La eterna lucha por el Área Natural Protegida de Xcacel-Xcacelito, en Tulum, a costa de la depredación de la riqueza natural del Estado

Hace poco más de 20 años, el entonces gobernador Mario Villanueva Madrid dividió y vendió en cinco lotes el área de Xcacel-Xcacelito, una de las playas más hermosas de Tulum, que en 1998 fue decretado como Área Natural Protegida y lugar de anidación de las tortugas marinas. Desde entonces grupos ambientalistas han peleado por evitar que se construya un complejo hotelero en la zona, y hasta ahora han tenido éxito. Pero cada cierto tiempo aparece un nuevo proyecto que podría ponerle fin a su racha de victorias.  

Armando Galera

El proyecto “La Calma Eco Resort Luxury”, lanzado en 2018, fue el cuarto intento en casi 20 años por construir un complejo hotelero en las cercanías de la zona de Xcacel-Xcacelito, declarada en 1998 como Área Natural Protegida, con la categoría de Santuario de la Tortuga Marina.

En esa ocasión, grupos de ambientalistas expresaron su temor de que esta vez sí se concretara el ecocidio del lugar, puesto que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) incluso había cerrado el acceso público a la playa, lo que imposibilitaba que se audite la construcción.

La entoces secretaria de Turismo en Quintana Roo, Marisol Vanegas, pidió calma a los ecologistas, argumentando que dicho hotel se construiría en “el terreno de al lado”, y que no afectaría a la zona de anidación de las tortugas marinas, pero los ambientalistas denunciaron que la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) de “La Calma” presentaba tantas imprecisiones e irregularidades que hacían dudar de la misma, como el hecho de que en el papel señalaran que no tendría acceso a la playa, pero en los planos del complejo se revelaba que incluso se “apropiaba” de la mitad de la “Bahía Ensenada Xcacel”.

El tema fue utilizado incluso como bandera política en pleno proceso electoral en ese año, pero finalmente la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) negó la autorización al proyecto. No obstante, en cualquier momento otro grupo empresarial podría presentar otro plan para tratar de enriquecerse a costa de la naturaleza de Quintana Roo.

Un proyecto frustrado

Los intentos por construir un complejo turístico en la zona de Xcacel-Xcacelito se remontan a hace 21 años, cuando el entonces gobernador Mario Villanueva Madrid dividió 164 hectáreas (que van del límite de Xel-Ha al sur, hasta Chemuyil al norte, incluyendo seis kilómetros de playas vírgenes) en cinco lotes, vendiéndolos al ridículo precio de cinco dólares el metro cuadrado (casi 9 millones de dólares).

No tardó en revelarse que los cinco beneficiarios de esta “ganga” fueron las empresas Galapazul, Morgan Promociones, Corporación Hotelera Hispano Mexicana, Grupos G.A. Sol y Aldeas de Costa Maya, y que su intención era levantar un desarrollo turístico que implicaría la construcción de cinco hoteles con un total de mil 440 habitaciones.

A partir de ese momento grupos ecologistas como Greenpeace, Moce Yax Cuxtal y Grupo Ecológico del Mayab (Gema) emprendieron una campaña incluso internacional para impedir que se concretara el complejo, pues se planeaba ubicarla a escasos metros de un área de anidación para las tortugas marinas.

Un año después, en 1998, el Gobierno de Quintana Roo decretó las playas de Xcacel-Xcacelito como área protegida para las tortugas; pero en el 2000 la Semarnat autorizó los permisos ambientales para desarrollar el complejo hotelero. Aunque una nueva batalla legal emprendida por los ambientalistas permitió que en el 2002 la dependencia federal revocara las autorizaciones que había entregado dos años atrás, y se declarara toda el área que anteriormente había vendido el exgobernador Mario Villanueva como área destinada a la conservación.

En tanto, el Gobierno del Estado se vio obligado a ofrecer a los empresarios que habían comprado los lotes una permuta de terrenos para que pudieran desarrollar sus proyectos hoteleros en otra parte.

Cuatro de las empresas aceptaron la oferta: Galapazul, Morgan Promociones, Corporación Hotelera Hispano Mexicana y Grupos G.A. Sol. Los dos lotes “centrales” pasaron a formar parte del patrimonio de  la Universidad de Quintana Roo, y una franja de escasos 100 metros de ancho de playa quedó bajo el esquema de Santuario de la Tortuga Marina.

La única que no aceptó y que conservó su predio fue Aldeas de la Costa Maya, cuyo principal accionista es Carlos Constandse Madrazo, primo del exgobernador de Tabasco y excandidato presidencial priísta, Roberto Madrazo Pintado, así como socio de Miguel Quintana Pali en el parque Xcaret.

Fue así como en el 2006 Aldeas de la Costa Maya regresó para presentar de manera individual ante la Semarnat una nueva Manifestación de Impacto Ambiental para construir con el nombre de “Bahía Secreta” 28 lotes para villas turísticas, dos lotes comerciales, un club de playa, un área de mantenimiento y servicios (todo equivalente a casi 800 cuartos hoteleros) en el predio que estaba dentro del polígono de protección de Xcacel-Xcacelito, hecho que habían omitido en la MIA pero que fue ventilado por el Movimiento Ciudadano y Ecologista Yax Cuxtal.

