Kim Jong-un lanza sus misiles contra el Covid-19

El Bestiario

El coronavirus, ente invisible, ha hecho que el director de la OTAN huya despavorido ante un simple estornudo, que los generales del Pentágono se queden encerrados en casa alarmados por una tos seca… Corea del Norte lanzó esta semana al menos dos misiles balísticos, según un funcionario de Estados Unidos. Se trató de la cuarta o quinta prueba en los ya coronavirales días de marzo. De acuerdo con las autoridades de Corea del Sur, los proyectiles cayeron en las aguas entre la península de Corea y Japón tras recorrer una distancia de 200 kilómetros y alcanzar una altitud de 35 kilómetros. Corea del Norte: desinfectan una estación de tren como medida de prevención contra la pandemia. En medio de la propagación del coronavirus a varios países, los trabajadores de una estación ferroviaria en Pyongyang, la capital, desinfectan los trenes. Un médico del Centro de Higiene y Antiepidemia asegura, con una gran capacidad histriónica similar a la de un primer bailarín de ballet exsoviétivo, que el coronavirus no ha invadido la sagrada nación. Sin embargo, las autoridades anunciaron que pondrían en cuarentena a quienes regresen a la patria y presenten síntomas.

Corea del Norte endurece la “caza” de los sospechosos de portadores del coronavirus. Implementan las medidas más radicales del mundo contra esa enfermedad. Incluso siguen circulando versiones sobre el presunto fusilamiento de un funcionario por violar la cuarentena. Kim Jong-un, el líder supremo, quien comparte problemas de alopecia con su amigo y ex enemigo Donald Trump, presidente de los Estados Unidos. En la inteligencia internacional se sabe que está atravesando unos momentos de depresión endógena reactiva, con tendencia a lanzar de manera convulsiva misiles por doquier, para acabar con el coronavirus. “Lo que he ha irritado, sobremanera, en las últimas horas es que, a pesar de quedarse sin arsenal, nadie ha sido capaz de dedicarle siquiera un mensaje en Twitter de sus ‘misilazos’. El régimen de Kim Jong-un dispuso la prohibición de ingreso a los turistas extranjeros, suspendió la llegada de trenes y de vuelos internacionales, estableciendo además una durísima cuarentena a cientos de extranjeros en el país. Continuamente se transmiten mensajes de promoción de la higiene, los embajadores están confinados y los medios de comunicación estatales insisten en la necesidad de una “sumisión estricta” a las órdenes que llegan desde el Gobierno. Algunos diplomáticos consideran que se trata de medidas “sin precedentes”. En ese marco, Pyongyang asegura que han logrado “caso único sobre la Tierra”, no tener casos de Covid-2019.

Algunas filtraciones de los propios científicos nacionales apuntan a que sí hubo un positivo en coronavirus en el país norcoreano. La persona que fue detectada con la enfermedad habría sido fusilada, aunque el tema es de imposible certificación ante el hermetismo que rodea habitualmente muchas de las insólitas decisiones de Kim. Durante una reunión del Partido del Trabajo de Corea, según la agencia de noticias KCNA, el dirigente remarcó que la lucha contra la enfermedad es “crucial para la defensa del pueblo” y requiere “una gran disciplina”. Corea del Norte es un estado aislado, cuyo sistema de salud sufre de falta de equipamiento y está obsoleto. Por eso, la decisión de cerrar sus fronteras para evitar el contagio apunta a impedir que lleguen personas contagiadas desde los dos vecinos más afectados del mundo: China (donde se inició el brote) y Corea del Sur. KCNA informó del despido de dos vicepresidentes, Ri Man Gon y Pak Thae Dok, y de la disolución de una célula del partido, debido a sospechas de corrupción que podrían haber puesto en peligro las medidas preventivas contra la epidemia. Kim está paranoico dicen varios de sus miles de agentes secretos repartidos por el mundo. El presidente norcoreano es un tipo vivo, sabe que a los paranoicos también les persiguen.

Santiago J. Santamaría Gurtubay

En ninguna ciudad del planeta habrá este año desfiles de las Fuerzas Armadas. En la Plaza Roja de Moscú, en el Cañón de los Héroes de Nueva York, en los Campos Elíseos de París, en la plaza de Tiananmén de Pekín, en el paseo de la Castellana de Madrid no se realizará esta vez la ritual parada militar en la que el Ejército de cada país despliega la propia cola de pavo real exhibiendo un armamento último modelo, listo para matar de mil maneras. Entre el orgullo de un pasado supuestamente glorioso y el miedo de un futuro seguramente catastrófico, al son de tambores y cornetas desfilan formaciones de soldados marcando el paso; discurren carros de combate y misiles inhiestos sobre los armones como colas de alacrán; rayan el cielo aviones de combate dejando un rastro de humo con los colores de cada bandera nacional. Y el público aplaude. Pero este año no habrá desfiles de las Fuerzas Armadas, sencillamente porque esas armas tan sofisticadas, enormemente caras, han sido derrotadas y puestas en ridículo por un enemigo diminuto, que ha demostrado ser más fuerte que toda la industria del armamento entera. Este ente invisible ha hecho que el director de la OTAN huya despavorido ante un simple estornudo, que los generales del Pentágono se queden encerrados en casa alarmados por una tos seca.

