La última palabra
Jorge A. Martínez Lugo
Ya se había tardado el presidente López Obrador en incluir el tema de la deuda externa en su discurso de la cuarta transformación.
Al mencionar al neoliberalismo en su discurso de toma de posesión, ante jefes de Estado presentes y otros que lo seguían desde sus países, fue el primer mandatario que puso los puntos sobre las íes.
De manera clara se atrevió a expresar lo que muchos mandatarios prefieren manejar con excesiva diplomacia, al decir con todas sus letras que el origen de la crisis histórica que sufre el mundo es el desgaste del modelo “neoliberal” impuesto después de la segunda guerra mundial.
ELIMINAR PAGOS E INTERESES
Este fin de semana, en su segunda intervención en la reunión del G20, el presidente mexicano propuso, por primera vez, eliminar el pago de la deuda, sus intereses y servicios.
Lo hizo de forma tersa, fiel a su estilo de aquel priismo de la guerra fría, al decir que estas quitas de deuda es la única forma de hacer frente a la amenaza sanitaria y la grave crisis económica, mediante la aplicación del “principio de fraternidad universal”.
Estas quitas de deuda las propuso para los países más pobres y en el caso de los países de ingresos medios, para que puedan tener acceso a créditos “con tasas de interés equivalentes a las de países desarrollados”.
Queda en evidencia que las potencias del mundo pagan intereses más bajos que los países pobres y de ingresos medios. Otra prueba de que el sistema financiero mundial es el mismo usurero del inicio de las primeras independencias nacionales a principios del siglo XIX, como ya lo hemos documentado en la entrega anterior.
LA DEUDA CRECE POR INERCIA
El presidente AMLO aportó otro dato: La pérdida de riqueza mundial ocasionada por la pandemia, elevó la deuda externa de todos los países, con excepción de los desarrollados, en un promedio del 20 por ciento.
Con esta cláusula del sistema financiero mundial, México incrementó su deuda de manera “inercial”, es decir, sin haber contratado más préstamos, de 44.8 por ciento al 51.1 por ciento del PIB. De 11 billones a 13 billones de pesos. Dos billones, sólo por una cláusula de los bancos.
Si México hubiera contratado deuda durante la pandemia, el efecto sería mucho más nocivo, ya que los intereses y el costo del dinero es más elevado en tiempos de crisis.
Esto refuerza la tesis que planteamos en la entrega anterior, de que la suspensión del pago de la deuda es técnicamente viable e históricamente necesaria.
Será parte de los nuevos arreglos financieros para dejar atrás la época neoliberal y construir estados más sociales y menos empresariales, para poder cambiar la vida de la gente en todos los países.
Para superar la época neoliberal e implantar un nuevo sistema financiero internacional del siglo XXI, es necesario transformar el modelo económico de la posguerra, de manera integral y transversal, acompañado de reformas fiscales integrales.
En esta tarea, México es visto como un líder natural, pero faltan gobiernos, se necesitan líderes, que tengan visión de Estado, pasión social y patriotismo histórico, para asumir un liderazgo internacional, porque es el único camino hacia la verdadera cuarta transformación, no sólo en México, sino necesariamente en el mundo que nos rodea. Sin embargo, el lector tiene la última palabra.
23 noviembre 2020.