El minotauro
Por Nicolás Durán de la Sierra
Si bien aún faltan formalidades, la próxima legislatura federal, con mayoría calificada de Morena y aliados en ambas cámaras, tendrá entre sus primeras labores dar paso a la aplazada reforma del Poder Judicial, una tarea necesaria para el bienestar del país; los votos logrados por la fórmula guinda en las pasadas elecciones le dan el respaldo nacional para cumplir el compromiso.
Será en septiembre, pues, con la nueva LXVI legislatura, cuando se dé paso a esta reforma, al igual que a la de Seguridad que incluye el mando militar en la Guardia Nacional. Con el reordenamiento del Poder Judicial, de gran trascendencia, se habrá renovado casi el 70 por ciento de la constitución nacional o dicho de otro modo, podríamos hablar de una nueva República.
Aunque amplia, esta reforma al Poder judicial Prevé la reducción de 11 a 9 magistrados del tribunal superior, su elección por la vía de diez candidatos por cada uno de los poderes –es falso que se busque el voto popular-, y un aparato similar para elegir al resto de jueces y magistrados de la judicatura, además de que todas las sesiones del tribunal sean abiertas.
Se encuentra también la iniciativa de crear el Tribunal de Disciplina Judicial, el que recibiría quejas en contra jueces y magistrados por posibles actos de corrupción, así como terminar con las pensiones de por vida de los miembros de la Suprema Corte y la cancelación de los costosos fideicomisos creados por los propios tribunales a lo largo de los años, en mella del patrimonio nacional.
Desde luego, esto desagrada al Poder Judicial, el que al día siguiente de la justa electoral, por medio de una carta encabezada por la magistrada Norma Piña, ofreció a la virtual presidente Claudia Sheinbaum “un diálogo abierto y honesto” entre los poderes Judicial y Ejecutivo para dar respuesta “en conjunto a las demandas de justicia de los ciudadanos”.
Con todo y estas invitaciones al diálogo, es probable que para el próximo 1 de octubre, cuando sea declarada presidenta Claudia Sheinbaum, la reforma judicial ya haya sido aprobada por las cámaras, y las relaciones entre los poderes tengan un sesgo distinto. No sobra decir que, en otros países, lo que contempla la reforma en puerta ya se aplica desde hace años.