Pero esta batalla contra la Covid-19, sin duda, se ganará, y ese será el momento de montar un nuevo desfile de la victoria. En ese caso deberán desfilar los científicos, los médicos, las enfermeras, los celadores, los farmacéuticos, los transportistas de víveres, las cajeras de supermercado, los empleados de la limpieza y también una parte del Ejército, que ha salido desarmado en ayuda civil en una guerra tan dramática. “A la sombra de las acacias el público llenará de vítores a esta tropa heroica, que ha cumplido con su deber sencillamente porque era su deber…”, recalcaba el escritor español Manuel Vicent. La Covid-19 no es el nombre en clave de un Ejército extranjero. Carece de armas y aviones. No tiene banderas ni ideología; tampoco habla idiomas. El virus desconoce el significado de una frontera, solo sabe que el cuerpo humano es un buen lugar para sobrevivir y propagarse. Es absurdo iniciar una rueda de prensa con un “sin novedad en el frente” porque no existe ese frente. Nada avanza sobre nuestras posiciones. No hay trincheras, ni primera línea. Ni siquiera, enemigo. Solo es un virus. El abuso del lenguaje militar desvía la atención sobre dos asuntos clave: nuestra responsabilidad en el estallido y la gestión de la pandemia. “Estamos ante una crisis monumental que desnuda las miserias de un sistema que se creía intocable. Las desgracias sucedían al otro lado de los muros y las concertinas, del Telediario y de nuestra conciencia. En toda situación extrema, y esta lo es, hay héroes y miserables. Es la condición humana…

El problema es que no tenemos un Roosevelt o un Churchill, sino un Trump que da por buena la cifra de 100,000 muertos en EE UU

No podemos decir que estamos en guerra con la nevera llena, reservas de papel higiénico para mil diarreas, agua caliente, calefacción, Internet de banda ancha, vídeollamadas, Netflix, HBO y otros. No es una guerra si un gran almacén o las tiendas del barrio te pueden llevar la compra a casa. Hasta es posible encargar cápsulas de Nespresso y pasear al perro. Es un insulto para millones de personas que padecen la verdadera guerra, sea en Siria, Yemen, Libia, Nigeria o Somalia. Es una trivialización egocéntrica y primermundista. Hay otros millones que mueren de enfermedades olvidadas para las que no existen vacunas porque los pobres no son rentables. Cada día fallecen 8,500 niños sin nombre ni apellido a causa de la desnutrición. En 2017, murieron 6.3 millones de menores de 15 años por causas que se pueden prevenir. Son datos de la OMS, el Banco Mundial y Unicef. “Decimos que nuestro personal sanitario lucha contra un enemigo poderoso y desconocido –escribe Ramón Lobo, en El País-, y que lo hace sin munición. Es una buena imagen que refleja la realidad, pero que nos distrae de exigir responsabilidad a los que consideraron la salud pública como un gasto, no como una inversión. Si no tenemos armas, por seguir el lenguaje en boga, es porque las privatizaron”.

Sunsan Sontag fue una escritora, novelista, filósofa y ensayista, así como profesora, directora de cine y guionista estadounidense de origen judío. Aunque se dedicó principalmente a su carrera literaria y ensayística, también ejerció la docencia y dirigió películas y obras teatrales. Falleció un 28 de diciembre de 2004, en Nueva York, Estados Unidos, donde había nacido en 1933. Escribía en ‘El sida y sus metáforas’ que el abuso del lenguaje bélico es inevitable en una sociedad capitalista en la que no cotizan al alza las consideraciones éticas. El lenguaje guerrero permite reclamar los mayores sacrificios, incluso la pérdida de libertad individual. Estamos ante el mayor desafío desde 1945, como dijo Angela Merkel. El problema es que no tenemos un Roosevelt o un Churchill, sino un Donald Trump que da por buena la cifra de 100,000 muertos en EE UU para otorgarse un sobresaliente en la gestión de la crisis. Si superara los 150,000, tendría más fallecidos por coronavirus que estadounidenses muertos en la Primera Guerra Mundial. No parece la mejor publicidad en un año electoral.

Un catalán es el ‘embajador’ de Kim en Occidente, defiende con pasión el sistema político juche, un marxismo leninismo distópico

Alejandro Cao de Benós es el único occidental en el Gobierno de Corea del Norte. Y es español. Durante los últimos años, ha defendido a capa y espada el sistema político de este país asiático -juche-, el más hermético del mundo, criticado infinidad de veces por su autoritarismo. El abogado, tragicómico, surrealista, distópico, catalán y español y norcoreano, rechaza al actual president de la Generalitat, con sede en Barcelona -presidente de la Comunidad Autónoma Española de Cataluña-, Qim Torra, quien quiere separarse unilateralmente de España, a pesar de no contar con la mayoría de apoyo de la ciudad, evitó que Kim fuera engañado por el otro e inconfundible Quim. E nombre de Alejandro Cao de Benós en coreano es Chon Sŏn-il, que puede traducirse como ‘Corea es una’; y ejerce de  delegado especial honorario de ese país y delegado especial del Comité de Relaciones Culturales con el exterior. Hace tres años que le retiraron el pasaporte de España por una decisión que considera que ha sido tomada por el “sector franquista” y de “ultraderecha” de las Fuerzas de Seguridad del Estado y la Justicia española.

Ardía Barcelona tras las reivindicaciones secesionistas. Alejandro Cao de Benós, entraba a saco en el debate independentista catalán, adobándolo con el más puro y utópico marxismo leninismo que existe en el mundo.. “Era esperable que utilizaran la maquinaria propagandística para movilizar a la población, que pasa muchas miserias, motivadas por los problemas económicos. Por eso la manipulan. Señalan al Gobierno español, pero el problema es del sistema capitalista y de las condiciones que ofrece a la población. Yo creo que la esperaban mayor, pero hay un cansancio evidente en Cataluña, no sólo por lo que ocurre en la calle, sino por las discusiones diarias entre familias y amigos por el tema de la independencia. Y eso hace mella en el movimiento. Entre otras cosas, porque ese anhelo no parte de un deseo real de la población, sino del interés de la Generalitat y de determinados sectores económicos. De una minoría, vaya. Es un suflé y poco a poco se irá desvaneciendo porque no tiene consistencia. La gran pregunta es cuánto tiempo tardará. Pues no lo sé. Pero aquí también hay que tener en cuenta la dejadez de la contraparte, especialmente durante la etapa del conservador del Partido Popular, Mariano Rajoy, en el Gobierno de España. En vez de intentar tomar medidas contundentes y evitar el secesionismo, se dedicó a mirar hacia otro lado e intentar ignorar un problema que se fue agravando. En Madrid se ha dado mucho tiempo a que los sectores interesados en manipular a la población desplegaran su propaganda…”.

