Signos
¿Qué necesita López Obrador del PRI y de sus aliados opositores?
Algo es.
Por supuesto que fue democrática la toma de la Cámara de Diputados por el tricolor, en términos legales.
Pero en términos reales, la democracia representativa de valor no se hace comprando mercenarios para hacer mayorías. Y si Jesús Pool Moo y los otros tres perredistas no se vendieron, junto con su partido -amoldado para ayudar a quien sea ganando lo que caiga-, para hacer ganar al PRI, entonces Dulce María Sauri, la nueva presidenta de los diputados federales, es la Virgen de la Caridad.
El panorama económico del 2021 ha sido descrito por el secretario de Hacienda como aterrador.
¿Irán por ahí los tiros?
¿Advierten esas debilidades presidenciales, también (el reconocimiento de los acuerdos políticos puede no ser censurable, pero la aceptación de mayoriteos convenencieros y tramposos, a la vieja usanza, supone acuerdos sucios nada respetables), que los escándalos judiciales contra criminales priistas y panistas no llegarán a ser justicia y en escándalos se quedarán?, ¿o que hay otros compromisos indecibles y desconocidos, como que los priistas traicionen a sus antiguos patriarcas y ayuden a su completa defenestración?
Podría quizá encontrarse alguna lógica. Pero ninguna que advierta alguna ganancia presidencial cierta. Porque algo es evidente: sus partidarios se dividen. Y lo que más parece, es que López Obrador ha cometido un traspiés o una abdicación.
¿Es hora de romper con el contingente radical?
Empieza a oler como cuando el ala izquierda del PRI, en los ochenta, fue cercenada por el otro bando.
SM