Signos
Por Salvador Montenegro
¿Alguna historia diferente desde que la entidad y los Municipios turísticos más rentables del país se ahogan en los lodos de su corrupción gobernante, su incompetencia administrativa y su insolvencia fiscal; que derivan en los pantanos de una deuda pública sólo atribuible a eso, y cuyos pasivos sólo se reestructuran, se suman y se incrementan con otros nuevos, y se legan descaradamente sin que quienes los reciben los denuncien desde que se conocen -y que puede conocer cualquiera que quiera conocerlos, puesto que los estados financieros son tan públicos como la deuda que se incluye en ellos-, porque tampoco tienen escrúpulos, son igualmente rapaces, y defenderán, como sus anteriores y desde el principio mismo de su gestión, un mandato popular del cambio, de la transformación, y de la honestidad y del compromiso con la transparencia, la democracia y la defensa de los intereses de todos, con la complacencia y la complicidad de legisladores y decisivos sectores políticos y de opinión pública, y con el aval de todas las instituciones, orgánicas y autónomas, masivas y onerosas, dedicadas -formal y constitucionalmente- a impedir ese desfonde presupuestario en que no queda más que para el lucro privado y el gasto corriente, como son todas las burocráticas contralorías, los órganos de transparencia, los sistemas anticorrupción, y los medios fiscalizadores que sólo sirven, justamente, para incrementar la deuda pública y el gasto corriente, y cuya existencia nociva impide el ejercicio de inversiones necesarias de obra y de gasto social, de seguridad y combate a la violencia, y de contención del deterioro urbano, biótico y ambiental? ¿Alguna novedad desde los tiempos inaugurales de la democracia y la rendición de cuentas?
SM