La crisis ha provocado en México, Estados Unidos y España una aceleración del acostumbrado canibalismo en la esfera política

Kim Jong-un le pregunta a Alejandro Cao de Benós por la Comunidad Autónoma de Cataluña. “Desde que se abrió la Embajada en España me han pedido información sobre lo que está sucediendo. Entre otras cosas, porque Cataluña trataba de influir en nuestro embajador. De hecho, el consejero se presentaba como ministro y trataba de ganar su apoyo. Como si la independencia se hubiera consumado… Enviaron cartas para tratar de proyectarse como un país. La respuesta fue clara, y es que Corea respeta de forma absoluta los asuntos internos de España y jamás apoyará a un movimiento independentista. Si en España se cambiara la Constitución y si la mayoría de españoles votara a favor de la independencia de País Vasco o Galicia, Corea del Norte establecería relaciones diplomáticas con los nuevos Estados. Pero nunca se posicionará del lado de minorías como las catalanas que intentan imponer una independencia…”.

“El odio es inmune al Covid-19. La crisis ha provocado en México, Estados Unidos y España una aceleración del acostumbrado canibalismo en la esfera política y en las redes sociales…”, es objeto de debate del escritor mexicano Jorge Zepeda Patterson. “Se supone que ante un enemigo común los pueblos se galvanizan, ponen en pausa sus rencillas cotidianas y marchan juntos a la guerra. Sucedió con George Bush cuando la crisis por la destrucción de las torres de Nueva York llevó al techo los niveles de aprobación, que días antes estaban en el suelo. Incluso le funcionó, al menos momentáneamente, a la desprestigiada Junta Militar en Argentina al declarar la guerra al Reino Unido por las islas Malvinas. Pero eso no está sucediendo ahora en España, Inglaterra, Estados Unidos o México frente a la tragedia sanitaria y económica que ha desencadenado el Covid-19. Lejos de fortalecerse el liderazgo político de los mandatarios, la crisis ha provocado en estos países una aceleración del acostumbrado canibalismo en la esfera política y en las redes sociales. Cada nación tiene su propia explicación, desde luego. En el caso de México no hay que ir muy lejos para encontrarla. El ambiente previo al estallido de la pandemia ya era febril; ahora se ha hecho asfixiante, tóxico. Andrés Manuel López Obrador despierta sentimientos encontrados desde que tomó posesión, pero desde el coronavirus se ha desatado una atmósfera de linchamientos y provocaciones incendiarias. Unos y otros, presidente y seguidores, por un lado, y algunos sectores medios, prensa y élite, por el otro, se han enfrascado en un intercambio de insultos con el pretexto del virus, como dos adversarios dispuestos a seguir intercambiando golpes en medio de un naufragio…”.

La heterodoxa actitud del presidente Andrés Manuel López Obrador tampoco es que esté ayudando mucho a calmar los ánimos

Todo lo que hace o deje de hacer el Gobierno de la 4T muestra su impericia, su negligencia y su dañina ingenuidad, a los ojos de sus adversarios. Si no lo hace, porque se está tardando, y si lo hace porque lo hace mal. No hay explicación técnica que valga, así venga de un experto calificado como el Dr. Hugo López-Gatell, responsable de la campaña en contra de la propagación del virus. Para los anti lopezobradoristas la tragedia que se avecina ya tiene nombre y apellido tabasqueño, así esté sucediendo en el resto del planeta. En última instancia, para ellos, todo remite a la burbuja de negación en la que el presidente está perdido, una negación que llevará al país al abismo. Es tal la animosidad que en las reacciones que provoca cada mala noticia, sea el deterioro de la moneda o la escasez de un medicamento, se advierte el festín embozado de todos aquellos que celebran el cumplimiento, por fin, de la negra profecía que habían anticipado con respecto a AMLO.

La heterodoxa actitud del presidente tampoco es que esté ayudando mucho a calmar los ánimos. Frente a la crisis de la pandemia y lo que se viene con ella, él ha tratado de aferrarse a sus brújulas de toda la vida: la noción de que la prioridad son los pobres y la confianza ilimitada en las virtudes del pueblo mexicano. Brújulas que sin duda servirán para que las calamidades por venir no se ceben en los más desprotegidos, como siempre ha sido el caso. Pero a muchos les parece que es un horizonte de visibilidad que se queda corto frente al momento inédito que vive el planeta y los complejos efectos que la crisis provocará a lo largo y ancho de la sociedad y la economía del país. Por el contrario, otros podrían pensar que conviene tener un presidente que tome decisiones de acuerdo a convicciones profundas y bien intencionadas. En las deliberaciones de algunos mandatarios, muy claramente el caso de Donald Trump, parecería que pesó más el interés político inmediato y la presión de los grupos de interés con mayor poder, que el bienestar de la sociedad en su conjunto. En todo caso, es aún muy pronto para hacer una evaluación cabal de la estrategia de cada Gobierno frente a la crisis. Sobre todo en el caso mexicano, que hasta el próximo fin de semana anunciará el paquete de medidas económicas que habrá de tomarse para paliar la crisis que la emergencia ha desatado.

Por desgracia, el clima de confrontación es tal que podemos anticipar que, con independencia de lo que se anuncie, las propuestas solo servirán para atizar el fuego de las recriminaciones mutuas. Los adversarios las ridiculizarán inexorablemente y, por su parte, el Gobierno acusará a los críticos de ser moralmente impresentables. Lo curioso es que las dos partes se convocan mutuamente a una tregua sin darse tregua. Hace unos días Denise Dresser, una columnista emblemática, justamente tituló así su artículo en el diario Reforma: ‘La tregua’. Una larga descalificación del presidente y su Gobierno culminado por un párrafo conciliador. No muy distinto al espíritu de AMLO en las mañaneras, en la que tras dos frases destinadas a convocar a la cordura y la concordia, se desvía en una larga diatriba en contra de los conservadores que sabotean a su administración. Muchas cosas han cambiado en dos meses en todo el orbe, nada ha quedado inmune frente a la pandemia. Salvo el odio, quizá, que simplemente se ha recrudecido sin dejarse distraer por el Apocalipsis.

