verde”, González Torres, se apropió del partido que era auspiciado por Camacho Solís y barrió con todo lo que oliera a camachismo en su estructura.

Así fue que tanto Vargas Paredes como Héctor Tenorio fueron desplazados de la dirigencia estatal del PVEM en Quintana Roo, mediante un fax enviado a la Comisión Estatal Electoral por el dueño de la franquicia verde. En su lugar se puso a un antiguo policía que ya había sido dirigente del desaparecido Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y exdiputado local, Francisco Ermilo Lara González; éste no duró mucho en el cargo partidista y en su lugar apareció de la nada Marisol Ávila Lagos, quien sin carrera política alguna fue diputada local por el Verde en dos ocasiones y secretaria del Medio Ambiente en los primeros meses del Gobierno de Félix González Canto, en 2005.

Sin embargo, en 2002 el PVEM, franquicia política de Jorge Emilio González Martínez, “El Niño Verde”, ganó la presidencia municipal de Benito Juárez con Juan Ignacio García Zalvidea.

En 2004 “El Niño Verde” comenzó a hacer notoria su nefasta presencia en Quintana Roo al ser denunciado, mediante una videograbación, por traficar influencias al estar negociando un cambio de uso de suelo en Cancún pidiendo un soborno de 3 millones de dólares. En su defensa sólo dijo que lo habían “chamaqueado”.

En 2005, tras perder el PRI la mayoría del Congreso del Estado, el gobernador Félix González Canto negocia con “El Niño Verde” el apoyo de los diputados verde ecologistas para tener él, no el PRI, el control del Legislativo. González Canto negoció también con el PAN y Convergencia, pero sus acuerdos con “El Niño Verde” fueron más profundos y costosos para el Estado y para su partido, el PRI. De esa negociación en 2005, “El Niño Verde” impuso a Marisol Ávila Lagos, ex dirigente estatal y diputada verde ecologista en dos ocasiones, como secretaria de Medioambiente en el gobierno de González Canto, al igual que a Ludivina Menchaca Castellanos como titular de la Cojudeq.

González Canto profundizó aún más la alianza con “El Niño Verde” en la elección federal de 2006, pues le cedió la candidatura al Senado para Ludivina Menchaca. Desde entonces el PVEM se alió con el PRI a nivel nacional y en Quintana Roo “El Niño Verde” se convirtió en el jefe político gracias a su relación cercana con Enrique Peña Nieto, entonces gobernador del Estado de México e inminente candidato presidencial en 2012 y presidente de México hasta 2018, así como a la corta visión política de González Canto.

Fue así que, con la influencia de Peña Nieto a su favor, comenzó a “chamaquear” a los gobernadores González Canto y Roberto Borge Angulo, ante quienes impuso sus intereses económicos y políticos, convirtiéndose en el principal corruptor e intermediario entre el Ayuntamiento de Benito Juárez y los grupos económicos interesados en obtener prebendas, concesiones y cambios de usos de suelo de manera irregular. El Niño Verde desde entonces impuso en el Cabildo y en los gabinetes municipales a personajes de su confianza.

La influencia de “El Niño Verde” fue tal en los gobiernos priistas quintanarroenses desde 2005 hasta 2016, que los tenía a su servicio hasta para limpiarlo de las implicaciones que tuvo en la muerte de una mujer húngara que fue arrojada desde un departamento de su propiedad durante una de las frecuentes fiestas de las que era organizador.

Tal era su cercanía con Peña Nieto y su autoridad política sobre los gobernadores priistas de Quintana Roo, que en 2012 se impuso como candidato a senador en la alianza PRI-PVEM por encima de González Canto, que en ese tiempo se creía que era el “jefe político” de la entidad aún como exgobernador. Y en 2016 fue quien decidió que el candidato priísta a suceder a Borge Angulo fuera Mauricio Góngora Escalante, a cambio de que le cedieran el Municipio de Benito Juárez para gobernarlo de manera más directa con el imberbe Remberto Estrada Barba, a quien de manera previa había hecho regidor y diputado local por el PVEM.

Fue tal la frustración y la impotencia política del gobernador priísta Beto Borge por no haber podido imponer a su “delfín” José Luis “Chanito” Toledo, que no se aguantó y escribió un mensaje en su celular que se hizo público y que rezaba: “El H de P ya se cree dueño del estado”.