A raíz de lo anterior, en octubre de ese año la Semarnat se apresuró a emitir un resolutivo donde negaba los permisos a este proyecto.

En el 2008 Aldeas de la Costa Maya volvió a presentar sus intenciones de construir el mismo complejo, pero con otro nombre: “Hotel Proyecto Carey”, pero de nueva cuenta le sería negada la autorización.

Otro intento

A principios de 2018 se dio a conocer que la empresa Palmares del Country, S.A. de C.V., de Guadalajara, presentó una MIA en la que se planteaba la construcción de un centro de hospedaje ubicado en el corredor natural de Xcacel-Xcacelito.

El proyecto, que llevaba por nombre “La Calma Eco Resort Luxury”, planteaba cuatro bloques de hospedaje para 540 habitaciones, un lobby, spa, restaurante, edificio administrativo, dos albercas, estacionamiento, acceso, andadores y dos lagunas artificiales, en un predio entre los kilómetros 247 y 248 de la carretera federal 307, con una inversión de más de 21 millones de dólares (397 millones de pesos) y un plazo de construcción de ocho años.

De acuerdo con la MIA, con clave 23QR2018T0010 en la liga www. semarnat.gob.mx/impacto-ambiental/consultas-publicas/consultas-vigentes, contaba con la autorización para construir hasta 30 cuartos por hectárea y un despalme de 15 por ciento del predio; así como el corte de 200 metros cuadrados de manglar para la zona que sería inundada para dar lugar a las dos lagunas artificiales.

Esa vez, la única funcionaria que emitió una declaración oficial al respecto fue la entonces secretaria de Turismo en Quintana Roo, Marisol Vanegas, quien afirmó que el proyecto no estaba en la zona protegida sino en el lado norte del mismo.

“El proyecto está bien hecho. Ingresaron su Manifestación de Impacto Ambiental y tienen todos los papeles en regla. Entendemos que existe mucho ánimo de los grupos ambientalistas por proteger la zona de Xcacel-Xcacelito, pero tienen que entender que les dieron información errada, pues el predio donde se va a construir La Calma no toca ninguna parte del área de protección de la tortuga”, aseguró.

La complicidad de la Semarnat

Sin embargo, varios grupos ambientalistas detectaron irregularidades dentro del proyecto “La Calma Ecoresort”. Aracely Domínguez, ambientalista y presidenta del Grupo Ecologista del Mayab (Gema), explicó que la MIA contenía imprecisiones que podían llegar a vulnerar el Santuario de la Tortuga Marina.

“Por ejemplo: el proyecto afirma en su MIA que no tiene playa, sino zonas rocosas, y eso es completamente falso. Porque en el documento señalan que el terreno abarca desde Punta Calentura hasta 70 metros hacia el norte, un área que en efecto carece de playa. Pero en el mapa del proyecto se puede observar que toman casi 50 metros de la bahía de Ensenada Xcacel, la cual sí posee playa y está a escasos 15 metros del Santuario de la Tortuga Marina”.

“También señala que sólo van a desmontar 200 metros cuadrados de manglar para construir sus lagunas artificiales, pero los hábitats con alojamiento, con estancia y las áreas recreativas ocupan casi mil 500 metros cuadrados de manglar, lo cual tampoco especificaron en la MIA”, puntualizó la ambientalista.

“Por si fuera poco, el pasado 2 de junio la Semarnat cerró por primera vez el acceso público a la playa de Xcacel-Xcacelito, argumentando que se trata de una medida para proteger a las tortugas marinas que acuden a anidar. No está por demás señalar que resulta irónico el hecho de que cierren el acceso público a la playa, pero al mismo tiempo permitan que se construya un hotel justo en la zona”.

De acuerdo con Aracely Domínguez, el cierre del acceso público a la playa se interpretaba como una medida de complicidad entre la empresa hotelera y la Semarnat para evitar que los grupos ambientalistas verificaran los trabajos de construcción de “La Calma”, además de que podía ser utilizado como pretexto para “privatizar” la playa a favor del complejo hotelero, quien se convertiría en el único con acceso a la zona de Xcacel-Xcacelito.

Poco después, en septiembre de ese año, la Semarnat negó finalmente la autorización para el proyecto, ya que, determinó, ponía en riesgo la continuidad ecológica de los ecosistemas terrestres y marinos, además de la alimentación, reproducción y anidación de tres especies de tortuga marina en la emblemática bahía de Xcacel-Xcacelito.

Dicha resolución fue firmada el 31 de agosto y notificada unos días después, el 11 de septiembre, al promovente, la empresa “Palmares del Country S.A. de C.V.”.

Pero, al igual que muchos otros grupos antes que éste, es solo cuestión de tiempo para que otro haga su aparición y presente su intención de convertir el paraíso de Xcacel-Xcacelito en un desarrollo turístico. Y de nuevo cuenta comenzará otra lucha por hacer todo lo posible para que las autoridades no permitan que eso suceda.

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