Son tiempos de recluirse en casa y soportar ‘amorosamente’ a tu pareja, a tus hijos, a tus nietos, a tus abuelos, a tus vecinos, a tus amigos

Luis Buñuel, el director de cine aragonés, español, y mexicano, el que nos legó el film ‘Los olvidados’, que le supuso casi la expulsión de nuestro país,  cerca ya de la muerte, manifestó que lo ideal sería poder levantarse de la tumba cada 10 años, comprar el periódico, ver un telediario, enterarse de los últimos chismes, tomarse un Martini y volver al cementerio. Buñuel murió en 1983, cuanto los socialistas acababan de llegar por primera vez al Gobierno de Madrid. Desde entonces en política no ha sucedido nada en este país ibérico que merezca el esfuerzo de salir de la tumba. En 1983 la derecha estaba soliviantada ante los rojos que iban a hundir la economía y a destruir España. Hoy el Buñuel resucitado no habría notado diferencia. El odio corrosivo de la derecha persistía. En algunos periódicos y telediarios se anunciaba de nuevo el apocalipsis, el golpe de Estado, la destrucción de la patria por parte de los socialistas. Puede que Buñuel, mientras se daba una vuelta por la ciudad, se hubiera llevado algunas sorpresas. Los urinarios públicos estaban limpios, en las panaderías te daban el pan con pinzas sin manosearlo, habían desaparecido los limpiabotas y en el bar ya nadie tiraba las cáscaras de mejillones al suelo. Pero nada sabía de los avances de la biología molecular ni de la inteligencia artificial. De hecho, si en el futuro el guardián de la eternidad le sigue concediendo a Buñuel un pase de pernocta cada 10 años fuera de la tumba, puede que un día se encuentre con que hasta los berberechos han tomado conciencia y exigen sus derechos. Y no será extraño que en otra salida le hagan saber que no tiene obligación de volver a la tumba porque la inmortalidad se vende en las farmacias. ¿Realmente merece la pena salir de la tumba?

Son tiempos de recluirse en casa y soportar ‘amorosamente’ a tu pareja, a tus hijos, a tus nietos, a tus abuelos, a tus vecinos, a tus amigos… Antes que tarde debemos vencer a la coronavirus y volver a los vitales abrazos y besos, sin distancias. Asimismo debemos con observar y fomentar esas imágenes de solidaridad que se han dado en millones de balcones donde la gente ha salido para vitorear a sus médicos, enfermeros, auxiliares de nuestros centros de salud, a esos trabajadores que están al pie de cañón manteniendo el suministro alimentario, farmacéutico, a esos 5,000 integrantes de nuestra Secretaría de Seguridad, a los militares, a los bomberos, a las políticos ye integrantes de las secretarías de la Gubernatura de Quintana Roo, con Carlos Joaquín al frente…, a la que cuida nuestras finanzas, la secretaria Yohanet Torres Muñoz, a nuestros garantes del Turismo del Caribe Mexicano, Marisol Vanegas y Darío Flota, y a todos los ciudadanos de Cancún, Playa del Carmen, Chetumal… y del resto de los municipios quintanarroenses. Está muy cerca el día que hagamos nuestro ‘Desfile de la Victoria’ en la primera referencia mundial del Turismo del Caribe, Cancún. Milicianos de batas blancas serán principales protagonistas. También los millones de mexicanos que han respetado ese ‘arresto domiciliario’ obligados por la solidaridad. Será todo un homenaje de los sobrevivientes a los que cayeron en combate. Estos nunca morirán, pues estará siempre muy presentes en nuestros corazones. Estamos ante un ‘Cisne Negro’ que vuela sobre nuestro México, Quintana Roo y Cancún. ¡Cuídate, Cuídales, Cuídense! El Covid-19 es inmune a los misiles de Kim Jong-un y Donald Trump pero sabe que perderá ante los guerreros de las batas blancas, impregnadas de solidaridad

Kim Jong-un sufre de alopecia irreversible, aplicándose ungüentos milagrosos, quiere reunirse con el pelón de Donald Trump, el traidor

Corea del Norte disparó la víspera del último 11-S dos proyectiles “no identificados”, de acuerdo con fuentes militares de Corea del Sur y Estados Unidos. El lanzamiento se produjo unas horas después de que el Gobierno del ‘Querido Líder’ emitiera un comunicado en el que aseguraba que estaba dispuesto a retomar las negociaciones con la Casa Blanca para renunciar a su programa nuclear. El comunicado decía que Pyongyang está dispuesta a “sentarse con su contraparte estadounidense para discutir de forma exhaustiva los temas que se han tratado hasta ahora a la hora y en el lugar que se acuerde…”, según la agencia estatal de noticias norcoreana, citada por la prensa oficialista estadounidense. En algunas medios online de ‘fake news’ (noticias falsas) se filtraba que Kim Jong-un se está quedando calvo, perdiendo más de un centenar de pelos al día y decidió retrasar en lo posible el reencuentro con el rubio zanahoria de la Casa Blanca… El presidente, Donald Trump, ha expresado que el mensaje de Corea del Norte “es algo bueno”. Es la primera señal de acercamiento entre ambos países desde que el mandatario se encontró con su homólogo norcoreano en la zona desmilitarizada de la península de Corea en junio del año pasado. Desde entonces, la Secretaría de Estado estadounidense no ha definido una fecha concreta para las negociaciones. Tras la aparición del ‘Covit-19’, una nueva ‘Cumbre’ es una misión imposible. Los misiles de Kim no interesan, ni quiera al amigo y hoy de nuevo enemigo Donald. Su silencio es traición.

