El minotauro
Por Nicolás Durán de la Sierra
Hace pocos días, el domingo, un grupo de vecinos de la asociación Pioneros de Cancún quiso, sin éxito, celebrar un festival en el camellón frontal a la sede del Fonatur local, pues la entidad federal no había dado anuencia para realizar allí el “Picnic más grande de Cancún”, uno de los festejos conmemorativos de la llamada fundación de este centro turístico.
Tras la negativa, en el Facebook, la ofendida asociación lanzó una campaña contra el Fonatur en la que se llegó a tildar de “fuereño” a Juan Manuel Leyva, el encargado de la oficina turística, además de acusarlo de violentar los usos y costumbres locales (sic), por decir lo menos; un casus belli civil rematado con leyendas en cartulinas pegadas a las puertas del edifico en simbólica clausura.
El festejo planeado por esta asociación, pues existe otra, pretendía la instalación de caballetes para 200 artistas plásticos; una tarima sonorizada para espectáculos de danza, canto y lectura, aparte del tendido del propio día de campo, eje de una jornada que culminaría con la visita al lugar en donde esperan enterrar una capsula de tiempo. Todo en un solo camellón.
Si bien la fundación de Cancún ocurrió el 10 de agosto de 1971, según el decreto del entonces presidente Luis Echeverría, las asociaciones festejan el 20 de abril del mismo año como el día en que se fincó la primera casa citadina, la del exedil Rafael Lara, y lo toman como un acto fundatorio al que se han unido las autoridades. El 20 de abril ha sido propuesto como el Día del Pionero.
Sin embargo, pese al crimen rosa de Fonatur, muchas familias tuvieron su picnic dominical en el camellón, un día de campo parecido al que en otras nueve ocasiones habían tenido, es decir, sin templetes ni la parafernalia anunciada. De la mano del exalcalde Carlos Cardín, el líder de la asociación, la fiesta coronó con el corte de un gran pastel alusivo. Una tormenta más en el Facebook.