Signos
Por Salvador Montenegro
Las leyes y las instituciones electorales mexicanas son enemigas de la esencia democrática: la libertad de expresión.
Son legajos de censura, unas, y tribunales inquisitoriales, otras, que convierten el fundamento de la libertad de los aspirantes a defender y representar la voluntad popular en pecado capital de los herejes.
(Claro: lo de menos es si los candidatos son defensores reales de lo que dicen querer representar, pero a la ley y a los responsables de ejercerla eso no tiene qué importar, sino el valor ideal de sus derechos.)
SM