Charles Pierre Baudelaire, en su vida bohemia y excesos de absenta y hachís, escribía ‘Paraísos artificiales’, con personajes como Donald y Kim

La verdad es que uno cuando escribe de Donald y Kim o de Kim y Donald la realidad y la ficción se unen lográndose unos momentos de delirio o de relajación, no muy diferentes a los que nos describía en sus ‘Paraísos artificiales’, el poeta maldito parisino Charles Pierre Baudelaire, cada vez que dejaba arrastrar por su vida bohemia y excesos de absenta y hachís… La mota de Fez, Marruecos, estaba muy presente y el francés nos describía sus experiencias personales. En sus ‘paraísos’ no había dos ‘artistas’ como Donald y Kim… “Primero se apodera de vosotros una cierta hilaridad absurda e irresistible. Las palabras más vulgares, las ideas más simples cobran una fisonomía extraña y nueva… A veces, ciertas personas totalmente ineptas para los juegos de palabras improvisan series interminables de tales juegos, de combinaciones de ideas absolutamente improbables, que desconcertarían a los maestros más duchos de este arte absurdo… La segunda fase se anuncia por una sensación de frescor en las extremidades y una gran debilidad… Los sentidos adquieren una finura y una agudeza extraordinarias. Los ojos descubren el infinito. El oído percibe los sonidos más tenues e medio de los más agudos ruidos. Comienzan las alucinaciones. Los objetos exteriores cobran apariencias monstruosas Se os revelan bajo formas desconocidas hasta entonces. Luego se deforman, se transforman y finalmente entran en vuestro ser o vosotros entráis en ellos. Se dan los equívocos más singulares, las transposiciones de ideas más inexplicables. Los sonidos tienen color, los colores tienen música. Las notas musicales son números y resolvéis con vertiginosa rapidez prodigiosos cálculos aritméticos a medida que la música se desarrolla en vuestro oído. Estáis sentados y fumáis; pero os creéis sentados en vuestra pipa y que es a vosotros a quien la pipa fuma; sois vosotros los que os exhaláis en forma de nubes azuladas… Las proporciones del tiempo y del ser se hallan descompuestas por la innumerable multitud y la intensidad de las sensaciones y de las ideas. En el espacio de una hora se viven varias vidas de hombre… De vez en cuando la personalidad desaparece. La objetividad… llega a ser tan fuerte que os confundís con los seres exteriores… La tercera fase… es algo indescriptible. Se trata de lo que los orientales llaman kief, la felicidad absoluta. Ya no es algo turbulento y tumultuoso. Es una beatitud tranquila e inmóvil. Todos los problemas filosóficos están resueltos. Todas las cuestiones arduas con las que luchan los teólogos y que desesperan a la humanidad razonante son ahora límpidas y claras. Toda contradicción se ha convertido en unidad. El hombre recibe un ascenso y se hace Dios…”.

Si decide darse una vuelta por Fez, el viaje de esta ciudad hasta Ketama en un autobús de línea, un viejo, destartalado y casi fundido “Mercedes”, le permite adentrarse en el Marruecos profundo y ver unos paisajes apasionantes: valles semidesérticos que se convierten, en cuestión de minutos de lenta marcha, en interminables bosques, con mil y un verdes, con árboles más propios de otros lares mucho más septentrionales, y donde los pájaros no paran de cantar. Hace más de treinta años eso me llamó la atención. Los trinos no pueden disimular cierta dosis de “kief”, la felicidad absoluta, a la que hacía referencia el maldito Baudelaire. En Ketama, hoy, también, los pájaros no paran de cantar, al igual que en el Fraccionamiento Bahía Azul de la ciudad de Cancún, donde tenemos nuestra redacción…

El ‘Querido Líder’ desarrolló un misil capaz de alcanzar el occidente de Estados Unidos y detonó una bomba de hidrógeno

El presidente de Corea del Norte ya no es un bebé. A su cumpleaños número 36 llega con una bomba de hidrógeno y un misil balístico que puede alcanzar territorio de Estados Unidos. Creció el “Querido Líder”. Kim Jong-un es el presidente del Partido de Trabajo que gobierna Corea del Norte y el heredero del poder de la dinastía Kim. Un bebé jugando con cohetes, así lo dibujó The New Yorker para su portada de enero de 2016, y con eso resumió la manera en la que Occidente ve al líder de Corea del Norte: en mameluco, como un infante que, cuando hace pataleta, amenaza con presionar botones y acabar el mundo. Pero en su territorio, Kim Jong-un, con sólo 28 años, no sólo reemplazó a su padre en el cargo de presidente. “Kim Jong-un es el papa, Cristiano Ronaldo, Dios y el Cid Campeador. Todo en una sola persona”, dice Álvaro Longoria, un periodista español que visitó el país. De Kim Jong-un se sabe tan poco como del resto del país. Longoria, uno de los pocos que han podido entrar, regresó del viaje con una sensación que dejó plasmada en su documental ‘The Propaganda Game: Corea del Norte’, incluso desde adentro, es un misterio. Las personas entrevistadas eran las escogidas por un guía que no se despegó de su lado en ningún momento del recorrido y las respuestas encontradas eran parcas, tímidas.

La prensa de este lado del globo, entonces, ha llenado sus carencias con toda clase de historias: que Kim Jong-un asesinó a su tío con una jauría de perros hambrientos que lo devoraron hasta que no quedó rastro. Que su verdadero año de nacimiento no es 1982, como ha indicado su gabinete, sino 1983, y que se lo inventaron así para hacerlo lucir menos joven e inexperto. En efecto, cuando se convirtió en el “querido líder” de los norcoreanos, sólo tenía 29 años. Su hermano mayor, Kim Jong-nam, era el designado a reemplazar a su padre, Kim Jong-il, tras su muerte, pero al ser descubierto intentando entrar a Japón con un pasaporte falso perdió todos los privilegios. Y la vida. En febrero de 2017, dos mujeres lo envenenaron y la leyenda cuenta que todo estuvo planeado por su propia familia, como una represalia por el pasado. Entonces Kim Jong-un asumió el cargo que sería para el mayor. El día del funeral de su hermano, la Asamblea Suprema del Pueblo lo confirmó como el gran líder del país. Sin embargo, los medios internacionales, dada la edad de presidente, aseguraron que el poder real no sería él, sino su tío Jang Song-thaek.

