Estertores democráticos

Signos

Si la democracia liberal produce aberraciones fascistas tras votados izquierdismos fallidos, y entre ambas opciones electorales de sufragio libre el destino social es el de un frustrante y trágico callejón sin salida (mayor desigualdad, hambre e inseguridad: un fracaso estructural, histórico y absoluto de la justicia), entonces la democracia liberal, con sus estériles alternancias y sus progresismos pírricos, ha llegado a los umbrales de la decadencia.

Porque las grandes fuerzas económicas, de la mano de las instituciones públicas y los organismos financieros a su servicio, están completando la fase terminal de la concentración de la riqueza global, demostrando que la separación y la autonomía de los Poderes del Estado y la representación plural en él de la totalidad de los sectores populares y de los derechos de los individuos, no es sino la versión más acabada de los sistemas de dominación real y de ganancia progresiva de las minorías poderosas, tras la apariencia ideológica del modelo ideal de defensa de la voluntad general y de las garantías individuales de todos los seres humanos; un sistema de explotación, a fin de cuentas, como todos los del pasado, si bien, y por la naturaleza propia de la evolución y el avance civilizatorio, el más moderno y funcional en su aspecto justiciero de modelo del derecho universal, el último que es de la Humanidad, en efecto, en el andar de sus ideologías dominantes contra todas las imposibles utopías liberadoras.

Claro, mucho más de medio mundo sabe todo eso. Pero el caso es que esa verdad tan plena es como la de los radicales límites del apocalipsis climático: surgirán más y más liderazgos ‘visionarios’ del tipo de los personajes de los circos bárbaros de Stephen King.

SM

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