Por su parte “Chanito” Toledo no dejaba de decir a quien quisiera escucharlo que no había sido candidato a gobernador por el PRI-PVEM porque no accedió a cumplir las condiciones que le exigió “El Niño Verde”.

El encuentro de Mara con “El Niño Verde” fue desde 2016…

Es en el arranque del proceso electoral de 2016 en Quintana Roo que se cruzan los caminos de “El Niño Verde” y Mara Lezama Espinosa, la candidata a reelegirse por la coalición Juntos Haremos Historia impulsada por el PVEM y su dueño ya multimencionado.

Mara Lezama, en su función de conductora de un programa radiofónico de gestión social en la ciudad de Cancún, llegó a posicionarse como una prospecta competente para participar en la contienda por la presidencia municipal de Benito Juárez, fue asediada tanto por la coalición PAN-PRD, que abanderó como candidato a la gubernatura al gobernador Carlos Joaquín González, como por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que venía en crecimiento y se aprestaba a participar por vez primera en una contienda electoral en Quintana Roo.

Después de despertar expectativas en uno y otro bando, de los dos opositores al proyecto “El Niño Verde” en la coalición PRI-PVEM, encabezado por Remberto Estrada Barba, Mara Lezama se decidió por abanderar a Morena por unos días, ya que en los inicios de la campaña dimitió a la candidatura argumentando haber sufrido amenazas en contra de su persona y de su familia, nada más falso porque posteriormente trascendió información sobre los beneficios económicos y otras prebendas que recibió del Gobierno estatal, que esa dimisión a la candidatura morenista le arrojó.

En el periodo temporal de su dimisión el único proyecto político al que ponía en riesgo era el encabezado por el imberbe Remberto Estrada Barba como candidato del “Niño Verde” a la presidencia municipal de Benito Juárez por la coalición PRI-PVEM. Luego entonces el único con interés genuino en juego en esa elección que pudo haberla amedrentado, como lo denunció públicamente para justificar su renuncia a contender, era “El Niño Verde”, porque el entonces gobernador Borge Angulo, dada su frustración por no haber podido imponer a su “delfín” “Chanito” Toledo y su animadversión declarada en contra del “H de P” que “ya se siente dueño del estado”, difícilmente iba a arriesgarse a amenazar a alguien para favorecer un proyecto político que no solo no era suyo, sino que era de quien quien se había burlado y pasado por alto la autoridad política que tanto se afanaba en ostentar como gobernador de Quintana Roo.

La gran mascarada…

Cuando en 2016 la coalición PRI-PVEM-Panal perdió la elección a gobernador frente a la coalición PAN-PRD, cuya candidatura fue encabezada por el actual gobernador Carlos Joaquín González y estaba en disputa el control del Congreso del Estado, por lo cerrado de los resultados electorales en la elección de diputados, “El Niño Verde” González Martínez, se vio obligado a exhibirse como el jefe político de esa coalición partidista, al acudir personalmente a la sede del Poder Legislativo estatal para amedrentar y tratar de jalar a su redil a los diputados electos priistas, sobre todo a la actual dirigente estatal del PRI, Candelaria Ayuso Achach, para que no defeccionaran, como algunos lo hicieron, y mantener el control del Congreso del Estado, cosa que no logró y se retiró a su refugio de la torre Emerald de la Zona Hotelera de Cancún, desde donde continuó manejando las operaciones irregulares del Ayuntamiento de Benito Juárez.

En 2018, “El Niño Verde” impide la reelección de Remberto Estrada Barba y respalda la elección de Mara Lezama como lo hizo en agosto pasado cuando sus títeres dirigentes del PVEM manifestaron públicamente todo su respaldo a la presidenta municipal de Benito Juárez en funciones de candidata a la reelección.

“El Niño Verde”, con la influencia tan fuerte que tiene en la cúpula de Morena, no sólo impuso a Mara Lezama en la candidatura a la presidencia municipal de Benito Juárez, sino que infiltró a todo Morena en Quintana Roo, poniendo y quitando candidatos a modo: Laura Fernández Piña y Juan Carrillo Soberanis son candidatos a diputados federales verdes en la coalición de Morena, cuando hace unos meses apenas eran orgullosos priistas de la joven generación de Félix González y Roberto Borge; ahora son, junto con Anahí González y Mara Lezama, parte fundamental de la “familia verde” que se enmascaró en Morena para consolidar el poderío político y delincuencial de “El Niño Verde” en Quintana Roo…

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