Pero el tío también salió del mapa. Argumentando el delito de traición, el bebé de aquella portada en The New Yorker dio la orden de ejecutarlo (ha desmentido en varias ocasiones la teoría de los perros hambrientos). “Afectado por una vida de estilo capitalista, Jang cometió irregularidades y actos de corrupción que lo llevaron a una vida depravada”, dijo el presidente. Si quedaba alguna duda remota del poder de Kim Jong-un, con la muerte de su tío, sólo dos años después de asumir el cargo, demostró que no confía en nadie y que no es condescendiente, ni siquiera con su familia. La ejecución de Jang fue una señal para Estados Unidos y para el mundo: aquí el que manda soy yo.

“Oh mi querido líder, oh mi amado líder, te veneramos”, dice la canción dedicada a él que se enseña en los colegios de Corea del Norte. La tradición es que el pueblo le dedique a su jefe de gobierno un cántico apasionado. No fue el primero; su bisabuelo, su abuelo y su papá participaron de la misma tradición. Un estadounidense ha sido el único que, hasta la fecha, ha entonado una canción para Kim Jong-un. Se trata de Dennis Rodman, la exestrella de la NBA. Le cantó el Happy birthday, dada su ignorancia del coreano, y el video fue compartido en las redes sociales como pan caliente. Gracias a Rodman, el mundo sabe que Kim Jong-un está casado con una mujer llamada Ri Sol-ju y que tienen una hija. La pasión que siente el líder coreano por el baloncesto es famosa gracias a Rodman. Ha hecho documentales sobre el deporte y le encanta crear torneos internos y asistir a los partidos. Por eso Rodman se sentó a su lado, conoce su familia e incluso le dijo: “En mí va a tener un amigo de por vida”.

El día que Kim Jong-un dio su primer discurso público como la cabeza de Corea del Norte, coincidió con el aniversario número 100 del nacimiento de Kim Il-sung, el fundador del país y el primero de la dinastía. Aprovechó para recordar que “la doctrina militar va primero” y que el momento en el que su nación era amenazada había “terminado para siempre”. “La superioridad en la tecnología militar ya no será monopolizada por el imperialismo”, agregó. Su gobierno, entonces, contrario a lo que imaginaron los analistas, no supuso un vacío de poder ni una exhibición de debilidad. De hecho, bajo su control, los ensayos balísticos de Corea del Norte han aumentado. Y no sólo han aumentado en calidad, también en su capacidad de generar terror. Kim Jong-un demostró que su ejército desarrolló un misil que es capaz de alcanzar el occidente de Estados Unidos. Y detonó exitosamente una bomba de hidrógeno, lo que se convirtió en el lanzamiento más potente hasta la fecha, pues se comprobó que este tipo de artefactos son, incluso, más severos y dañinos que las bombas nucleares. En su saludo de año nuevo, Kim celebró lo que para él es una hazaña que merece la felicidad y el regocijo de todos los norcoreanos: “Logramos la meta de completar nuestra fuerza nuclear”, dijo sin temores y como un recordatorio para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien incluso ha hablado de entrar al territorio por la fuerza. El mensaje fue emitido a través de la televisión local y reproducido por Yonahp, agencia de noticias surcoreana. Y para rematar salió con una frase que les dejó claro a sus adversarios dónde está su poder y por qué ya no es un bebé: “Siempre hay un botón para activar armas debajo de mi escritorio. Esto es una realidad, no una amenaza”.

Adela Muñoz Páez, catedrática de la Universidad de Sevilla, ha escrito el libro ‘Historia del veneno. De la cicuta al polonio’

El libro “Historia del veneno. De la cicuta al polonio” -me la recomendó mi sobrina Leyre, licenciada en Químicas, quien trabaja en un centro de investigación en San Sebastián, en el País Vasco, España- es pura inmersión venenosa. Adela Muñoz Páez, en su “Historia del veneno. De la cicuta al polonio” se hace un repaso desde los venenos de Estado para ejecutar a los condenados (como la cicuta empleada con Sócrates, el curare de los indios descrito por el conquistador Francisco de Orellana o el cloruro potásico del tiempo de los ayatolás en Irán) hasta el cianuro del que se sirvió, al parecer, el matemático Alan Turing para suicidarse; el talio en manos del asesino Graham Young en los años sesenta; o el polonio último de alta tecnología que mató a 2006 en Londres a Alexander V. Litvinenko, exagente del KGB. El ‘bardo’ de Vladimir Putin tuvo su dosis de protagonismo en esta historia para no dormir. Vean a Sócrates en el momento de ser ejecutado, contado por Platón: “Sócrates se palpó también y dijo: ‘Cuando el veneno llegue al corazón será el fin’. Pronto empezó a ponerse frío de las caderas, y descubriendo entonces la cabeza, que ya se había tapado, dijo: ‘Critón, ahora me acuerdo que debo un gallo a Esculapio’. ‘Se pagará, no lo dudes -díjole Critón- ¿Quieres algo más…?’. Pero Sócrates ya no respondió…”.

Y por medio, entre uno y otro tiempo, desfilan ensaladas de asesinatos a la carta durante el Imperio romano; la proliferación de venenos en la corte del Rey Sol durante el siglo XVII (tan usados eran por nobles y plebeyos, que se instauró un tribunal especial para investigar su uso con fines criminales); las mil fórmulas secretas de los alquimistas o las pócimas de cientos de hechiceras medievales, herederas de las curanderas de la antigüedad, que luego serían cazadas y/o quemadas. Pero también hay aquí anillos ‘último recurso’ atribuidos a los Borgia; mucho amor recurrente por el arsénico (el rey de los venenos), que además fue medicina contra la sífilis y aún lo es contra la enfermedad del sueño; el cianuro, que alcanzó su récord de empleo en las cámaras de gas durante la II Guerra Mundial exterminando a miles de personas en horas, o la estricnina, asequible, que usada con maña por amantes despechadas y criadas resentidas era herramienta fetén.

César Borgia, llamado duque Valentino por el vulgo, adquirió el poder con la fortuna de su padre, y con la de éste lo perdió, a pesar de haber empleado todos los medios imaginables y de haber hecho todo lo que un hombre prudente y hábil debe hacer para arraigar en un Estado que se ha obtenido con armas y apoyo ajenos. César Borgia (Roma, 13 de septiembre de 1475-Viana, 12 de marzo de 1507), de nombre original valenciano Cèsar Borja, en español César de Borja, italianizó su nombre a Cesare Borgia). Fue duque, príncipe, conde, condotiero, confaloniero, obispo de Pamplona, con dieciséis años, arzobispo de Valencia, con diecinueve años, capitán general del ejército del Vaticano y cardenal con casi veinte años de edad, durante el Renacimiento. Investido además como duque en Francia con unos veintitrés años de edad. Su divisa se hizo célebre: ‘O César o nada’. Defensor, junto a su padre Alejandro VI y sus hermanos Juan y Lucrecia, del poder supremo de la Iglesia, así como de la independencia política y territorial del Vaticano, además de un hábil negociador en cuestiones políticas y militares.

Su actividad de mecenazgo, en unión de sus familiares, fue muy importante y alcanzó a artistas tan famosos como Miguel Ángel, Pinturicchio, Bartolommeo Veneto, Tiziano o el Bosco, que fueron protegidos en algún momento de su vida artística por los Borgia. A esta protección debemos algunas de sus obras más conocidas. El mecenazgo más importante que realizó fue el del pintor, inventor y científico Leonardo da Vinci, el cual diseñó numerosas máquinas de guerra para el ejército papal.

En España se utilizó más la navaja o las trancas de Federico García Lorca, en sus ‘Bodas de Sangre’ o ‘Un poeta en Nueva York’

Nicolás Maquiavelo, en su obra ‘El Príncipe’ escribe…: “El príncipe nuevo que crea necesario defenderse de enemigos, conquistar amigos, vencer por la fuerza o por el fraude, hacerse amar o temer de los habitantes, respetar y obedecer por los soldados, matar a los que puedan perjudicarlo, reemplazar con nuevas las leyes antiguas, ser severo y amable, magnánimo y liberal, disolver las milicias infieles, crear nuevas, conservar la amistad de reyes y príncipes de modo que lo favorezcan de buen grado o lo ataquen con recelos; el que juzgue indispensable hacer todo esto, digo, no puede hallar ejemplos más recientes que los actos del duque. Sólo se lo puede criticar en lo que respecta a la elección del nuevo pontífice, porque, si bien no podía hacer nombrar a un papa adicto, podía impedir que lo fuese este o aquel de los cardenales, y nunca debió consentir en que fuera elevado al Pontificado alguno de los cardenales a quienes había ofendido o de aquellos que, una vez papas, tuviesen que temerle. Pues los hombres ofenden por miedo o por odio. Todos los demás, si llegados al solio, debían temerle, salvo el cardenal de Amboise dado su poder, que nacía del de Francia, y los españoles ligados a él por alianza y obligaciones recíprocas. Por consiguiente, el duque debía tratar ante todo de ungir papa a un español, y, a no serle posible, aceptar al cardenal de Amboise antes que el de San Pedro Advíncula. Pues se engaña quien cree que entre personas eminentes los beneficios nuevos hacen olvidar las ofensas antiguas. Se equivocó el duque en esta elección, causa última de su definitiva ruina…”.

Mandrágora, acónito, belladona, beleño, estramonio, opio, morfina… plantas, sustancias químicas y farmacológicas, pruebas, experimentos, nombres de grandes y pequeños investigadores encerrados en sus cocinas o laboratorios, escenas del crimen, situaciones descritas todas con fruición… Un festín. Y con parada en un siglo XX brutal de manos de la ciencia unida a distintos ismos: “Veinte siglos después de la muerte de Cleopatra, al final de otra guerra, el veneno puso fin a la vida de los vencidos, aunque de una forma mucho menos poética que la elegida por la reina egipcia”. Muchos nazis se suicidaron con ayuda. También aparece en la obra de la andaluza la España más arcaica: “No abunda la literatura sobre envenenamientos y quizá eso tenga dos causas: que aquí se haya empleado más la navaja en la liga o la tranca en la esquina, que las inmortalizó el granadino Federico García Lorca, en sus ‘Bodas de Sangre’, ‘Yerma’, ‘La casa de Bernarda Alba’, ‘Romancero gitano’ o ‘Un poeta en Nueva York’. Y no está tan arraigada la afición a la literatura recopilatoria de estos sucesos… aunque entre finales del XIX y primeros del XX aparecieron en ‘El Caso’ -un periódico ‘romántico’ no distante a ‘De peso’ de Quintana Roo- asesinatos por envenenamiento que muestran un panorama de la España de la época bastante sórdido, con sirvientas resentidas, amantes despechadas, mujeres maltratadas…”.

“A quien habla mal de la química le pido que imagine un dolor de muelas en el XIX sin más calmante que los opiáceos”

Dice Adela Muñoz, la autora, que ha dejado fuera los gases de guerra: cloro (I Guerra Mundial), gas mostaza (Rif), sarín (Irak), napalm y agente naranja (Vietnam), y los envenenamientos accidentales. “No solo los del Primer Mundo, como el de Seveso, con dioxina, en la Italia de los setenta, que dio lugar a una legislación más restrictiva en la construcción de fábricas; o en Minamata por mercurio, en la bahía japonesa homónima, en los cincuenta, que originó la prohibición de su uso, sino, sobre todo, los del Tercer Mundo, terribles y desatendidos, como el de Bhopal, en India, por isocianato de metilo, con casi 6,000 víctimas mortales. O los pozos envenenados por arsénico en Bangladesh, Chile, USA o China”. Preguntada por otro tipo de tóxicos que no incluye, los químicos que han invadido nuestra alimentación, y de los que se ocupa otro libro reciente “Nuestro veneno cotidiano” de la francesa Marie-Monique Robin, dice: “Me preocupan no solo los venenos cotidianos, sino la información alarmista sobre ellos. Soy ardiente defensora del papel que la química juega en nuestras vidas, pero es evidente, es arma de doble filo. Somos los químicos y ciudadanos los que tenemos la responsabilidad de controlar sus efectos adversos”, asegura. Señala un dato incuestionable: la esperanza de vida se ha multiplicado por casi tres debido a los fármacos con los que contamos.

Además, la vida es más dulce. “A quien habla mal de la química le pido que imagine un dolor de muelas en el XIX sin más calmante que los opiáceos o una fractura abierta sin más anestésicos que el cianuro. Sin contar con que la mayor causa de muerte sigue siendo la transmisión de enfermedades por agua no potable: un poco de cloro bien usado cambiaría drásticamente la esperanza de vida en África y muchos países asiáticos”, indica. “Yo creo que un hombre debe morir en paz”, dijo Sócrates minutos antes de hacerlo contra su voluntad. Y de esta, de la voluntad, se ocupa el capítulo final, de la “buena muerte” y la eutanasia activa, a través de casos como el del Ramón Sampedro, gallego, inválido durante decenas de años, que pidió ser ‘envenenado’. Su caso fue llevado a la pantalla por el director vasco Alejandro Amenábar. El film, “Mar Adentro”, recibió un Oscar. Ramón fue interpretado por el actor español Javier Bardem, esposo de Penélope Cruz. Ahí la química también cuenta… En estos tiempos de retrovirus se impone un ‘remake’ de la obra de Adela Muñoz. ‘Historia del veneno. De la cicuta al polonio’, primera parte. ‘Historia del coronavirus. Los ridículos misiles nucleares intercontinentales de Kim y Donald’.

Todos lo habríamos hecho mucho mejor que el Gobierno, puesto que todos somos expertos en epidemiología y en gestión de crisis

Lo que uno no se explica es que, viviendo en España con 46 millones o en México con más 100 millones de expertos en pandemias, hayamos llegado a esta situación de alertas virales y ‘arrestos domiciliarios’ solidarios. En un pueblo como es el español, en el que todo el mundo sabía lo que se nos avecinaba con días y hasta semanas de antelación, no se comprende que nadie advirtiera a las autoridades sanitarias para que tomaran las medidas oportunas para protegernos. Que las autoridades sanitarias no tengan ni idea de virus no nos justifica al resto (carpinteros, fontaneros, escritores, periodistas, abogados, ingenieros de caminos…) no haberlas tomado por nuestra cuenta. Tampoco se comprende bien que, sabiendo como sabemos todos lo que hay que hacer a cada momento, no solo ante una pandemia, sino ante cualquier problema, elijamos siempre para que lo hagan por nosotros a los más ineptos. Da igual cuál sea el Gobierno; siempre es el más incapaz, el más impresentable y el más torpe. La oposición, en cambio, siempre está más preparada; lo que no se comprende bien es por qué no la elegimos para gobernar. Debe de ser que la población vota siempre lo contrario de lo que querría. Desde hace tres semanas, España entera se ha convertido en un hospital, pero no tanto por la saturación de enfermos en ellos, sino por la de los medios de información y las redes sociales de opiniones y consejos sobre el coronavirus. Quien más, quien menos, todos tenemos una opinión autorizada sobre la enfermedad, lo que significa que hay tantas opiniones como personas. Y lo mismo sucede con la estrategia seguida por el Gobierno para combatirla. Todos lo habríamos hecho mucho mejor que él, puesto que todos somos expertos en epidemiología y en gestión de crisis.

Llegados a este punto, lo que deberíamos es plantearnos mudarnos a otro país donde el Gobierno actúe como debe ser. A Italia no, porque el suyo lo ha hecho aún peor que el de España  (hay más muertos, por lo menos). A otros países europeos tampoco, puesto que todos hacen lo mismo que el italiano y el español con mínimas diferencias. Al Reino Unido ni se nos ocurra; no nos quieren como vecinos y menos ahora. A Estados Unidos nadie lo aconseja ya (es el país con más contagios del mundo), y a Sudamérica, África, Asia y Oceanía, igual. ¿Qué nos queda? Pues, salvo Corea del Norte, de la que no se tienen noticias, nada. Pero tampoco aconseja uno ir a vivir allí a menos que se esté muy desesperado. Antes viajar a la Luna o a Marte, aunque solo sea con la imaginación. El Gobierno español ha hecho muchas cosas mal, seguro, pero dudo de que otro las hubiera hecho mejor, pese a lo que la oposición diga ahora desde la barrera. La excepcionalidad y la virulencia de la pandemia del coronavirus hubieran cogido por sorpresa a cualquier Gobierno, fuera el que fuera, como les ha cogido a otros de todo el planeta. Por supuesto que la oposición está para controlar la acción del Gobierno y que todos podemos opinar también sobre ella, faltaría más, pero de ahí a creernos especialistas en materias tan complejas como la epidemiología, la economía o la gestión de un Estado en tiempos de crisis hay una gran distancia. La que va de la opinión al cuñadismo, esa enfermedad social que amenaza con ser tan dañina como la del coronavirus, pues la única medicina que la combate, que es la prudencia, escasea tanto o más que los respiradores en los hospitales.

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